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Caramelos de coco

Juan Luis García Alejo, director de Análisis y Producto de Andbank.

Recuerdo a mi abuela regalándome ocasionalmente un puñado de caramelos. Indefectiblemente, empezaba por el limón, la naranja… Y de una manera repetitiva siempre me sobraban los de coco. Es que no me gustaban mucho, ¿les pasaba a ustedes? Igual no era ese sabor. ¿Quizá la miel? Da igual. Les cuento este lejano recuerdo personal con motivo de lo que los clientes de banca privada, incluso personal, siguen en muchos casos recibiendo: bolsas de caramelos de coco, en forma de recomendaciones que no le interesan excesivamente. ¿Por qué?

El contexto actual para la banca en España es complejo. Los tipos de referencia del BCE son negativos, lo que supone una presión extrema sobre el margen de intermediación y, en concreto, sobre el diferencial (spread) de pasivo. Tener liquidez (cuentas corrientes) en el pasado era un negocio en sí mismo. Hoy es un lastre. Lo peor es que parece que, en el horizonte visible, acorde a las propias declaraciones de los responsables de la política monetaria, los tipos seguirán siendo ultrabajos. Podía ayudar al margen de intermediación el volumen por el lado del activo (el crédito), pero muestra aún falta de tono. Además, está la extrema presión regulatoria: inagotable fuente de costes e insaciable absorbente de recursos (monetarios, humanos, temporales). Añádanle el reto de la digitalización y el cambio de paradigma en algunos de los subsegmentos del negocio bancario.

En este entorno, las entidades financieras se han enfrentado al reto de darle salida a la demanda de unos clientes que buscan soluciones para su ahorro. Y no siempre ha sido fácil: límites regulatorios, falta de capacidades o recursos… para al final acabar ofreciendo ¡los caramelos de coco!

¿Hay oportunidades desde el punto de vista de la demanda de los clientes? En nuestra opinión, sí. Hay al menos tres líneas en las que el cliente del que hablamos pide y donde  nosotros estamos encontrando respuestas.

¿Vuelve el inmobiliario? Todos los indicadores de los que disponemos señalan que, en el sector inmobiliario español, hay tendencias favorables que aprovechar. Y no hablamos de comprar un piso. Los nichos de valor se encuentran en segmentos con un grado mayor de ‘profesionalización’. Hemos trabajado ideas en las que la opción era comprar activos con un elevado castigo en precio (distressed) que les hubiera llevado a valoraciones extremas, promoviendo una reforma, la optimización de las rentas apoyándonos en un apalancamiento moderado. Ahora buscamos soluciones con especialistas en la gestión integral de proyectos,  asumiendo parte del riesgo promotor en nichos de mercado específicos, (¿son ustedes conscientes de lo limitado del suelo finalista disponible para construcción en Madrid?).

¿Energías renovables en directo? Pueden ustedes repetir el esquema anterior. Hemos encontrado oportunidades en activos fotovoltaicos distressed de la mano de expertos. Pasado el gran riesgo regulatorio, de nuevo aparecen activos que sin necesidad del sobreprecio para funcionar. Los grandes inversores institucionales ya están ahí.

¿Capital privado (private equity)? En Europa este mundo empieza a despertar. Clientes que buscan exponerse a oportunidades empresariales de forma diferente a la bolsa (start ups, venture capital, incluso recuperaciones de carácter más cíclico). Poniendo dinero en proyectos empresariales vinculados a las nuevas ideas o tecnologías. El capital riesgo es un mundo en el que, la selección de los proyectos, los compañeros de viaje, resultan críticos.

Resulta obvio señalar que las ideas apuntadas implican que el cliente efectúa un intercambio entre liquidez (disponibilidad inmediata) y expectativas de rentabilidad. Reduce la primera, para mejorar las segundas. Es claro también que son opciones no aptas para todos los perfiles de inversión (complejidad). Y que su horizonte temporal es a largo plazo. Pero ofrecen retornos, al menos ex ante, en las que la TIR supera el doble dígito. Son inversiones que pueden (¡deberían!) de formar parte del patrimonio de determinados clientes. También diremos que además aquí las soluciones industrializadas funcionan mal. Las oportunidades en este tipo de activos aparecen de manera fragmentada. Son a medida, personalizadas.

Como ven, hay algo más que caramelos de coco en la Bolsa. Pregunten por ello.

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