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Larry Summers, el gran culpable de la crisis según ‘Inside Job’, máximo favorito para suceder a Bernanke en la Fed

A principios del año que viene, concretamente en enero, tendrá lugar el remplazo de, tal vez, el cargo más importante del mundo: presidente de la Reserva Federal de EE UU. Un puesto de importancia similar al presidente. Hay dos candidatos claros: Janet Yellen y Larry Summers. Este último cuenta con más posibilidades, según la prensa especializada de EE UU. Pero no faltan quienes denuncian que ha sido uno de los grandes pirómanos del actual incendio financiero mundial que se ha traducido en una crisis sin precedentes.

Así lo señalan desde numerosos flancos, pero especialmente lo hace la célebre película Inside Job (disponible totalmente en Youtube), documental dirigido por Charles Ferguson que analizaba las causas de la crisis y tuvo un gran impacto. Fue galardonado con un premio Oscar.

Nace Citigroup

En dicha película, recuerdan que Summers, como secretario del Tesoro, impulsó la derogación de la ley Glass-Steagal, que establecía la separación entre banca comercial y de inversión, para permitir la fusión entre Citibank y Travellers. Puede verse a partir del minuto 16.

Asimismo, ponen de manifiesto que fue el propio Summers quien vetó la regulación del  mercado de derivados, como puede verse en el minuto 24 del filme. Sin embargo, merece mucho la pena dedicar dos horas a ver esa película, quien no lo haya hecho. Y quien la haya visto, también encontrará interesante repasarla.

Summers, profesor de Harvard, es una persona con muy buena relación con Barack Obama, de la misma manera que la tuvo en su día con Bill Clinton. Algo llamativo, ya que el big bang de Wall Street llegó a mediados de los 80, con la liberalización llevada a cabo por la administración Reagan.

En cualquier caso, parece claro que EE UU no está por la labor de dar un giro a su política monetaria. Su banco central es financiador de primera instancia del estado y no tiene el menor problema en implementar grandes programas de compra de deuda y masivas inyecciones de liquidez. Lo malo de eso es que, si se convierte en una práctica estructural, genera enormes burbujas, que aceleran los ciclos y cuyas consecuencias ya hemos conocido. Por el momento, no se prevén giros hacia la ortodoxia, por lo visto. 

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