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España quiere fábricas de baterías, pero da la espalda a las plantas de litio

Las administraciones intentan potenciar el negocio de las baterías, pero están echando abajo los escasos proyectos de litio iniciados por cuestiones medioambientales

Un operario trabaja con baterías en la planta de Martorell.

Gobierno, administraciones y marcas de automóviles quieren impulsar en España el coche eléctrico, pero no que su producción suponga un posible problema medioambiental. Se quiere a toda costa la primera planta de baterías, pero se da la espalda a la necesidad que supone la extracción del litio imprescindible para ello y evitar así dependencia de terceros países.

Todos los focos están ahora en la puesta en marcha del primer PERTE destinado principalmente al coche eléctrico y toda su cadena de valor, pero los pocos proyectos puestos en marcha para extraer litio –principalmente en Extremadura– se encuentran de frente con todo tipo de problemas administrativos por el posible impacto medioambiental alimentado por los ecologistas que podría suponer este complejo pero necesario proceso. Queremos, por tanto, fabricar baterías en España pero que el litio venga de fuera.

Y es que la puesta en marcha del PERTE destinado al sector de la automoción española está al caer, tal como ha asegurado el secretario general de Industria y Pyme del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, Raúl Blanco, quien ha manifestado que el Boletín Oficial del Estado publicará en breve, en un plazo de días o semanas como mucho, la convocatoria de este primer PERTE de casi 3.000 millones de euros.

El secretario general de Industria y Pyme ha añadido que cuando se abra la convocatoria, verán todos los proyectos que hay, "tanto los que han ido saliendo públicamente, como otros que no y que se presentarán", por lo que tendrán los detalles y si se incluye la fábrica de baterías y de componentes. Blanco ha apuntado que todos los fabricantes en España están valorando las bases publicadas el pasado 28 de diciembre y que recoge las condiciones que deben tener los proyectos que se presenten.

Ha recordado que habrá concurrencia competitiva y que los proyectos han de tener tres bloques: el de baterías, el de la propia fabricación del vehículo y el de los principales componentes asociados al vehículo eléctrico y conectado. Espera el máximo de proyectos  posibles para que tengan el máximo impacto en las empresas y en el conjunto del territorio nacional.

Y es que entre las condiciones para acceder a estos fondos se incluye que haya participación de empresas que estén presentes como mínimo en dos comunidades autónomas, que las pymes representen el 40% de las compañías participantes y la presencia de centros de conocimiento y tecnológicos. "Esto garantizará que esos proyectos grupales tengan el máximo impacto industrial, tecnológico y territorial", ha señalado.

Para el Gobierno central la clave para la puesta en marcha de este ambicioso plan de ayudas va a ser la productividad y la competitividad, puesto que el sector de la automoción en España es tremendamente competitivo a nivel internacional al exportar el 85% de la producción de automóviles. Unas ayudas con las que se busca mantener esa alta competitividad para que siga siéndolo en las próximas décadas y que en 2030 y 2040 España siga siendo el segundo productor europeo de vehículos independientemente de la tecnología que haya en cada momento, aunque ahora todo esté enfocado al coche eléctrico.

Fabricar también microchips

Pero además de coches eléctricos y baterías, el secretario general de Industria y Pyme ha abogado por ser "participantes activos" en todas las iniciativas que se están poniendo en marcha a nivel europeo en el ámbito de los semiconductores. Se ha anunciado recientemente la ley europea de chips que busca situar a Europa a la cabeza de estos componentes y produzca al menos el 20% de los semiconductores que necesita su industria y evitar la dependencia que sufre ahora.

Blanco ha manifestado que ya hay líneas en marcha, proyectos de interés común europeo, como uno de microelectrónica, "donde España está participando de manera activa, se han presentado proyectos de 21 empresas y en torno a unos 400 millones de euros de inversión”, esperando la resolución hacia el verano.

Ha subrayado la necesidad de "aprovechar al máximo" las capacidades que tiene España de conocimiento a nivel tecnológico, con centros de investigación, empresas y 'startups' "con capacidad de diseño y producción de semiconductores".

A su juicio, "más allá de lo que sería una gran fábrica de semiconductores a nivel europeo, como las que hay, muy pocas, en el mundo", se ha de valorar la producción de los semiconductores más necesarios para la industria local, como la automoción o la fabricación de electrodomésticos, y "valorar posibilidades de inversión que haya en España en ese sentido para los próximos años".

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