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Economía

Las últimas exigencias del FROB complican la fusión de CaixaBank y Bankia

Jaime Ponce, presidente del Frob.

Las negociaciones de Caixabank y Bankia han encallado en la ecuación de canje. Ninguna quiera dar su brazo a torcer cuando se habla de líneas rojas, lo que hace muy complicado llegar a un acuerdo. Sobre todo cuando se negocia el peso que tendrá cada una en el banco fusionado.

Las exigencias de Caixabank son muy claras: su principal accionista no puede bajar del 30%. En el caso de Bankia, el Estado "pide más". Teniendo en cuenta estas dos máximas los número no suman, señalan las fuentes consultadas, que aseguran que el FROB quiere mantener la prima exigida del 20% o incluso más. 

Sea como fuere, fuentes conocedoras de las negociaciones aseguran que las posturas están más cerca de lo que se piensa y por ese mismo motivo esperan poder convocar a los Consejos esta misma semana, aunque aún no hay una fecha clara. Lo que sí está claro es que no se va a volver a hacer un llamamiento hasta que no se hayan resuelto estas diferencias. 

Lo que está claro es que Caixabank parte con cierta ventaja negociadora, pues es el banco más grande. De hecho triplica en tamaño a Bankia. Será la entidad absorbente y por eso es normal que quiera mantener cierto peso, por mucho que el Gobierno quiera sacar el mayor rendimiento de esta fusión. 

De hecho, la vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, ha señalado en varias ocasiones que el Gobierno trabajará para que la fusión anunciada entre Caixabank y Bankia "maximice el valor de la participación pública" en esta segunda entidad, al mismo tiempo que se refuerza la estabilidad financiera en el país. 

En concreto, ha indicado que buscará "proteger el interés general", lo que pasa, "como siempre", por tratar de maximizar el valor de la participación pública en Bankia, que es una de la "herencias arrastradas desde la crisis financiera", así como "reforzar la estabilidad financiera" en el país.

Fusión Caixabank-Bankia

CaixaBank y Bankia, tercera y cuarta del sector financiero español, confirmaron hace dos semanas el inicio de conversaciones con vistas a una operación que daría origen a una entidad con activos por valor de 650.000 millones de euros, unas 6.600 sucursales (4.400 la entidad de origen catalán y más de 2.200 la entidad nacionalizada) y una plantilla conjunta superior a los 51.000 empleados (casi 35.600 CaixaBank y unos 16.000 Bankia), lo que propiciaría significativas sinergias.

El rescate de Bankia en 2012 implicó la inyección de unos 24.000 millones de euros en ayudas públicas, de las que el Estado ha recuperado hasta la fecha algo más de 3.000 millones tras la enajenación de dos paquetes accionariales y vía dividendos.

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