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Economía

Ana Botín se reunió en verano de 2018 con Orcel para ficharle

Ana Botín, presidenta de Santander.

Imaginen que Florentino Pérez anuncia el fichaje de Neymar. Que el presidente del Real Madrid presenta al jugador brasileño en el Santiago Bernabéu, ante miles de socios y aficionados. Y que tres meses después decide no seguir con el fichaje por entender que era demasiado caro.

¿Qué pensarían los socios del club? ¿Y el jugador y sus compañeros de profesión? ¿Qué diría el PSG, el equipo actual de Neymar? ¿Qué diría la FIFA? El fichaje frustrado de Neymar dejaría al jugador en una situación muy complicada, al haber tenido que abandonar su equipo anterior; los socios del Real Madrid no entenderían nada; el PSG denunciaría que el Real Madrid habría obrado con mala fe; la FIFA reclamaría explicaciones. Y Florentino Pérez quedaría en situación delicada por su actuación.

Algo similar ha ocurrido con el nombramiento frustrado de Andrea Orcel por parte del Santander como consejero delegado. Su no fichaje ha dejado al banquero italiano, un Neymar de las finanzas, sin trabajo; a UBS sin uno de sus grandes jugadores; y a los accionistas de Santander perplejos. 

Ana Botín se reunió en verano de 2018, en un hotel de Nueva York, con Orcel para expresarle su deseo de que se incorporara al Santander

La presidenta de Santander, Ana Botín, queda en una posición comprometida por su actuación y la del banco en el fichaje frustrado de Andrea Orcel. Porque, de acuerdo a fuentes conocedoras del caso, la involucración de la presidenta de Santander en la contratación de Orcel ha sido total, dada la confianza que entre ambos existe desde que el banquero italiano colaborara en varias operaciones con Emilio Botín.

La implicación de Botín en el fichaje de Orcel pone en cuestión el efectivo trabajo de las comisiones de nombramiento y retribución del banco. Y también el deseo expresado por el Banco Central Europeo de que los bancos de la eurozona cuenten con una separación efectiva entre la figura del presidente y la del primer ejecutivo o consejero delegado.

De acuerdo a fuentes conocedoras del caso, Ana Botín se reunió con Andrea Orcel en verano de 2018 en un hotel de Nueva York para trasladarle su deseo de que se incorporara a Santander.

También fue la presidenta de la entidad la que anunció, a principios de enero, al exbanquero de UBS, en persona, en la Ciudad Financiera, la decisión de no continuar con el nombramiento, según las mismas fuentes. Un encuentro que tuvo lugar una semana antes de que Santander hiciera oficial dicha decisión mediante hecho relevante enviado a la CNMV.

La razón esgrimida por Santander de que el precio del fichaje era excesivo, tiene poco encaje

La razón esgrimida por Santander para no continuar con el fichaje de Orcel como consejero delegado, un precio excesivo, tiene poco encaje.

El 15 de enero, en nota de prensa, el banco informó que el consejo había considerado que sería "inaceptable para un banco comercial como Santander hacer frente al coste de contratar a una persona, aunque sea de este nivel y esta trayectoria a la luz de los valores de la entidad y de la responsabilidad que tiene con sus stakeholders y las sociedades de los países en los que opera".  

Sin embargo, como informa hoy este diario, Santander sabía desde un principio que el fichaje de Orcel suponía hacerse cargo del pago en diferido de 55 millones de euros que el italiano mantenía en UBS; y que el precio era el mismo cuando se anunció el nombramiento, en septiembre, que cuando se comunicó su despido, en enero.

El coste de fichar a Orcel para Santander es muy inferior al que tendría que pagar el Real Madrid por Neymar. El precio, 55 millones de euros -buena parte en acciones- es incluso inferior al que firmó el Atlético de Madrid por Álvaro Morata.

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