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Economía

La industria tabaquera consigue que profesionales de la salud defiendan el uso de cigarrillos electrónicos

Laboratorio de BAT en Southampton

Grace Wong es una enfermera con más de 30 años de experiencia de Nueva Zelanda y uno de sus principales objetivos es, según cuenta, reducir el consumo de tabaco en su país. ¿Cómo? Recomendando, entre otras cosas, que sus pacientes que son fumadores se cambien a los cigarrillos electrónicos. 

Wong es la directora de Smokefree Nurses, una iniciativa puesta en marcha en las antípodas para que las enfermeras puedan "recomendar" -no prescribir, ya que no se trata en ningún caso de un medicamento- el uso de cigarrillos electrónicos y otro tipo de productos con nicotina como alternativa al consumo de tabaco.

La realidad es que cada seis segundos una persona muere en el mundo de enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco. Esto quiere decir que más gente se muerte de patologías relacionadas con fumar que de malaria, VIH y tuberculosis cada año, de acuerdo con el último informe The Global State of Tobacco Harm Reduction 2019. También lo asegura la Organización Mundial de la Salud

La industria tabaquera es plenamente consciente de ello, al igual que sabe que necesita transformar sus productos, ya que el consumo de tabaco no hace más que caer. El futuro de estas compañías, por tanto, es electrónico. O al menos así se desprende del Sexto Fórum Global sobre la Nicotina que se celebra estos días en Varsovia y en el que Grace Wong participa como ponente. 

El futuro de la industria es electrónico

Se trata de una de las mayores conferencias a nivel mundial dedicada al consumo de nicotina. Reúne a más de 600 profesionales del sector: médicos, enfermeras y científicos del lado de directivos y comerciales de las principales tabaqueras, así como asociaciones de 'vapeadores'. 

Aquí se presentan los últimos modelos de cigarros electrónicos y sus variantes. Hay infinidad de opciones: sistema abierto, sistema cerrado, compacto, recargable, con sabor... Por otro lado, se celebran decenas de charlas en las que participan profesionales del sector de la salud y científicos para debatir sobre la regulación y el debate que rodea al uso de este tipo de dispositivos.

Uno de los ejemplos que más se usa es el del Ministerio de Sanidad de Reino Unido, una de las pocas instituciones públicas que aprueba el uso de los cigarros electrónicos y lo defiende, ya que afirma que son un 95% menos dañinos que los cigarrillos. 

Y es que probablemente, el concepto que más se repite durante la jornada es el de "reducción de daños", que hace referencia justo a eso, a la promoción de productos con nicotina como alternativa al consumo de tabaco. Dentro de la industria son denominados como PRRP o Productos de Potencial Riesgo Reducido y están prohibidos en muchos países o carentes de regulación. 

"El vapeo es un milagro"

La premisa que rodea al congreso es muy simple: lo mejor para la salud es dejar de fumar. Pero como dejar de fumar "puede resultar terriblemente complicado", tal y como asegura Atilla Darko, médico procedente de Australia presente en el fórum, tienen que existir alternativas con nicotina que no resulten tan dañinas. "Lo que salvó es ilegal", apunta. En su país este tipo de dispositivos no están permitidos. 

"Intenté dejar de fumar durante años, pero no podía, lo necesitaba para pensar", explica. "Cuando apareció el vapeo, para mí fue un milagro", afirma Darko, que garantiza que ahora puede disfrutar "de la nicotina sin ningún tipo de consecuencias". 

Chris Proctor, director científico de PRRP de British American Tobacco (BAT) -dueña de marcas como Lucky Strike, entre otras- lo tiene muy claro: "La mala prensa que tiene la nicotina se debe exclusivamente al tabaco". La empresa ha invertido más de 2.500 millones de dólares en estos nuevos productos en los últimos siete años. 

"La gente va a seguir consumiendo"

"Creemos que la gente va a querer seguir consumiendo nicotina, por lo que queremos que puedan hacerlo sin sufrir todos los daños que el tabaco y sus componentes conllevan", explica el director científico de BAT. 

A pesar de que muchos de los empresarios del sector venden sus productos como una herramienta para que los fumadores dejen el tabaco de una manera transicional y menos dañina, Proctor reconoce que la nicotina que hay en un cigarrillo electrónico es igual de adictiva que la de un cigarrillo normal.

"Tiene hasta ciertos beneficios", alega. Hace referencia a que esta sustancia puede actuar como un estimulante o reducir el apetito, así como disminuir la irritabilidad. Por otro lado, explica que el tipo de sustancias que hay en los nuevos productos están refinados farmacéuticamente y sometidos a todo tipo de controles. 

No obstante, los nuevos cigarrillos electrónicos continúan llevando una etiqueta en la que se puede leer "este producto contiene nicotina, una sustancia que puede producir adicción", muy similares a las advertencias que aparecen en las cajetillas de tabaco que se producen en España, donde ninguno de estos productos están permitidos por el momento. 

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