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Vargas, tras anunciar su marcha de AENA: “Hay que sacar a las empresas de la política”

El presidente y consejero delegado de AENA, José Manuel Vargas

José Manuel Vargas dejará oficialmente la presidencia de AENA el próximo 15 de octubre. Detrás del motivo oficial, el cumplimiento de un ciclo, tantas veces esgrimido en la historia empresarial española, se encuentra la frustración de no haber podido estar al frente de una compañía en la que el Estado no tuviera la mayoría absoluta, es decir, con las manos más libres para actuar. Algo que, en el anuncio anticipado de su marcha, resumió con una frase lapidaria: "hay que sacar a las empresas de la política".

"Soy un firme convencido de que hay que avanzar en la privatización de las empresas", apuntó Vargas ante un grupo de periodistas y junto al ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, que se deshizo en elogios sobre la gestión del ejecutivo saliente al frente de AENA. Vargas asumió que "las empresas públicas tienen sus limitaciones y eso estaba reflejado en el folleto de salida a Bolsa de AENA".

Una situación que, sin embargo, no ha podido revertir a los largo de su mandato, que se extiende desde enero de 2012. "No era yo la persona que podía sacar a AENA de la política", lamentó, al tiempo que reconoció que entre las limitaciones de una empresa pública están las de los salarios, que han impedido en numerosas ocasiones retener el talento en el gestor aeroportuario.

Tanto Vargas como De la Serna coincidieron en señalar que fue el primero quien comunicó al ministro su intención de dejar la compañía en la primera reunión que tuvieron tras la formación del actual Gobierno, el pasado mes de noviembre.

La OPA sobre Abertis pudo cambiarlo todo

Sin embargo, hubo un hecho que pudo cambiarlo todo: si AENA hubiera aceptado el desafío de lanzar una OPA por Abertis, planteado por el fondo TCI, segundo accionista de la empresa tras el Estado.

¿Hubiera revocado entonces Vargas su decisión de abandonar la compañía? El ejecutivo no respondió con una negativa, aunque se limitó a decir que no entraba en analizar futuribles. Esa operación hubiera llevado consigo un incremento de capital en AENA y la consiguiente dilución de la participación del Estado por debajo del 51% actual, algo que no contempla la actual Ley.

"Es un aspecto del que los partidos de la oposición no quieren ni oír hablar, su postura al respecto es inflexible", puntualizó De la Serna. Por su parte, Vargas asumió que en empresas con mayoría de participación pública, como es el caso de AENA, es fundamental el consenso. De ahí esas limitaciones que, finalmente, han sido el detonante de su decisión de abandonar la presidencia del gestor aeroportuario.

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