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Economía

CIFRAS Y LETRAS

Del ‘flower power’ del Ibex al ‘happy end’ de Pedro Sánchez

Las élites empresariales han regalado al presidente un final feliz para una semana que arrancó torcida. El entusiasmo de Botín y el patinazo de Garamendi son oxígeno puro ante la prueba de fuego de los indultos

Marc Puig, Ana Botín, Pablo Isla y José María Álvarez-Pallete, en la reunión del Cercle d'Economia.

Ni en sus sueños más psicodélicos podía imaginar Pedro Sánchez que el Gobierno iba a cerrar tan bien una semana que comenzó tan mal. El presidente regresó este viernes de Barcelona a Madrid con el regusto del triunfo en el paladar, plenamente satisfecho por cómo se habían enderezado las cosas. 

Había dos hitos importantes en la agenda semanal: el encuentro con Joe Biden y la cita con la presidenta de la Comisión Europea. El primero acabó en 'gatillazo', aunque Sánchez lograra hacerse la ansiada foto con el presidente de Estados Unidos. El segundo se materializó como un éxito, con otra imagen de por medio: la de Ursula von der Leyen posando junto al líder socialista con el Plan de Recuperación en las manos, recién bendecido por Bruselas

Pero casi nadie en Moncloa esperaba que algunos empresarios iban a tenderles una alfombra mullida para recorrer el pedregoso camino de los indultos a los líderes independentistas. Hasta Iván Redondo, escudero fiel del presidente y experto en moldear el relato político, tuvo que sorprenderse al escuchar este miércoles en Barcelona a Ana Botín o a José María Álvarez-Pallete

La presidenta del Santander y su homólogo en Telefónica, dos Ibex 'pata negra', participaban en una mesa redonda organizada por el Cercle d'Economia. La institución, lobby de la alta burguesía catalana, había logrado armar una agenda impecable en la semana perfecta. Con el debate sobre los indultos en su punto más álgido, el Cercle atrajo a una nutrida representación del poder político y empresarial, encabezada por Felipe VI. Compartían cartel Yolanda Díaz, Pablo Casado o Pere Aragonés, junto a Pablo Isla (Inditex), Antonio Garamendi (CEOE), o los mencionados Botín y Álvarez-Pallete.

La cita en en el hotel W daba pie a significarse, a declararse afín o enemigo de una decisión política que rechazan radicalmente los partidos de la oposición. El presidente del Cercle abrió la veda el miércoles dejando clara la posición favorable de las élites financieras y empresariales catalanas. Para Javier Faus, la medida de gracia supone “una oportunidad histórica de concordia”, para avanzar hacia una “España menos radial, más alemana que francesa, donde se repartan mejor los beneficios de la centralidad, donde todas las regiones se puedan desarrollar plenamente”.

Ciertos empresarios del Ibex han optado por una calculada autocensura que algunos llegan a considerar cómplice o cobarde

La declaración del dueño de Meridia Capital Partners no causó sorpresa. Como tampoco la generó el ataque frontal de Casado. Sí sorprendieron las intervenciones de los tres presidentes del Ibex. Ni Isla ni Botín ni Álvarez-Pallete hicieron mención alguna, directa o indirecta, al asunto que afecta a la arquitectura territorial de España. Al contrario, los tres lanzaron mensajes repletos de optimismo sobre el futuro que nos espera a los españoles. 

La más atrevida fue la presidenta del Santander, quien llegó a asegurar que España “se va a salir del mapa”, en referencia a los buenos pronósticos macroeconómicos. El presidente de Telefónica aseguró que esas previsiones “probablemente se van a quedar cortas”. Y el de Inditex cerró el círculo afirmando: “creo que lo ha descrito Ana perfectamente. No tengo nada que añadir”.

El silencio sobre los indultos y el entusiasmo sobre la recuperación son oxígeno puro para Pedro Sánchez y su legislatura. También son de oro las palabras del presidente de CEOE, quien aseguró -aunque más tarde intentara matizarlo- que los indultos serán “bienvenidos” si sirven para “normalizar las cosas”. Un mensaje que aún resuena en los pasillos de la patronal: “Estamos flipando”, aseguran, literalmente, desde una de sus ‘filiales’.

El presidente de CEOE, Antonio Garamendi, en la reunión del Cercle d"Economia.EP

Ciertos empresarios del Ibex han optado por una calculada autocensura que algunos llegan a considerar cómplice o cobarde. Tampoco es pura la supuesta valentía de las élites empresariales catalanas, que abogan por el indulto y el diálogo, pero mantienen las sedes de muchos de sus negocios fuera de Cataluña. Lo sucedido y debatido esta semana en el Cercle invita a formular dos preguntas. ¿Por qué el poder económico de Madrid no da más la cara sobre los asuntos de Estado? Y ¿por qué quienes mueven el dinero en Barcelona no predican con el ejemplo y emiten una señal de confianza en sus gobernantes 'repatriando' sus sedes sociales al territorio catalán?

De entrada, la excesiva cautela del Ibex no puede interpretarse sin tener en cuenta el momento. Botín habló de España y su mapa sólo unas horas después de que Bruselas aprobara el Plan de Recuperación. Esa confirmación implica que la Unión Europa empezará a regar la economía española con millones de euros. En julio llegarán 9.000 millones y otros 10.000 en diciembre. Y la manguera seguirá abriéndose en 2021, a medida que el Ejecutivo cumpla los requisitos. 

Una parte del dinero irá a parar a la cuenta de resultados de las mayores compañías. De uno u otro modo se verán favorecidas por el torrente de dinero que promoverá, sobre todo, la digitalización y la descarbonización de la economía. Santander o BBVA harán negocio cofinanciando proyectos; Iberdrola o Endesa, con el hidrógeno verde o las baterías; Telefónica ayudando a las pymes a digitalizarse; ACS o Acciona, con nuevas concesiones de servicios… 

Pedro Sánchez y Úrsula von der Leyen
La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.EFE

Todos han dado un paso al frente para ampliar sus cuentas de resultados. Y uno atrás a la hora de juzgar en público las acciones de un Gobierno que muchos de ellos fustigan en privado. Porque el gabinete de Pedro Sánchez sigue sin clarificar cómo entregará en tiempo y forma las reformas que exige Bruselas. Tampoco ha aparcado las promesas de abolir la reforma laboral y elevar con brío el salario mínimo, dos amenazas reales para la 'salud' de los empresarios. Y España, por mucho que las previsiones pinten bien, sigue a la cabeza de la Eurozona en paro y déficit.

Otros analistas consultados insisten en que “los problemas políticos deben resolverlos los políticos; y los empresariales, los empresarios”. Precisamente por eso se preguntan por qué líderes de la talla de Botín, Isla o Álvarez-Pallete se prestaran a intervenir en ese foro, donde la mayoría se iba a 'mojar' sobre una decisión puramente política. Se veía venir porque sólo siete días antes el Cercle d'Economía había difundido una nota institucional en la que abogaba por encarar "con valentía y amplitud de miras el debate sobre el modelo territorial". Y que contenía algún dardo punzante que escoció en La Moncloa y en el propio Ibex: "La capitalidad de Madrid no puede actuar como aspiradora de recursos del resto de España".

Los grandes empresarios han dado un paso al frente para hacer negocio con los fondos. Y uno atrás a la hora de juzgar en público las acciones de un Gobierno que muchos de ellos fustigan en privado

Por si quedaba alguna duda, directivos como Jordi Gual -expresidente de Caixabank, 'número dos' del Cercle y voz autorizada del 'establishment'- reiteraron ante el auditorio del W que los indultos no pueden observarse como "concesiones inaceptables ni vergonzosas", sino como un "inicio del diálogo"

Ajenos a los envites, 'los Ibex' se marcharon de Barcelona dejando un aroma a ‘flower power’, a entusiasmo económico forzado que chirría en los oídos de millones de españoles. El desliz de Garamendi, por su parte, aportó el ‘happy end’ que no esperaba Sánchez. El líder socialista acudió a Barcelona el viernes a clausurar el evento del Cercle, con una buena noticia bajo el brazo (el fin de la mascarilla obligatoria en las calles) y la sensación del jugador que es bien recibido en campo ajeno. Un final feliz para una semana en la que el presidente de España tuvo que mendigar un paseo de 29 segundos con el hombre más poderoso del mundo. 

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