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Economía

La patronal pide frenar las importaciones de cerdo para esquivar la peste porcina africana

En un comunicado a sus asociados, Interporc reconoce que el sistema de trazabilidad de orígenes de las importaciones y garantía sanitaria es "complejo y no siempre fiable"

Cerdos en una explotación. Pixabay

Las principales organizaciones cárnicas porcinas españolas han pedido a sus asociados que extremen al máximo las precauciones para evitar la entrada en España de la peste porcina africana (PPA) a nuestro país, tras años expandiéndose por países europeos. En concreto, la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (Interporc) solicita que se disminuya "e incluso frene" la importación tanto de animales vivos como productos cárnicos desde zonas afectadadas por la enfermedad. ¿La razón? Un sistema de trazabilidad de orígenes y garantía sanitaria "complejo y no siempre fiable", reconoce la propia patronal.

En un cartel enviado y remitido conjuntamente con la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (Anice) a sus asociados este enero, que se reproduce debajo de estas líneas, Interporc expone que la entrada de productos cárnicos de países con presencia de la enfermedad "es difícil de controlar, sobre todo en matanzas domiciliarias, como sucede en los países del Este". Una falta de confianza que se da pese a que, como exponen Anice e Interporc, España es uno de los países de la Unión Europea con mayor número de importaciones de animales, ya sean lechones, reposición o cerdos para sacrificio.

El cartel enviado por Interporc este enero

En su barómetro de diciembre, al que ha tenido acceso este periódico, Interporc solicita de forma clara a sus asociados "disminuir e incluso frenar la importación de animales vivos y carne y productos cárnicos durante los próximos meses, hasta conocer el desarrollo y evolución de la enfermedad". De existir importaciones, anota, se deben "realizar los controles pertinentes en origen". "Es un tema que preocupa y ocupa. No podemos evitar el movimiento dentro de la UE, pero son medidas de bioseguridad", cuentan fuentes de la Interprofesional consultadas por Vozpópuli.

No es, sin embargo, la primera vez que las patronales ponen una indicación similar sobre la mesa, aunque sí de forma tan evidente. Ya en julio, Anice envió una circular a sus asociados en la que invitaba a "evitar la importación de animales vivos de zonas afectadas o de riesgo de presencia" del virus, recordando que España importa 75.000 animales vivos a la semana (lechones para vida, lechones para sacrificio y cerdo de engorde para sacrificio), "por lo que habrá que centrar esfuerzos en esta medida". Al mismo tiempo, solicitaba evitar traer carne y/o productos frescos o curados desde países afectados. "Es importante prestar especial atención a los trabajadores que procedan de países afectados o de riesgo de presencia de la enfermedad al traer de sus países de origen productos cárnicos que pudieran estar contaminados con el virus. Por ejemplo, un simple bocadillo de embutido, preparado en zona infectada, puede originar un nuevo brote de enfermedad", anotaba.

Pese al llamamiento de las patronales cárnicas a la prevención y el freno de esta actividad durante la segunda mitad del año pasado, las importaciones de cerdo se han seguido produciendo. De hecho, y en relación con los informes que maneja Interporc, en los diez primeros meses de 2022 (entre enero y octubre) se han importado en España 2,61 millones de cabezas de porcino, lo que se traduce en un crecimiento del 8% en volumen y un 12% en valor de las importaciones de animales vivos respecto al mismo periodo del año anterior, siendo Países Bajos el principal proveedor de cerdos vivos.

Pese a la petición de limitar esta actividad, en los diez primeros meses de 2022 se han importado en España 2,61 millones de cabezas de porcino, lo que se traduce en un crecimiento del 8% en volumen y un 12% en valor

Antes del verano, de hecho, Anice ya apuntaba a que "los expertos señalan al factor humano como el responsable de los saltos del virus a gran distancia que se están produciendo en Europa en los últimos cuatro años, que explicarían la entrada de la enfermedad en Bélgica, y el rápido avance de la PPA en Alemania e Italia". Y continuaba: "La evolución epidemiológica de la enfermedad y su extensión hacia el sur de Europa suponen una seria amenaza para el sector porcino español. La cercanía de los focos en el norte de Italia y el sur de Alemania -a menos de 800 kilómetros en línea recta de la frontera española, pone a España en una posición de riesgo muy alto de exposición con consecuencias económicas incalculables por la letalidad de la enfermedad y el cierre inmediato de las exportaciones".

De detectarse un caso de peste porcina africana en una explotación, el protocolo de Agricultura recoge que se sacrificarán en el menor tiempo posible los cerdos que se encuentren en la explotación. Inmediatamente después de la confirmación de un foco, se establecerá una zona de protección con un radio mínimo de 3 kilómetros alrededor de la explotación afectada y una zona de vigilancia de un radio mínimo de 10 kilómetros. "La entrada de la PPA supondría unas consecuencias económicas catastróficas para nuestro país", insiste Interporc.

La patronal cárnica pide llamarla "fiebre" porcina

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) define la peste porcina africana (PPA) como una enfermedad vírica que afecta a cerdos y jabalíes (no al ser humano) y que suele ser mortal, ya que no tiene vacuna ni cura. En una jornada informativa celebrada en junio en el Ministerio de Agricultura, Anice sugirió la posibilidad de "cambiar la terminología de la peste porcina por fiebre porcina, de mucha menor repercusión mediática y comunicativa", como se puede leer en un resumen de la jornada realizado por la patronal al que ha tenido acceso Vozpópuli. En una nota de prensa posterior enviada por el ministerio que dirige Luis Planas, se recoge el mensaje del ministro sobre que "la responsabilidad de que esta enfermedad no llegue a España es compartida, y que, en el caso de que llegara a entrar en nuestro territorio, hay que estar preparados para dar una respuesta rápida, efectiva y coordinada".

A comienzos de este mes, Agricultura ha editado el Plan Nacional de Vigilancia Sanitaria Porcina, correspondiente a 2023, en el que insiste en que "según los resultados del análisis de riesgo motivado por el cambio de situación epidemiológica causado por el incremento en la incidencia de Peste Porcina Africana (PPA) en los países del centro y este de Europa, y siguiendo las recomendaciones de la Comisión Europea, se hace necesario mantener los esfuerzos de vigilancia con el objeto de conseguir una detección temprana en el caso de que se produzca la incursión de virus de la PPA en España". En esta línea, el departamento recuerda que "durante los últimos meses se ha seguido confirmando la presencia de PPA dentro de la zona de restricción establecida por la Comisión Europea y que afecta a varios países comunitarios; esto indica que el riesgo sigue presente".

"La existencia en estos países de explotaciones de traspatio con bajos niveles de bioseguridad y la afectación de la población de jabalíes silvestres suponen un riesgo significativo de difusión de la enfermedad hacia el resto de la Unión Europea y, en consecuencia, hacia España, por lo que se hace necesario seguir con la vigilancia reforzada durante el año 2023", apostilla Agricultura.

Desde 2020, recoge el resumen de Anice con datos de la Organización Mundial de Sanidad Animal, se han notificado focos de peste porcina africana en 45 países, afectando a casi 1,2 millones de cerdos y a más de 37.000 jabalíes. Europa es, de hecho, la región del mundo con más casos, sumando hasta el comienzo de diciembre más de 1 millón de casos en cerdos domésticos y 35.226 en jabalíes, que se han traducido en una pérdida de más de millón y medio de animales.

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