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Economía

España cerrará el año sin reducir el déficit por primera vez desde 2012

Nadia Calviño.

Nuevo varapalo para el equipo de Pedro Sánchez. El déficit de España cerrará este año en el -2,5%, el mismo nivel de 2018, lo que supone no reducirlo por primera vez desde 2012, según la actualización de las proyecciones macroeconómicas del Banco de España, que se han dado a conocer este lunes. 

En septiembre, el supervisor confiaba en que el Gobierno podría rebajar esta cifra en al menos un 0,1%, pero la subida de los sueldos de los funcionarios unido a más gasto social y, sobre todo, la menor recaudación en el impuesto de sociedades, ha llevado al organismo que preside Pablo Hernández de Cos a revisar al alza este dato para el cierre de 2019. 

Pero no es sólo eso, el Banco de España también prevé que el déficit no bajará del 2% hasta el menos 2021. En septiembre confiaba que cerrara en el -1,8% en el 2020, ahora lo ha atrasado un año. El aumento hasta el 2,1% de déficit que se espera para 2021 viene dado por un efecto arrastre de la décima de 2019 y también por el desembolso de los gastos ocasionados por la DANA, que supone un coste de 700 millones de euros, y por un ajuste en el criterio de las pensiones. El supervisor considera que su pago, más vinculado al IPC, también supondrá un coste de un 0,1% adicional. 

El supervisor, que da datos de 2022 por primera vez, espera que para ese año el déficit caiga hasta el -1,4%, gracias a los vientos de cola. "Esta mejoría descansaría exclusivamente sobre los efectos favorables del ciclo económico y sobre la continuación del proceso de reducción del coste medio de la deuda, como consecuencia del contexto actual de reducidos tipos de interés", expone el Banco de España. 

Mantiene el crecimiento del PIB en el 2%

El Banco de España ha decidido mantener en el 2% el crecimiento del producto interior bruto (PIB) para el 2019, por debajo del 2,4% registrado en 2018. Asimismo, ha señalado que este indicador se moderará hasta el 1,7%, el 1,6% y el 1,5% en cada uno de los tres años siguientes. 

"Esta desaceleración, que sería coherente con una convergencia paulatina del ritmo de avance de la economía hacia su tasa de crecimiento potencial, se explicaría por una menor aportación al avance del producto tanto de la demanda externa como de la demanda interna. En cuanto a la demanda externa, su contribución al crecimiento del PIB, que habría sido ligeramente positiva en 2019, disminuiría como resultado de un avance proyectado de las importaciones más acusado que el de las exportaciones", expone el organismo.

En cuanto al empleo, la moderación gradual de las tasas de crecimiento del PIB se traducirá en una disminución progresiva del ritmo de creación de puestos de trabajo en comparación con el observado en los últimos años.

Dicha ralentización reflejaría tanto el menor ritmo de creación de puestos de trabajo como un "modesto" repunte del ritmo de avance de la población activa. En comparación con las proyecciones de septiembre, la disminución esperada de la tasa de paro es ahora algo menos pronunciada, como consecuencia de que el comportamiento reciente de la población activa ha sido algo más dinámico que el proyectado entonces. En el promedio de 2022, la tasa de paro se situaría en el 12,6% de la población activa. El 2019 cerrará con un 14,2% de paro y para 2020 se espera que caiga hasta el 13,8%.

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