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El Liberal

Semejanzas y diferencias entre los acontecimientos de Cataluña y la crisis de los 'chalecos amarillos'

Pedro Sánchez y Emmanuel Macron.

Estos días desde el Gobierno español y númerosos periodistas y tertulianos se ha venido repitiendo, para justificar no adoptar medidas excepcionales en Cataluña que, en Francia, Macron no lo hizo en la crisis de los  'chalecos amarillos'. La valoración de si la decisión del Gobierno es o no acertada es subjetiva y no es el motivo de esta información. Lo que es un hecho es que los incidentes en Francia fueron más violentos, se desplegó el ejercito y la revuelta partió de los sectores afectados, con reivindicaciones socio-económicas y no contó con, al menos, la comprensión de un gobierno que dispone de una amplia autonomía y que reivindica la independencia , como sí ha ocurrido en Cataluña.

Recordemos los hechos acaecidos en Francia

El presidente francés, Emmanuel Macron, frenó con el Ejército el empuje de los chalecos amarillos en el decimonoveno día de movilizaciones. Era el pasado 23 de marzo. Las semanas previas, las escenas de caos y violencia –sobre todo en París- habían dado la vuelta al mundo, que miraba con asombro hacia Francia, incrédulo ante los graves disturbios en espacios tan icónicos como los Campos Elíseos.

Criticado por el uso de pelotas de goma por parte de agentes policiales acusados de abusar de la fuerza en sus refriegas con los manifestantes en las 18 manifestaciones anteriores, el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, decidió dar un paso adelante y recurrió al Ejército. Los militares se desplegaron por París, Toulouse, Marsella y Niza.

Tras más de 8.000 controles preventivos, 83 detenciones 11 muertos, y 4000 heridos entre agentes del orden y manifestantes desde primera hora en la capital, “el orden republicano fue respetado” el pasado 23 de marzo, según explicó el Ejecutivo tras movilizar el dispositivo Sentinelle, de carácter militar, utilizado en la lucha antiterrorista y lanzado después de los atentados en la revista satírica ‘Charlie Hebdo’ en enero de 2015.

Por primera vez, militares franceses se habían desplegado para proteger los edificios oficiales y los puntos sensibles durante la decimonovena protesta de los 'chalecos amarillos'. El dispositivo Sentinelle consiste en el uso de militares para vigilar iglesias y lugares de culto, lugares especialmente expuestos al riesgo terrorista -un aeropuerto, una comisaría, una delegación gubernamental- o muy frecuentados, como un estadio de futbol, un museo o un monumento turístico global.

Aquel sábado inaugural de la primavera de los ‘gilets jaunes’, salió a las calles parisinas un número de manifestantes superior a cualquiera de las 18 convocatorias precedentes: 41.000 personas, casi 10.000 más que la semana anterior. Se ausentaron los miembros de los ‘black blocs’: ropa negra, rostro embozado, capucha, desprecio por las movilizaciones pacíficas, rabia e indomable agresividad contra el sistema. Y Macron celebró haber contenido a los manifestantes.

Los militares se ocuparon aquel sábado de proteger edificios del vandalismo. De esta manera, los policías franceses pudieron centrarse en las manifestaciones y en el restablecimiento del orden público.

El dispositivo Sentinelle, consecuencia de los duros disturbios provocados por los ‘chalecos amarillos’, supuso una movilización del Ejército francés en suelo francés como la que no se veía desde la guerra de Argelia (1954-1962).

Los reproches a Macron protagonizaron reacción de parte de la oposición. Desde la extrema izquierda, Jean-Luc Mélenchon recriminó al Ejecutivo “subir la temperatura” por haber sacado el Ejército a la calle. 

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