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El Liberal

ERC exige el tercer grado para Junqueras para facilitar la investidura

El coordinador nacional de ERC y vicepresidente del Govern, Pere Aragonés y el portavoz de Esquerra Republicana Per Catalunya en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián

Oriol Junqueras, como Oriol Pujol. La cúpula de ERC tiene como una de sus máximas prioridades que los políticos condenados por su implicación en el procés salgan cuanto antes de la cárcel, mediante el régimen de semilibertad que otorga el tercer grado penitenciario. El presidente de ERC ha sido condenado a 13 años por sedición y, a diferencia de los activistas Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, condenados a 9 años y con más de dos cumplidos en prisión, lo tendría más difícil para acceder a esta condición por su elevada pena.

La cúpula de ERC tiene en mente el caso del hijo de Jordi Pujol, al que se le confirió el tercer grado después de su condena por el caso de las ITV, y quiere aprender de la lección. Tras el revuelo que generó su salida diaria de la cárcel, la decisión fue recurrida por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria. Los interlocutores independentistas con Moncloa no quieren que se repita una situación similar y piden al Gobierno que intente que Fiscalía no se oponga al régimen abierto de su líder máximo. Además de Junqueras, esta medida también podría beneficiar al exconseller de Exteriores Raúl Romeva, Jordi Turull (condenados cada uno a 12 años de cárcel) o Josep Rull (condenado a 10 años de privación de libertad).

La libertad de los presos no es el único objetivo de ERC pero sí uno de los prioritarios e irrenunciables. 

Una decisión de la Junta penitenciaria 

La decisión de otorgar el tercer grado depende de la Junta penitenciaria, aunque tanto el juez como Fiscalía se pueden oponer a que un interno acceda a ello. El hecho de que la competencia en materia de prisiones esté transferida a las comunidades autónomas puede favorecer que los presos del procés logren la semilibertad. Se trata de lograr una corriente de opinión -no solo en la región- favorable a su salida y, como contrapartida, olvidar en el corto plazo la cuestión de la autodeterminación. 

La ventaja con la que juega ERC es que puede ser la formación que logre que los líderes encarcelados pisen la calle y va cuajando la idea de que su salida pueda rebajar las tensiones en Cataluña. Por contra, no obstante, están los que consideran que el tema de los presos es una suerte de chantaje emocional para abandonar el objetivo de la independencia.

Entre la retórica y el pragmatismo

Pero ERC no lo tendrá fácil. Ni el PSOE puede garantizar con absoluta seguridad de que el ministerio público actúe si así lo considera oportuno, ni el independentismo más radical -también presente en el partido de Junqueras- está dispuesto a alcanzar pactos con el Gobierno.  

Desde Pere Aragonés a Gabriel Rufián mantienen la retórica independentista, aunque varias fuentes de ERC aseguran que los encuentros con los socialistas prosperan. Fuentes del partido catalán también señalan que en el Parlament también va tomando fuerza la idea de permitir al Gobierno Sánchez-Iglesias que empiece a rodar. Eso sí, todos confirman, como adelantó Vozpópuli, que el verdadero problema son las bases. Las mismas bases que durante años fueron adiestradas al desprecio del PSOE por ser “el partido del 155”.

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