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Los fabricantes creen que el precio del coche eléctrico puede 'empobrecer' la movilidad

Algunas compañías temen que los nuevos vehículos dejen de ser accesibles para una gran mayoría de ciudadanos si el coste es demasiado elevado

Un coche eléctrico en un punto de recarga.

Europa quiere implantar el coche eléctrico a mayor velocidad de lo que los ciudadanos van a poder asimilarlo. Además de una clara falta de infraestructuras de recarga, el precio sigue siendo una gran limitación, por mucho que los planes de ayudas como el Moves en el caso de España estén en marcha. Porque las subvenciones que se conceden tardan muchos meses, e incluso más de un año, en llegar al bolsillo del comprador, que debe adelantar el importe completo de la compra.

Una excesiva rapidez consecuencia de los objetivos tan restrictivos en cuanto a CO2 que Europa quiere llevar a cabo en pocos años y que está provocando todo tipo de incertidumbres sobre todo entre los ciudadanos, pero también entre los fabricantes. El director general de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), Eric-Mark Huitema, cree que estos objetivos son "poco realistas" y ha resaltado que los que ya propone la Comisión Europea son difíciles de cumplir.

"Si los ambiciosos objetivos de CO2 no van acompañados de objetivos realistas de despliegue de infraestructuras, o si su calendario no se ajusta a lo que es posible en la práctica, el impacto social y económico de una transición mal gestionada hacia una movilidad sin emisiones de carbono será enorme", destaca Huitema.

En primer lugar, está el impacto en los ciudadanos, que corren el riesgo de enfrentarse a la "pobreza de la movilidad" si los coches se vuelven demasiado caros. Además, debido a los actuales problemas de la cadena de suministro, y a la incapacidad de Europa para producirlos a nivel nacional, no es posible que la producción de vehículos satisfaga la demanda de los consumidores.

Prohibiciones demasiado prematuras

El director general de la ACEA entiende que si entraran en vigor objetivos de CO2 poco realistas o prohibiciones prematuras de facto de los motores de combustión, aún menos europeos podrían comprar un coche nuevo con emisiones bajas o nulas. "Los responsables políticos deben hacer más para garantizar que ningún país o ciudadano se quede atrás, y que los vehículos de cero emisiones sean asequibles y estén al alcance de todos", ha denunciado.

En segundo lugar, ha indicado que los objetivos acelerarán la transformación estructural de toda la cadena de valor del automóvil, lo que tendrá un gran impacto en la economía y el empleo, por lo que se requerirá un plan de "transición justa", algo que todavía no existe. Los objetivos no darían a los fabricantes de automóviles ni a sus proveedores, entre los que se encuentran muchas pymes, la posibilidad de adaptarse a tiempo para evitar grandes pérdidas de empleo.

"No podemos arriesgarnos a perder el apoyo de los ciudadanos haciendo que la movilidad personal sea inasequible para muchos europeos. No se trata de que la industria desafíe ese objetivo, sino que simplemente queremos llegar a él de la manera más eficiente", ha subrayado Eric-Mark Huitema.

Desde ACEA han destacado que la industria automovilística de la UE está realizando grandes inversiones y apostando por nuevas tecnologías, ya que está plenamente comprometida con la movilidad sin emisiones de carbono para 2050.

"Es esencial que los responsables de la toma de decisiones de la UE sean plenamente conscientes de que deben acordar un paquete de medidas coherente, en particular para reducir la divergencia entre el nivel de ambición de los objetivos de CO2 y de infraestructura", ha sentenciado.

En su opinión, la propuesta de la Comisión de reducir el 55% de las emisiones de CO2 para 2030, en comparación con 2021, solo sería posible con un aumento masivo de la infraestructura para llegar a un total de unos 7 millones de cargadores, en comparación con los 3,9 millones propuestos por la Comisión y los poco más de 200.000 disponibles en la actualidad.

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