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Las gestoras, a la espera de nuevas medidas del BCE y de las palabras de Mario Draghi

Mario Draghi, presidente del BCE

En la última cita, celebrada en diciembre, las decisiones del BCE no resultaron muy convincentes para los inversores, que esperaban más munición 'expansiva'. Un mercado que además ha reaccionado de forma muy volátil durante este comienzo de año, en parte por el ruido generado por las ventas de activos de renta variable de los fondos soberanos, los movimientos más agresivos de los hedge funds, los fondos VaR o de control de riesgo acentuando las caídas de las bolsas, y con el paisaje de fondo del bajo precio del petróleo y las eternas dudas sobre la economía china, y en parte por la aparente debilidad del crecimiento de los países europeos y el escaso aumento todavía del crédito.

“Las cuatro grandes economías de la zona euro ya registran cifras de inflación negativas, por lo que el BCE tiene muchas más razones para actuar ahora que cuando lo hizo en diciembre”, dice Fabrizio Quirighetti, director de inversiones de SYZ AM.

Precisamente este último punto es lo que más preocupa a los analistas puesto que, con los tipos de interés bajo mínimos y el margen de las entidades financieras estrechándose cada vez más, cualquier alteración de su menguante negocio tradicional de prestar dinero puede volverse en contra  de las medidas supuestamente reanimadoras del BCE.

Estos factores llevan a pensar a Patrice Gautry, economista jefe de Union Bancaire Privée (UBP) que sería deseable que el BCE aceptara activos de riesgo dentro de la ampliación de su programa de compra de deuda, como bonos corporativos y bonos emitidos por instituciones financieras. “Podría dar un paso atrevido introduciendo un sistema que, con la ayuda de los gobiernos europeos, provea de garantías de préstamo o compense parcialmente el riesgo de crédito. Un anuncio como este sería una sorpresa positiva para los mercados financieros, sin importar cuándo se implementara, inmediatamente en marzo o en una fecha posterior”, señala.

“Las cuatro grandes economías de la zona euro ya registran cifras de inflación negativas y la recuperación económica de la zona del euro se ha desfondado un tanto en los últimos meses, por lo que el BCE tiene muchas más razones para actuar ahora que cuando lo hizo en diciembre”, recuerda Fabrizio Quirighetti, director de inversiones y responsable de multiactivos de SYZ AM, quien considera probable que el supervisor transnacional reintroduzca las operaciones de financiación a largo plazo, es decir, el préstamo a los bancos a tipos muy bajos, algo que permitiría a los bancos “hacer lo que el BCE no puede o no quiere hacer: comprar deuda privada u otros activos con un riesgo mayor que el de la deuda pública de los estados”.

De lo que no dudan los gestores es de que el organismo presidido por Mario Draghi va a anunciar nuevos recortes en el tipo de interés con que presta dinero a los bancos y una subida adicional en el tipo de depósito, aparte de una más que probable expansión del programa de compra de deuda mediante un aumento del volumen mensual de compras hasta los 70.000 millones de euros.

“Una ampliación de los activos elegibles siempre es posible”, asegura Marc Craquelin, director de gestión de activos de La Financière de l'Echiquier, “pero es altamente improbable que el BCE incluya los préstamos corporativos en su programa de compras. Además, en esta etapa podría decirse que es demasiado pronto todavía para abrir el QE a más instrumentos o incluso aumentar su tamaño, aunque dadas las malas noticias sobre la inflación cada vez es más probable que se produzca a finales de año”.

La 'japonizacion' de la economía europea y el escaso efecto que pueden tener la política monetaria del organismo supervisor para impulsar el crecimiento y la inflación son otras de preocupaciones de los gestores.

¿Seguir ayudando a las entidades financieras sin que se vislumbre claramente que el crédito fluye y los balances de las firmas no se resienten? ¿Reducir aún más la rentabilidad de la deuda soberana de algunos países? Son preguntas que siguen sin tener una respuesta clara si se juntan todos los componentes en el mismo cóctel. “Se revela ínfimo el impacto marginal de seguir bajando los tipos y adentrarse en territorio negativo o comprar otros mil millones de euros. Pero hay una vertiente, como es la prima de riesgo, que no ha sido empleada a fondo por el BCE, como es comprar préstamos directamente a la banca, que podría servir de subvención al sector financiero y reduciría aún más la prima de riesgo corporativa e hipotecaria inherente a este tipo de préstamos”, señala Yves Longchamp, responsable de estudios de Ethenea Independent Investors.

La 'japonizacion' de la economía europea y el escaso efecto que pueden tener la política monetaria del organismo supervisor para impulsar el crecimiento y la inflación son otras de las preocupaciones de los gestores, que no pierden de vista lo que pueda anunciar la Reserva Federal norteamericana en su reunión de la próxima semana. “Aunque la política monetaria ha ayudado mucho durante los últimos años, cada vez estamos más convencidos de que se están alcanzando sus límites: los bajos tipos de interés son beneficiosos para las economías mientras son efectivos para la transmisión de liquidez, algo que no se está produciendo. Se necesita introducir una mayor flexibilización de la política fiscal e introducir cambios estructurales”, apunta Craquelin.

“Los bonos japoneses a diez años han empezado a entrar en terreno negativo y es solo cuestión de tiempo que eso ocurra en Europa, donde los rendimientos son bajos, pero comparados con los de Japón, puede decirse que todavía queda margen para una caída adicional de 20-25 puntos básicos”, señala Salman Ahmed, director de Estrategia de Lombard Odier IM.

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