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El Liberal - Economía

Esteve Almirall, director del Center of Innovation for Cities: “O solucionamos la desigualdad o será el fin del capitalismo”

Esteve Almirall, director del Center of Innovation for Cities

Esteve Almirall es director del Master of Sciences in Business Analytics en Esade, clasificado como el número 5 el mundo por Topuniversities.com. También dirige el IIK/CIC - Center for Innovation in Cities. Ha coordinado varios grandes proyectos europeos y participado en más de diez de ellos como investigador jefe. Speaker en ámbitos como Open Innovation en el sector público, Smart Cities o Living Labs en Europa, Estados Unidos y Asia. Es socio de Minds on Fire, consultora en la intersección entre TIC e Innovación con clientes como Ajuntament de Barcelona, Generalitat de Catalunya, UPC y la Fundació i2Cat.

La oleada de protestas que hemos vivido el 2019 en diversas ciudades del mundo (Chile, Hong Kong, Barcelona, etc.) parece derivarse de unas pobres expectativas de futuro y el deseo de más democracia. ¿Se puede solucionar con las nuevas tecnologías?

Todas estas protestas tienen muchos elementos diferentes entre sí; pero el punto en común es la desigualdad, que ha crecido en los últimos años, aunque en gran parte del mundo hayamos acabado con la pobreza extrema. En Estados Unidos, Chile y España están desapareciendo las clases medias. En China, la población tiene pocas posibilidades de acceder a niveles sociales altos o a la Universidad. Las tecnologías pueden crear nuevos mercados, como por ejemplo hacen Amazon, Facebook y Google. Pero lo hacen bajo una nueva premisa: “the winners take all”, el ganador se lo queda todo.

En el siglo XX, lo solucionamos reforzando el estado del bienestar.

Otra novedad es que hasta hace poco los mercados eran públicos, parapúblicos o regulados públicamente, pero ahora son privados y regulados de forma privada. Esto contribuye a perpetuar las desigualdades y dificulta la maniobrabilidad de los estados. Y es algo que se acentuará cada vez más, porque las economías son, cada vez más, software.  

Quizás estamos en Matrix…

Pensemos que el coste marginal de crear un nuevo software es bajo. En las industrias tradicionales, el coste marginal de una nueva línea de productos era más elevado, pero en estos momentos existe una creciente capacidad de acumulación de beneficios y también de crear monopolios. Se ha configurado un capitalismo, diferente, con gran poder de expansión, que provoca exclusión y desigualdad. Tenemos a Bill Gates, a Jeff Bezos y al lado gente que se muere de hambre. O lo solucionamos, o se presentarán problemas de primer orden, y el gran problema del siglo XXI acabará siendo el fin del capitalismo.

Por favor, alguna idea para solucionarlo

Entre otras cosas, pasa por una buena gobernanza, fomentando un salario mínimo aceptables de 1400€, o precios por hora mínimos aceptables como los 12$/hora que ha aprobado California, incentivando el dinero electrónico para obligar a regularizar el dinero negro, promoviendo empresas campeonas nacionales que impulsen a la clase media, atrayendo el talento internacional, las start-ups y la industria, también considerando la renta mínima. Limitar los salarios “por arriba” es una medida interesante, pero más difícil de implementar.   

¿Debemos exigir a la administración que proteja nuestros datos personales?

En Bélgica puedes reclamar tus datos, consultarlos y modificarlos desde hace bastantes años. Después, se introducen en un sistema y existen una serie de instituciones que garantizan su privacidad. Por tanto, conseguirlo no es imposible. ¿Ha servido de algo a Bélgica? De no demasiado. ¿Por qué? Porque los datos ciudadanos protegidos son importantes, pero no tan “interesantes” como los que se obtienen de otras fuentes. Y estos son difíciles de proteger, porque tienen atributos diferentes, extraídos de fuentes distintas. Es cierto que la administración puede obtener datos más “interesantes”, como, por ejemplo, a través de las cámaras de video. En China, las cámaras pueden identificar con precisión quién eres y todos tus movimientos, ya que existen cámaras en muchos lugares.  Esta es, sin duda, una fuente de datos más “interesante”.

¿Son los datos la materia prima para la innovación?

Sí. El caso paradigmático es el sector de la medicina. Se está avanzando mucho en el tratamiento de la imagen y el uso de inteligencia artificial para el diagnóstico de temas como el cáncer. Como sólo afectan a una pequeña parte de la población, se requiere recoger muchos datos para poder desarrollar sistemas de diagnóstico eficientes. En este sentido, la China pone a disposición de las empresas los datos de forma inmediata y sin anonimizar, lo que le da mucha ventaja sobre sistemas de gestión de datos más garantistas, como el europeo.

¿Y en Estados Unidos?

Los sistemas intermedios, como el americano, donde Google tiene acuerdos con los hospitales para cederles estos datos, también permiten desarrollar más innovaciones. Existen elementos a favor y elementos en contra de la anonimización de los datos. El sistema europeo presenta hoy más obstáculos para desarrollar la innovación. En los Estados Unidos siempre ha existido una política estatal de innovación, aunque no se diga. Desde el programa ARPA (militar), su administración ha sido de las más innovadoras del mundo, no sólo en tecnologías sino en procedimientos.  Por ejemplo, organizaron un concurso para optimizar la logística de los aviones militares.  El resultado fue que de un 40% de disponibilidad de aviones pasaron a un 60%, lo que es lo mismo que disponer de más aviones. Pero lo más interesante fue el procedimiento seguido. El “pitch” ganador recibía “ipso facto” 250.000$ para desarrollar su propuesta. Si lo comparamos con lo que se está haciendo en Europa… 

¿Es posible garantizar la protección de los datos si no se tiene soberanía tecnológica?

Esta es una pregunta que es importante responder. Hoy en día la industria tecnológica la tienen los americanos, en alguna medida los chinos y también los japoneses. ¿Cómo proteger los datos sin tener la industria?  Si queremos soberanía digital, necesitamos grandes empresas tecnológicas europeas. Los ciudadanos europeos han ampliado sus derechos sobre sus datos a través de la European GDPR, una iniciativa muy loable, pero a la vez, así se ponen trabas a la innovación y desarrollo de productos.

Tanta normativa ¿ahoga?

Una broma clásica que se hace en Estados Unidos es que la diferencia entre una web europea y otra estadounidense es que la web norteamericana funciona, pero en la web europea te pasas el día diciendo que si a las cookies, sin saber siquiera qué dice la web. Es un chiste, pero también una percepción de la realidad. ¿A qué nos ha llevado la implementación de lanorma de poner información sobre las cookies, que después nadie lee?

¿Sería operativa una sociedad en la que los ciudadanos opinen sobre los grandes temas de interés colectivo?

Esta opción ya existe. En Suiza se pasan el día haciendo referéndums. Cada vez que los ciudadanos entran de nuevo en Suiza tienen 10 o 12 temas pendientes de votación, ya sean regionales o cantonales. En Estados Unidos es habitual que cuando hay elecciones haya también 4 o 5 temas específicos de cada estado sobre los cuales también votar. En Inglaterra también. Aunque las tecnologías han abierto una ventana que lo facilita mucho en cualquier momento.

¿Cuáles son las tendencias en participación y gestión política?

Fundamentalmente, hay dos ideas fuerza que están imponiéndose: una, está decayendo el pensar que los políticos pueden hacer lo que quieran durante cuatro años sin escuchar a los ciudadanos. Y dos, nos enfrentamos a políticas mucho más complejas, que piden que las leyes no se hagan a partir de una idea feliz sino de forma más trabajada a lo largo del tiempo, a través de datos que después se refinen de forma experimental o incremental, como en un modelo de negocio empresarial. Si quieres saber, por ejemplo, cómo atraer empresas de videojuegos a Barcelona o Madrid para poner start-ups es más complicado y hay que hacer algo más interactivo que simplemente hacer leyes y punto.

Usando sistemas regulados por inteligencia artificial ¿conseguiremos niveles inferiores de sesgo (étnico, género, edad, cultural) que con los sistemas humanos?

En EEUU, los jueces han aplicado durante 10 años un sistema de apoyo con inteligencia artificial que sugería las condenas que debían aplicarse en cada caso. La idea era disminuir los sesgos y las diferencias entre veredictos de distintos jueces. Los resultados han sido analizados y el sistema ha servido para cumplir sus objetivos. Hoy en la China ya se aplican condenas electrónicas. Y tiene sentido, porque hay mucha justicia de tipo administrativo donde las condenas están muy pre-establecidas. También tienen juicios a distancia por videoconferencia.

En el ámbito digital ¿cuál es la posición de Madrid y Barcelona?

El legado de Manuela Carmela y Francesca Bria es que las administraciones digitales pueden ser activistas gestionando temas como la privacidad o las políticas de innovación y posicionar estos temas tanto a nivel estatal como europeo. Otro éxito es haber conseguido que los ayuntamientos protejan los datos y los pongan al alcance de los ciudadanos. Es una primera prueba de lo que deberíamos poder pedir a las grandes empresas, que, como dije, atesoran datos más interesantes que los ayuntamientos sobre las personas.

¿Son necesarias las TIC para promover temas estratégicos como la economía circular, la movilidad sostenible o la gestión energética renovable colectiva?  

Sin duda. El urbanismo lo hemos hecho hasta ahora sólo para los que viven en la ciudad. Ahora nos hemos de plantear que las ciudades son para quienes “están”, los que trabajan o la visitan. ¿Cómo? A partir de los datos. Uno de los líderes en este ámbito es una start up barcelonesa llamada 300.000 km/s, que ha hecho estudios con IA y machine learning sobre este nuevo concepto de urbanismo.

¿Qué oportunidades presentan las tecnologías Smart City a inversores y empresas?

Las tecnologías “universales” clásicas son la electricidad, etc. Las contemporáneas son las TIC, la inteligencia artificial y el Cloud. Existen tres etapas fundamentales en la innovación: descubrir, difundir y adoptar. En las tres etapas hay buenas oportunidades para los inversores. No sirve para nada descubrir un producto o servicio si no se adopta, lo cual es quizás lo más importante. También tenemos que transformar la administración para que adopte la innovación en un sentido amplio.   

El futuro de las ciudades ¿depende de su capacidad de promover la innovación?

Así como hoy las empresas siguen hoy el paradigma de the winner takes all, lo mismo les ocurre a las ciudades. Las urbes innovadoras, donde se aplicarán las tecnologías transversales que definirán el futuro de la humanidad, no serán muchas. Ser o no ser una de estas ciudades será muy importante. Si lo eres, atraerás conocimiento, talento, calidad intelectual y una importante cantidad de start-ups e industrias. Si no lo eres, te pasará lo mismo que a las clases medias americanas. Y no sufrirás el problema de la gentrificación, porque estarás siendo excluida.

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