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Economía

El BCE se queda sin munición y atormenta al mercado

La presidenta del BCE, Christine Lagarde

Christine Lagarde no es Mario Draghi y cuanto antes lo entienda el mercado, mejor irán las cosas. La actual presidenta del Banco Central Europeo (BCE) ha dado este jueves un discurso muy crudo, pero sincero a la vez. Y eso no ha gustado al mercado. La máxima dirigente del supervisor europeo no ha querido pasar de puntillas por la actual pandemia que azota a muchas economías, entre ellas la española, y ha lanzado un mensaje muy crítico: esta vez el problema no lo solucionará el BCE, es trabajo de todos. "Consideramos que el choque actual es severo, pero temporal si todos los jugadores toman las medidas correctas", ha asegurado Lagarde. 

Tras estas palabras, la Bolsa española ha pasado de caer un 5,8% a desplomarse un 14,6%, siendo esta la mayor caída registrada por el índice, superando así a la del 24 de junio de 2016 cuando Reino Unido decidió separarse de la Unión Europea. La sangría ha sido tal, que prácticamente todos los valores han cerrado con descuentos superiores al 10%. 

Tampoco ha ayudado que la dirigente francesa haya reconocido que las nuevas previsiones macro han nacido "obsoletas" por el rápido crecimiento del virus de Wuhan. El BCE ha revisado a la baja el crecimiento del PIB de la eurozona para los próximos años, pronosticando así un 0,8% en 2020 y un 1,3% en 2021.

"Los riesgos que rodean las perspectivas de crecimiento de la zona del euro se inclinan claramente a la baja", ha afirmado Lagarde, para quien, además de los riesgos previamente identificados relacionados con factores geopolíticos, el proteccionismo y las vulnerabilidades en mercados emergentes, la propagación del coronavirus "agrega una fuente nueva y sustancial de riesgo a la baja a las perspectivas".

Tras su abrupta rueda de prensa, Lagarde ha tenido que recular en una entrevista para la CNBC y ha adaptado su discurso dando una suerte de consigna al más puro estilo Draghi: "Estamos listos para usar la determinación y fortaleza necesarias", ha dicho.

No quedan balas

El que estuviera esperando que el supervisor europeo sacara un conejo de la chistera que siga sentado, porque hace ya tiempo que el bazuka del BCE dejó de funcionar. Las últimas balas las lanzó Draghi y a su sucesora sólo le han quedado los casquillos -el italiano pudo subir tipos en 2016 y no lo hizo-. La pólvora la tienen ahora los Gobiernos y las medidas fiscales. La política monetaria pide ya la hora. Y es que por mucho que se desee, no hay nuevas herramientas que puedan hacer frente a esta crisis sanitaria imprevista (el helicopter money sigue sin ser una opción).

Lagarde ha hecho este jueves un jersey con un sólo hilo. Ha anunciado compras de deuda mensuales por valor de 120.000 millones de euros, nuevas ventanas de liquidez y más facilidades para los TLTRO. También ha liberado a los bancos de ciertos requerimientos regulatorios, sobre todo de capital, y no ha bajado tipos. Esta última ha sido su decisión más polémica. Pero, ¿acaso bajar diez puntos básico la facilidad de depósito hasta el -0,60% hubiera arreglado algo?. Más bien no. 

El BCE también ha decidido activar parcialmente el colchón de capital y liquidez de la banca. En concreto, la autoridad monetaria ha dado vía libra a los bancos para operar de forma temporal por debajo de los niveles de capital definidos en el Pilar 2, el colchón de conservación de capital (CCB, por sus siglas en inglés) y el ratio de cobertura de liquidez (LCR).

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