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Economía

Adiós a la nómina: España registra el mayor número de autónomos en 13 años

La fuerte destrucción de puestos de trabajo en las empresas ha acelerado la vía del autoempleo. En nuestro país hay ya 3,29 millones de autónomos que representan el 17,3% del total de afiliados

Ante la imposibilidad de que la economía genere puestos de trabajo sujetos a una nómina, que es lo que da estabilidad a los ingresos de todas las cajas públicas (Seguridad Social y Hacienda) y al crecimiento del PIB (consumo e inversión), apostar por el propio empleo se ha convertido en la única alternativa para los trabajadores. El autoempleo empieza a imponerse sobre todo en los momentos actuales de convulsión sanitaria y económica.

Según los datos de afiliación del Ministerio de Seguridad Social, en abril había 3.292.932 autónomos afiliados. Se trata del mayor número desde 2008, es decir, desde hace 13 años, mientras que el Régimen General mantiene aún un descenso del 2% (unos 400.000 afiliados menos). Su ritmo de crecimiento anual es del 2,54% con casi 82.000 nuevas altas, muy cerca del 3% de alza registrada por el conjunto de cotizantes del sistema público. Nunca había sucedido. De esta forma, los autónomos representan ya el 17,3% del empleo en España.

Los últimos datos de paro registrado confirman que, pese al rebote estadístico que se está produciendo respecto al descenso que se producía hace 12 meses en la primera parte de la pandemia, el mercado laboral está sufriendo un profundo cambio. Además, las expectativas de trabajo estable por cuenta ajena son cada vez menos halagüeñas. Aunque la Constitución advierte que el Estado, mediante los Presupuestos Generales, debe procurar la creación de actividad y empleo, solo hay trabajo (y con muchas dificultades) para quienes se lo procuran para sí mismos como empleados por cuenta propia.

La proliferación de autónomos se ha producido sobre todo entre los extranjeros, ya que suelen estar más dispuesto a aceptar cualquier trabajo o desempeño y en cualquier situación económica

Pese a que el paro registrado ha bajado y la afiliación media ha crecido, mientras cae curiosamente la contratación, los datos de abril (un mes tradicionalmente bueno) en términos desestacionalizados indican que todavía faltan muchas vacunas que poner, y que se necesitan tasas positivas de crecimiento económico sostenido para intentar volver al menos a la estadística laboral previa a la pandemia. Así, los datos oficiales señalan que el paro ha bajado en este mes con las primeras aperturas de las actividades de las 17 fronteras pandémicas y económicas de las comunidades autónomas para 32.019 personas.

En realidad, este descenso se debe a que muchos trabajadores han dejado de inscribirse como desempleados porque saben que no van a encontrar trabajo o porque no tienen acceso a las oficinas públicas. Excluyendo las cifras alteradas en 2020 por el inicio de la pandemia, esta reducción es la más baja desde 2012 (por ejemplo, en 2019 la caída fue de 92.000).

Sin embargo, en términos desestacionalizados, lo que nos permite ver la tendencia del mercado laboral, el paro ha subido en 52.469 personas respecto al mes anterior. Y con el empleo sucede lo mismo. Aunque es la subida media más leve desde 2012 (134.396), las cifras desestacionalizadas señalan que en abril se ha producido una caída de casi 10.000 afiliados acumulando tres meses consecutivos en negativo.

La protección del Estado ha servido para que haya 9.100 autónomos más desde el inicio de la pandemia, frente a los 202.000 que desaparecieron, sin ayudas, en el mismo periodo en la crisis de 2008

En todo caso, la Seguridad Social consigue de nuevo superar los 19 millones de afiliados, pero ahora tiene casi 500.000 menos que en julio de 2019, cuando consiguió el récord de cotizantes (19,5 millones) y hay casi 200.000 menos que en el inicio de la pandemia.

¿Por qué aumenta el número de trabajadores por cuenta ajena? La respuesta es sencilla: no hay trabajo por cuenta ajena (más del 90% de las empresas españolas son pymes y muchas de ellas desarrollan actividades ligadas a los servicios con uno o dos trabajadores en plantilla); es decir, tienen que procurarse el autoempleo, y también porque el sistema de ayudas públicas (tardías o escasas en muchas comunidades autónomas) ha evitado un ajuste tan pronunciado como el que se produjo entre los trabajadores con nómina en el sector privado.

Protección a los autónomos

Según los datos oficiales, al menos 450.000 autónomos ha recibido ayudas por cese de actividad en el último mes. Según el ministerio de Seguridad Social esta medida ha facilitado que haya 9.100 autónomos más desde el inicio de la pandemia frente a los 202.000 que desaparecieron, sin ayudas, en el mismo periodo en la anterior crisis de 2008. Ese crecimiento de 82.000 anual (15.400 mensual) se aprecia sobre todo en la construcción (17.000), en las actividades profesionales (13.100), así como el comercio (11.500) y el transporte (10.400).

En porcentaje, sube el mal llamado ‘emprendimiento’ autónomo casi un 7% (casi el doble que, por ejemplo, en abril de 2019) en las actividades como la información y las comunicaciones, y las sanitarias y servicios sociales crecen a tasas del 6% mientras que en las profesionales, inmobiliarias, la construcción, el transporte o el sector inmobiliario aumenta cerca del 5%.

A este repunte del autoempleo también empieza a contribuir el nuevo sistema de teletrabajo ya que empieza a observarse un incremento de los despidos individuales de trabajadores (los ERES no permiten su contratación durante cuatro años por la misma empresa) con el compromiso de ser contratados sus servicios como autónomos. Según fuentes sindicales, se trata de un resquicio legal que muchas empresas están descubriendo para reducir sus costes laborales fijos. De esta forma, el ‘emprendedor’ deberá hacerse cargo del abono de sus cotizaciones, luz, teléfono, internet, material informático y demás suministros mientras giran una factura a su antigua empresa con una cantidad ‘competitiva’.

Los extranjeros, a la cabeza

La proliferación de autónomos en el mercado laboral se ha producido sobre todo entre los extranjeros, ya que suelen estar más dispuesto a aceptar cualquier trabajo o desempeño y en cualquier situación económica. En abril se registró el récord histórico. Llegó a 374.403 frente a por ejemplo los 345.584 en 2019 (en 2020 bajó a 340.745). Es decir, hay un 10% más de autónomos foráneos que en abril de 2020 y casi un 9% más que en el año previo a la pandemia. La cifra de abril es más del doble que la que se registraba antes de la gran recesión en 2007.

Por autonomías, se observa que Cataluña y Andalucía son las que tienen un mayor número de autoempleados (554.000 cada una) mientras que Madrid llega a los 411.000. En porcentaje, mientras la media nacional de trabajadores por cuenta propia respecto al total de afiliados se sitúa en el 17,3% (tres décimas más que hace dos años cuando no había pandemia) en seis comunidades superan el 20% (uno de cada cinco cotizantes) de sus afiliados. Baleares alcanza el 21,3%; en Castilla La Mancha y Castilla y León, el 21,1%; en Galicia, el 20,8%; en Extremadura, el 20,4%; y Asturias, llega al 20,1%. Madrid, dónde se concentra la actividad política, administrativa y financiera (con mayor número de empresas y entidades), es la región donde sólo el 12,7% de los cotizantes a la Seguridad Social son autónomos.

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