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Economía

El campo y la vuelta a las aulas salvan de momento la estadística laboral, pero sólo el 5% de los contratos son fijos y a jornada completa

A la educación pública le faltan 26.600 profesores.

La estadística del mercado laboral, a la espera del confinamiento de la comunidad madrileña (la primera economía regional de España que representa el 20% del PIB) y de la confirmación de la segunda ola del coronavirus en el resto del país, se ha beneficiado del denominado efecto rebote al partir de las peores cifras anteriores. Por ello, y en el intento de muchas empresas de intentar una vuelta a la normalidad o de aprovechar el mes ante las incertidumbres económicas del otoño, en septiembre se han creado 84.013 empleos medios nuevos (el mejor dato de la serie histórica en este mes) y el paro se ha reducido en 26.329 personas (la cifra más elevada desde 2007).

Pero, la letra pequeña de estos resultados advierte de que aún queda mucho camino por recorrer para volver al menos a la situación precovid mientras surgen muchas dudas a corto y medio plazo. Por ejemplo: todavía hay 500.529 afiliados menos a la Seguridad Social (420.257 en el sector servicios) desde que se decretó a mediados de marzo el estado de alarma; más de 725.000 trabajadores siguen atrapados en los ERTES, y no saben si van a acabar en el paro (en septiembre sólo se redujo un 10% su número frente a un 27% del mes anterior y del 35% en los meses precedentes); hay 696.776 parados más que en septiembre de 2019 cuando entonces el desempleo bajaba a un ritmo anual de 122.798, y 487.445 más desde febrero; y se han hecho 5,2 millones de contratos menos en el acumulado de lo que va de año (tercer trimestre). Lo que es evidente es que la estadística se ha salvado en septiembre gracias al campo y a la concentrada vuelta a las aulas y todo ello a costa de un aumento de la precariedad y del reparto del empleo que ha alcanzado otro nuevo récord: sólo el 5,5% de los contratos registrados (menos de 91.000) fueron indefinidos y a jornada completa, que es el modelo laboral que pretenden los españoles. 

En septiembre se registraron 35.500 nuevos afiliados a la Seguridad Social en el régimen especial agrario (más otros 900 en el régimen general) frente a las más de 26.000 bajas en el mismo mes de hace un año. Este aumento se debe al aumento de la oferta laboral en este sector que abastece al sector alimentario y que sigue creciendo ante el repunte de la pandemia. Mientras tanto, la apertura masiva de los centros educativos ha provocado la aparición de 55.000 nuevos cotizantes en la educación (muchos colegios han complementado sus plantillas por la situación sanitaria), 10.000 más que en el mismo mes de 2019. Se trata en su mayor parte de la contratación de trabajadores despedidos durante el verano (para no pagar cotizaciones mientras perciben la prestación de paro) que son de nuevo dados de alta en este mes y en los posteriores. En todo caso, las salidas han sido este año exponencialmente más elevadas (más de 220.000 desde marzo) por el efecto de la pandemia. En esta línea, las actividades administrativas se han apuntado más de 47.000 altas medias. Mientras tanto, el comercio ha dado de baja a 20.000 efectivos en este mes y 47.000 la hostelería. 

Todo ello, ha llevado a que la Seguridad Social consiga esos 84.000 nuevos afiliados (frente a los 3.224 en septiembre de 2019) que sirven para engordar la estadística pero no tanto sus arcas ya que su calidad contributiva será probablemente muy baja por el aumento de la precariedad. De momento, sólo se ha recuperado la mitad de los afiliados que desaparecieron durante los meses duros de la pandemia y las perspectivas no parecen halagüeñas. Además, aunque en septiembre alcanzó los 18.843.729 afiliados, hay que restar los más de 700.000 que figuran en ERTES que se les considera afiliados pero las cotizaciones empresariales son nulas o muy limitadas. En todo caso, el número de afiliados sigue muy lejos del récord conseguido en julio del año pasado cuando superó los 19,5 millones, es decir, hay unos 700.000 menos.

No hay que echar las campanas al vuelo ya que el 43,2% de estos nuevos contratos indefinidos (72.258) son a tiempo parcial

De los más de 1,6 millones de contratos que se han realizado en este mes, con un incremento inusitado de 513.000 más que en agosto pero con un descenso de 462.000 respecto al mismo mes de hace un año, sólo el 10% fueron indefinidos (163.209). Ha aumentado la contratación fija en casi 67.000 más respecto al mes anterior (pero el 40% se debe a conversiones de contrataciones temporales cuyo plazo vencía ahora), pero se produce un descenso de 75.500 respecto al mismo mes del año anterior y de casi 500.000 menos en el acumulado de lo que va de año. No hay que echar las campanas al vuelo ya que el 43,2% de estos nuevos contratos indefinidos (72.258) son a tiempo parcial. Por primera vez en la historia laboral en España se llega a este porcentaje. Lo que significa que muchas empresas optan por esta fórmula de contratación por horas con carácter fijo (más barata en sus cotizaciones y a la hora de despedir) en lugar de la jornada completa ante la situación de incertidumbre actual. Este sistema de empleo parcial ha aumentado más de un 120% respecto al mes anterior. Por tanto, las cifras tienen escasa aportación a la recaudación. En cuanto a los contratos temporales, en septiembre se realizaron casi 1,5 millones, 450.000 más que en el mes anterior y a la vez 390.000 menos que el mismo mes de 2019. De ellos, casi medio millón (un tercio) se formularon a tiempo parcial.  De esta forma, sale que unos 550.000 contratos de este mes (indefinidos y temporales) fueron por unas horas.

Miedo a que no haya campaña de Navidad

En cuanto al paro, las cifras oficiales ofrecen muchas dudas porque muchos demandantes no pueden aún inscribirse en las oficinas por el retraso de las citas previas y las dificultades añadidas que entraña a muchos colectivos la administración electrónica y el teletrabajo instaurado. Bajó en 26.339, algo que no ocurría desde hace 13 años, cuando hace un año subía de casi 14.000. Se ha beneficiado también del efecto rebote de las cifras. Así, se observa curiosamente que el desempleo de los servicios baja en 13.300 cuando en el mismo mes de 2019 subida en más de 24.000 pese a que la situación económica es peor ahora. En la industria, quizá por el intento de muchos empresarios de activar la producción antes del nuevo rebrote de la pandemia, el paro ha caído cuatro veces más que hace un año (8.100). En la agricultura baja en 9.500, una cifra similar a la del mismo mes del año pasado, y algo parecido sucede en la construcción (cae en 7.600 en ambos años). Sin embargo, ante la ausencia de la creación de nuevos puestos, el paro de los jóvenes y de personas sin empleo anterior ha subido en 12.300 personas frente a los 9.000 de crecimiento de septiembre de 2019. 

La prueba de fuego para el mercado laboral y la economía, con una segunda oleada de la pandemia y con la clase política más enfrentada que nunca, ha comenzado ahora en el cuarto trimestre con un consumo retraído (también la inversión) y la amenaza de que todos los sectores sientan en sus carnes que por primera vez no haya, por ejemplo, campaña de Navidad.

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