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Economía

Pronostican un futuro sin coches, bancos ni pequeños comercios

Coches

Si volvieramos la vista cien años atrás nos costaría reconocer el mundo en el que vivimos hoy en día. Si hacemos lo mismo hacia adelante, la sensación será la misma. La tecnología es quien está detrás de esta falta de reconocimiento. Hace siglos se viajaba a caballo, hoy en coche eléctrico. Nos comunicábamos por carta, hoy mandan los ceros y unos que corren sobre cables de fibra, a través del aire.

Un futuro que Enrique Dans, profesor de Innovación y Tecnología en IE Business School desde el año 1990, ha pintado en su último libro, que se puede adquirir aquí. El título es toda una declaración de intenciones: 'Viviendo en el futuro' (Deusto). Es casi un ensayo filosófico, sociopolítico, sobre la evolución con la tecnología como eje central.

Dans pronostica el fin de los bancos, los coches y los pequeños comercios. "Es posible que estemos asistiendo a la desaparición de los bancos, y a su sustitución en el medio plazo por compañías completamente diferentes. De hecho, la tendencia expresada por la legislación más reciente, como PSD2, tiende precisamente a facilitar que cada vez más compañías puedan llevar a cabo servicios que tradicionalmente se consideraban propios de la banca tradicional, y obliga a esa banca tradicional a permitir que sus clientes puedan, si así lo desean, acceder a esos servicios desde otras compañías utilizando los datos que la banca posee de ellos", asegura.

La base del hogar del futuro será una dotación de baterías capaz de acumular la energía generada por los propios paneles solares del domicilio , que además devolverán energía a la red para su uso en otras viviendas cuando exista excedente"

También hace referencia a los pequeños comercios y su extinción. "Los establecimientos tradicionales cierran, y su espacio es ocupado por franquicias o grandes cadenas capaces de dotar a esos establecimientos con funciones de logística, puntos de recogida o devolución de mercancías. A partir del momento en que la logística sea tan capilar y tan rápida como para acercarnos a nuestra casa incluso aquello que se nos olvidó comprar o necesitamos en el momento, como ya ocurre en algunas zonas de grandes ciudades, el comercio de proximidad que no ofrezca experiencias diferenciales tendrá escasas posibilidades de amortizar mediante las operaciones el coste de los locales que ocupa", asegura.

Una libro duro si no se lee siempre con el cristal de la evolución presente. "La tecnología actual tiene pocas limitaciones. Hasta ahora hemos construido ecosistemas empresariales en los que el incentivo para desarrollar cualquier cosa nos ha llevado a progresar de manera rapidísima, a crear un escenario que multiplica por mucho el dinamismo innovador de cualquier tiempo pasado, y a acelerar el bienestar y el nivel de desarrollo de la gran mayoría de la población", explica Dans.

Autoabastecimiento energético

El futuro pasa por el abandono de una gran parte de las fuentes energéticas más tradicionales hoy en día. Y pasa por el abastecimiento. "La base del hogar del futuro será una dotación de baterías capaz de acumular la energía generada por los propios paneles solares del domicilio en aquellos casos en los que el propietario viva en una vivienda unifamiliar o en la que tenga control sobre su propio tejado, que además devolverán energía a la red para su uso en otras viviendas cuando exista excedente", desgrana Dans.

Dans también augura la desaparición del coche, al menos tal y como lo conocemos hoy en día. "El objetivo de eliminación del vehículo privado por ineficiente y anticuado comienza por medidas como la peatonalización o la restricción progresiva al tráfico en cada vez más zonas de las ciudades; sigue con la implantación de peajes por acceso, con la prohibición absoluta del aparcamiento en superficie, y por supuesto, al tiempo, con una mejora y un enriquecimiento progresivo de las posibilidades de transporte, que incluirán desde vehículos en alquiler en una amplia gama de opciones", se puede leer en su novela.

Se trata de hace realidad el sueño del alcalde de Bogotá, Enrique Peñosa, quien asegura que "un país desarrollado no es uno en el que los pobres tienen coche, sino uno en el que los ricos utilizan el transporte público".

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