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Economía

Trimestre rojo para el Ibex: estos son los motivos que han provocado su caída

El IBEX 35, principal indicador de la Bolsa española.

La renta variable española comenzó el año teñida de verde y con grandes expectativas puestas en todos los ámbitos de la economía, pero las alegrías duraron muy poco. Las fuertes caídas provocadas en febrero, y afianzadas en marzo, han borrado de un plumazo la subida del 4% que consiguió el Ibex 35 a cierre de enero. La fuerte volatilidad, los vientos de una guerra comercial, resultados empresariales sorpresa y las dudas sobre el futuro de las políticas monetarios de los bancos centrales han sido los principales detonantes de la caída bursátil.

El principal indicador de la Bolsa española, el Ibex 35, ha cerrado el primer trimestre del año con un retroceso del 4,42%, hasta los 9.600 puntos, perjudicado principalmente este mes por la caída del sector financiero, acompasado con una nueva subida de tipos en Estados Unidos.

Enero de alegría, febrero de volatilidad

Los treinta primeros días para la Bolsa española fueron muy buenos. El parqué nacional cerró con una subida del 4,06% apoyado en los resultados de la banca. Los analistas no confiaban en que la tendencia del primer mes del año fuera la que marcara el curso, pero tampoco se esperaban que los mercados se torcieran tanto, sobre todo por como había sido el 2017, un año caracterizado por su baja volatilidad, como recuerdan desde Credit Suisse

Pero llegó febrero y con él la volatilidad. Durante una jornada rutinaria en el Viejo Continente saltaron todas las alarmas en Wall Street. Los índices americanos empezaron a desplomarse sin ningún motivo aparente, lo que provocó la mayor caída de la historia del Dow Jones. ¿Los motivos? Una corrección técnica y la tensión vivida en las últimas semanas en los mercados de bonos, a los que la Bolsa se había mostrado prácticamente inmune. 

A esto se le sumó la gestión pasiva y las órdenes robotizadas. Gran parte de las decisiones de inversión mundiales actualmente están automatizadas por lo que, cuando se dan caídas fuertes, las órdenes de detención de compra (stops-loss) fijados por los algoritmos van cayendo como fichas de dominó. 

Ante este nerviosismo, las Bolsas europeas también se contagiaron y comenzaron a caer ante la incertidumbre, lo que provocó que el parqué de Madrid sufriera su peor semana desde el brexit.

La caída de Inditex

El pasado 23 de febrero, todos se sorprendía cuando los títulos de Inditex comenzaban a desplomarse sin motivo aparente. Ese día las acciones del gigante textil sufrieron un recorte superior al 7% tras la incertidumbre provocada por al propia compañía al testear sus cuentas, antes de presentarlas, con el mercado. Los datos ofrecidos no gustaron a los brokers, lo que provocó varios informes en los que se rebajaba su potencial.

Entre tanto, los bajistas comenzaron a atacar a grandes valores del Ibex como Santander, BBVA, Iberdrola, Telefónica y la propia Inditex. El mayor fondo bajista del mundo, Bridgewater, llegó a apostar cerca de 1.800 millones en contra BBVA, Santander, Iberdrola y Telefónica. Las posiciones cortas en Inditex alcanzaron el 0,7%, máximo histórico en la compañía. 

Marzo rojo 

Con la volatilidad disparada, pero razonablemente acoplada al mercado, las rentas variables mundiales seguían su camino e intentaban deshacerse de la racha bajista comenzada en febrero, pero fue imposible. Los vientos de cambio en las políticas monetarias mundiales sumada a los nuevos movimientos comerciales de Donald Trump hicieron que la renta variable se siguiera resintiendo.

No obstante, el último gran golpe vino de la mano de Facebook. El escándalo ante un problema de seguridad llevó al valor a perder cerca de 100.000 millones de dólares en apenas una semana y a arrastrar a otros gigantes tecnológicos como Twitter o Alphabet (Google).

En España, la renta variable se ha visto perjudicada por un mal comportamiento de los bancos. Las valoraciones en Europa siguen siendo más bajas que en los Estados Unidos, siendo este sector el mas penalizado, junto al de las utilities. No obstante, este hecho podría cambiar a medida que se acerque al fin del QE en Europa.

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