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Economía

Estados Unidos presionó al Ejecutivo de Rajoy para que interviniera Bankia en 2012

El presidente de Estados Unidos Barack Obama junto al secretario del Tesoro, Timothy Geithner.

Estados Unidos presionó al presidente Mariano Rajoy en 2012 para que atajara la quiebra de Bankia, esa ‘patata caliente’ que nadie se atrevía a intervenir y que el propio presidente del Gobierno considera “estuvo a punto de tumbar a España”. Cuando se cumplen dos años del rescate, el diario El País saca a relucir detalles hasta ahora inéditos.

El presidente del Gobierno, cuentan sus allegados, no fue consciente de la magnitud del problema de la entidad hasta unas semanas antes de su debacle, lo cual encendió todas las alarmas internacionales. Barack Obama vio comprometida su reelección dada la gran exposición de la economía estadounidense a la crisis del euro, y fue su toque de atención al titubeante Rajoy lo que desbloqueó la parálisis de un Ejecutivo que no se atrevía a descabezar la cúpula de Rodrigo Rato.

“Bankia terminó por convertirse en el problema no resuelto del sector financiero y, por ende, de toda la economía española. Fue, aquel primer semestre de 2012, el centro de todas las conversaciones en el mundo financiero de Europa y de Estados Unidos”, asegura al diario de Prisa un ejecutivo bancario que pide conservar el anonimato.

Durante esos días de tensión, el teléfono del ministro de Economía Luis de Guindos no dejó de sonar. El propio secretario del Tesoro, Timothy Geithner, le telefoneó hasta en cinco ocasiones, según fuentes cercanas al Gobierno, para reclamarle una urgente solución. “Pide el dinero que sea necesario. El Fondo Monetario Internacional te lo va a conceder, pero es necesario solucionar ya el problema de Bankia”, parece que declaró el político norteamericano.

Otros países también presionaron al ministro en las reuniones del G-20, del Eurogrupo y desde el BCE. Personas que estuvieron en la operación de Bankia y que piden el anonimato admiten que “la solución de Bankia se retrasó varios meses más de lo aconsejable, lo que encareció la solución”.

Al final, tras la intervención Europa tomó el control de la economía y forzó la constitución de un banco malo y el uso del dinero de los contribuyentes para soportar los agujeros de capital de las antiguas cajas, algo que negó Rajoy antes de llegar a La Moncloa.

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