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Economía

LA PREHISTORIA DE LAS EMPRESAS

Netflix, el gigante empresarial que nació en un coche compartido

Reed Hasting y Marc Randolph perfilaron el proyecto de Netflix en el vehículo que usaban para ir a Silicon Valley. La empresa vale hoy 80.000 millones

El fundador de Netflix, Reed Hastings. EP

Reed Hasting es un matemático que se alistó en los Marines para luego unirse a los Cuerpos de Paz. A su vuelta estudió computación y se convirtió en desarrollador de software. En 1991 funda Pure Software que, en 1996, tras la unión con Atria Software (en ese momento fue la mayor fusión tecnológica vivida en Silicon Valley), pasaría a ser Pure Atria Corporation, en la que es el director ejecutivo. La idea original de Netflix nace de Marc Randolph, que sería el primer CEO de la compañía, y que es descendiente de cuarta generación del famoso Sigmund Freud.

Él trabajó en diversas tecnológicas en el campo del márquetin, pero funda Integrity QA, que desarrollaba software. En 1996, su empresa fue adquirida por Pure Atria. Con la adquisición, Randolph fue nombrado vicepresidente. El pueblo donde vivían Randolph y su jefe Hasting es una zona costera a unos 40 minutos de Silicon Valley y ambos comparten coche frecuentemente. En esos viajes van lanzando ideas de cuál podría ser el siguiente negocio que podría tener éxito. En 1997 su compañía es adquirida por Rational Software y se lo toman como una oportunidad.

Randolph crea una empresa llamada Kibble Inc sin un modelo de negocio concreto. Escucha hablar de una tecnología revolucionaria: los DVD. No estaba disponible aún, pero algunas tiendas tenían modelos de prueba. Lo comenta con Hastings y surge la idea: apuestan a que el DVD sería la próxima tecnología de éxito y que podrían aplicar el modelo de Amazon a este nicho.

Kibble se convierte en Netflix en 1997 y el sitio de la compañía apareció en 1998 con Randolph como director ejecutivo y Reed Hastigs como inversionista (aporta 2,5 millones de dólares). Les ayuda una doctrina que el Tribunal Supremo estadounidense confirma ese mismo año, que dice que la primera venta permite la cadena de distribución de productos protegidos por derechos de autor, el préstamo en bibliotecas, la cesión, el alquiler de vídeos y los mercados secundarios de obras protegidas por derechos de autor. Es decir, que alguien puede comprar un libro o un DVD y vendérselo a un tercero. 

Primeros pasos

Comenzaron a publicitar Netflix en páginas webs de cinéfilos y así crearon una lista de espera para el lanzamiento de su producto. En abril de 1998 se lanzaría al público y debido a la alta demanda colapsaron los servidores. Al principio podías comprar o alquilar los DVD con un servicio de suscripción. Se les ocurrió un acuerdo con los fabricantes de DVD por el cual con la compra de un equipo tenían acceso al servicio gratis de Netflix por un mes.

Ganaron miles de clientes pero el ritmo de aumento de aquellos que no generaban ingresos hasta 30 días después, estaba quemando la caja de la tesorería. Cuatro meses después del lanzamiento ya tienen 20.000 pedidos y alcanzan una facturación de un millón de dólares, pero el modelo de negocio no era sostenible. Los costes de envío y la rotación de títulos, más la atención al cliente, disparaban los costes. En ese momento Hasting se nombra co-CEO.

En ese momento la junta de accionistas de Netflix, aprovechando que tras su salida a bolsa Amazon estaba adquiriendo otras compañías, ofrece la empresa a Jeff Bezos. Éste está interesado pero cree que mientras siguieran quemando caja, cada vez se podría adquirir por menor valor y ofrece sólo 12 millones de dólares, sabiendo que la rechazarían pues no cubría la inversión de los accionistas. No obstante, acuerdan que Netflix deje de vender DVDs y recomiende hacerlo en Amazon, y a cambio ésta daría visibilidad al catálogo y servicio de suscripción de Netflix.

Guerra entre Netflix y Blockbuster

Hasting salva la mala situación al conseguir captar, en plena burbuja “.com”, 50 millones de dólares de nuevos accionistas, y fichan como director financiero a Barry McCarthy (actualmente alto directivo de Spotify) para que prepare la salida a bolsa con el argumento de sus 120.000 clientes y 800.000 pedidos por mes. Pero la burbuja estalla. Hasting vuelve a intentar vender la compañía, esta vez por 50 millones. El elegido es Blockbuster, el gigante del alquiler de VHS en todo Estados Unidos, teniendo casi el monopolio hasta la llegada de Netflix. Blockbuster rechaza el acuerdo y entra en una guerra de tarifas con Netflix que perjudica a ambas compañías. 

Sin embargo, el 23 de mayo de 2002 Netflix, cuando solo le quedaban 15 millones en tesorería para seguir a flote, consigue salir a bolsa. McCarthy antes despide al 40% de la plantilla de la compañía. Consiguen recaudar casi 82 millones con las acciones colocadas y la empresa es valorada en más de 300. En ese momento, en el que empiezan a ir mejor las cosas, Randolph se ve relegado en el consejo ante su idea de comenzar a vender productos y alquilarlos en supermercados y centros comerciales (hasta propuso un acuerdo con McDonald’s). En 2003 deja la empresa.

Justo ese año Netflix alcanza el millón de suscriptores y la compañía está disparada en bolsa. Entonces McCarthy anuncia que quiere dejar el proyecto y las acciones se desploman un 60%. Además, surge el rumor de que Amazon está creando una división para hacerles la competencia. McCarthy decide quedarse pero cree obligado recortar en un 20% el precio de la suscripción. Curiosamente, lo que consigue con ello, es que Blockbuster haga lo mismo, lo que precipita su caída.

Netflix compraba contenido a las principales productoras de televisión y cine, a las cuales incluso llegó a salvarlas de la quiebra por la crisis de 2008

En 2007 Netflix intentaría comprar la división online de Blockbuster por 600 millones. Los ingresos de la cadena de alquiler seguían siendo más de cuatro veces superiores a los de Netflix por lo que la rechazan. Pero cuando ese año Netflix saca su servicio de streaming, triunfa. Compraba contenido a las principales productoras de televisión y cine, a las cuales incluso llegó a salvarlas de la quiebra por la crisis de 2008. La banda ancha de internet llegaba ya al 50% de los hogares de Estados Unidos y casi el 20% del tráfico era hacia su web.

El 23 de septiembre de 2010, Blockbuster se declara en bancarrota mientras Netflix inicia su expansión internacional, primero en Canadá y luego en Latinoamérica. Pero entonces Hasting toma la decisión errónea de aumentar los precios un 25%. Un millón de suscriptores se da de baja y el precio de las acciones se desploma casi un 80%. Para colmo, sale Amazon Instant Video para competir en streaming. Sin embargo, consigue de nuevo recuperarse. Por un lado, aciertan al comprobar que los clientes no quieren esperar para ver el contenido que le gusta, por lo que comienzan a lanzar las temporadas y los programas completos. Por otro, tienen éxito en sus primeras series de producción propia. Los suscriptores se vuelven a disparar.

Y el resto es más conocido: desde los mínimos de finales de 2011 se dispara espectacularmente en bolsa, aunque con un par de baches en 2018 y 2019, hasta llegar a estar a finales del año pasado -tras el pasajero éxito de la serie El Juego del Calamar- entre los 10 valores de mayor capitalización bursátil de Wall Street, con un valor superior a los 300.000 millones de dólares (desde los 300 millones en los que fue valorada en su primer día de cotización bursátil 19 años antes). Desde entonces ha perdido más de un 70% de su valor, aunque sigue siendo una empresa muy exitosa que capitaliza más de 80.000 millones de dólares.

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