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Economía

La crisis baja los alquileres de vivienda hasta los 400 euros en el centro de Madrid y Barcelona

El coronavirus ha disparado el volumen de viviendas sin alquilar en España y, especialmente, en los dos mayores mercados del país

Viviendas en alquiler
Durante la pandemia han empezado a observarse ofertas de alquiler de vivienda por menos de 400 euros en Madrid y Barcelona.

El impacto del coronavirus y sus derivadas se hace cada vez más visible en los dos principales mercados de la vivienda en alquiler en España, Madrid y Barcelona.

Como ya informó Vozpópuli, el conjunto de fenómenos ligados a la pandemia, como las restricciones a la movilidad y las mayores dificultades para la emancipación de los jóvenes, sumados al freno de los pisos turísticos, el fallecimiento de inquilinos mayores y la propia retracción económica de la demanda, han disparado la oferta de pisos sin alquilar en toda España. En Madrid y Barcelona, dicho volumen se habría triplicado.

Los precios han comenzado a bajar - alrededor de un 10-15% de media - hasta el punto de que, por ejemplo, el pasado mes de diciembre, alquilar en el Centro de Madrid costaba ya lo mismo que cuatro años antes, según el informe de precios del mayor portal de anuncios del mercado, Idealista.

Empiezan a observarse ofertas literalmente imposibles de ver antes de la covid

El pasado mes de octubre entró en vigor en Cataluña una ley de control de precios que apenas ha tenido impacto en el mercado. Por el contrario, se ha visto sucedido de una ligera retracción de la oferta, según distintas fuentes.

Los precios siguen estando lejos del año 2013, cuando las rentas requeridas por los caseros en Madrid y Barcelona comenzaron una escalada del 50-60% de media hasta finales de 2019. Sin embargo, ya empiezan a observarse ofertas literalmente imposibles de ver antes de la covid.

Vivienda por 300-400 euros al mes

Este medio ha podido cotejar ya la existencia de un puñado de pisos y/o estudios en oferta por entre 400 y 300 euros en puntos del centro de Madrid y Barcelona. Vuelan, pero al cabo de unos días aparecen otros similares.

El hecho de que cuesten entre 400 y 300 euros tiene una carga simbólica, ya que les situaría en un rango de precios 'saludable' o cercano a la realidad de la demanda con menos recursos, si bien se trata por lo general de pisos que no se construyeron con ese fin ni el de ser energéticamente sostenibles.

El ministro de Vivienda, José Luis Ábalos.
El Gobierno estima que hacen falta alrededor de dos millones de viviendas de alquiler asequible en España, para lo cual plantea la promoción público-privada.Europa Press

El salario mínimo interprofesional en España está fijado en los 950 euros, por lo que un piso de 300 euros haría que un inquilino que cobre el SMI deje de ser vulnerable, a efectos de los criterios de la Unión Europea.

Estos consideran a un inquilino económicamente vulnerable cuando tiene que dedicar más del 35% de sus ingresos al alquiler de la vivienda. Fuentes del sector inmobiliario estiman que hay unas 350.000 familias vulnerables en España.

En la capital de España han aparecido en los últimos días pisos modestos, enteramente privados, con estos precios en zonas del centro como Sol y Malasaña, pero también en otros puntos de la ciudad como el barrio de Vallecas. En el caso de Barcelona, ya se observan pisos por menos de 400 euros mensuales en puntos como Ciutat Vella (centro histórico), el Paseo de Gracia y el Paseo de la Zona Franca de la Ciudad Condal.

En la mayoría de los casos, el casero pide tres meses de fianza, pero los hay también que piden solo uno, sin agencia de por medio

Se trata de pisos pequeños o habitaciones, chalets o estudios, por lo general, sin amueblar (aunque también los hay que vienen equipados), de entre 8 y 30 metros cuadrados (una o dos habitaciones). Son estructuras que difícilmente podrían acoger a familias pero sí, quizá, a un estudiante, autónomo o joven profesional.

En la mayoría de los casos, el casero pide tres meses de fianza, pero los hay también que piden solo uno, sin agencia de por medio. Se trata, en definitiva, de pisos o habitaciones muy modestas, con escasa o nula luz natural, que ofrecen una alternativa prácticamente imposible de encontrar en el centro de las ciudades antes de la pandemia.

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