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Las 'big tobacco' luchan para no quedarse fuera de la revolución sanitaria de los fumadores

Un cigarro electrónico de última generación, que no genera humo sino vapor

Médicos especialistas en tabaquismo venidos de todo el mundo se reunieron este mes de noviembre en la Royal Society de Londres para hablar sobre la revolución tecnológica en el mundo del tabaco y sus efectos sobre la salud. Entre las cuatro paredes de esta prestigiosa institución, una de las sociedades científicas más antiguas del mundo, y con la intervención y el apoyo del Ministerio de Sanidad de Reino Unido, los expertos médicos lanzaron un mensaje avalado por la autoridad pública británica y que aún suena sorprendente en España en tanto que nadie lo pronuncia: "El vapeo salva vidas".

Para sostener esta afirmación, en la convención científica celebrada en Londres se presentaron varios estudios de expertos en la materia que inciden en lo mismo: el cigarrillo electrónico por sí solo apenas genera lesiones en los pulmones, según los estudios que ya incluyen individuos con más de 6 años de uso del producto, y es un método muy efectivo para que los pacientes con tabaquismo dejen de fumar. Un consenso general de científicos, e incluso el propio Department of Health, convinieron en que en los casos de adicción severa es una buena opción cambiar a este tipo de productos potencialmente menos dañinos.

Por ejemplo, Tim Baxter, directivo del Department of Health (Ministerio de Sanidad británico) aseguró ante un auditorio de más de cien expertos, muchos de ellos de la industria tabaquera, que "los cigarros electrónicos se han convertido de lejos en la técnica más popular para dejar de fumar en Reino Unido, y la evidencia es que no son una puerta de entrada para el tabaquismo. Por el contrario, ayuda a los fumadores a dejarlo, sobre todo cuando se combina con otras ayudas. Public Health England incluye mensajes sobre la relativa seguridad de los vaporizadores en sus campañas antitabaco, y además somos los primeros del mundo en actuar de esta manera y nuestra evolución está siendo vigilada por autoridades sanitarias de todo el mundo".

Es decir, los cigarros electrónicos, aquellos segmentos donde las 'big tobacco' (Philip Morris, British American Tobacco, Japan Tobacco Internacional e Imperial Tobacco) quieren entrar con fuerza tras haber invertido, muchas de ellas, sumas millonarias, son una fórmula para dejar de fumar, y con una capacidad adictiva mucho menor dada la posibilidad de poder controlar la nicotina. Pese a ello, las grandes se han visto obligadas a entrar en el mercado viendo la rápida caída en la prevalencia del tabaco en los últimos años (en UK, del 22% al 15% en 10 años, en España nos mantenemos en datos próximos al 35%).

Estudios médicos que lo avalan

Así, el doctor Konstantinos Farsalinos aseguró que tal y como ha constatado con sus estudios de la Universidad de Patras (Grecia), "el tabaco calentado puede ser una opción viable para los fumadores que no puedan dejar el hábito por ellos mismos o con medicación". El médico heleno presentó un estudio en la Royal Society en el que dejaba claro que tanto el tabaco calentado (algo menos) como los cigarrillos electrónicos (casi al 100%) consigue reducir significativamente los cancerígenos generados por el tabaco de combustión. Unos resultados que también obtienen los estudios de las propias tabaqueras, que el galeno griego reconocía que carecían de la legitimidad suficiente.

Por su parte, otro especialista como el doctor Riccardo Polosa, de la Universidad de Catania (Italia) convino en que tras analizar varios grupos de fumadores, ex fumadores vapeadores, no fumadores y otro tipo de casuísticas, durante casi 60 meses, "el uso del cigarrillo electrónico no afectó generando ningún problema en el aparato respiratorio". Es decir, la situación de los pulmones de un vapeador versus la de un no fumador acabó siendo prácticamente la misma, sin variación reseñable. El italiano, que dirige una organización en su país para "acabar con el humo", presentó los resultados de su estudio ante la comunidad científica.

British American y nuevos productos

Para 2018, en un escenario optimista, o 2019 en uno pesimista, en British American Tobacco (BAT), el conglomerado tabaquero dueño de marcas como Lucky Strike, tienen previsto contraatacar en nuestro país con distintos productos de tabaco calentado y de cigarrillo electrónico que les permitan ganar cuota en un mercado de rápido crecimiento. Desde la división española de la multinacional se está a la espera de recibir el permiso definitivo para empezar la comercialización de productos en España, aunque en otros países ya están comercializando al público distintos tipos de dispositivos con o sin tabaco, que permiten obtener una experiencia diferente para aquellos que no quieren fumar de forma tradicional.

Este periodista tuvo la oportunidad de acudir a Londres con una invitación de BAT para cubrir el evento de cigarrillos electrónicos. El director global de I+D de la empresa inglesa, David O'Reilly, nos aseguró que su compañía lleva invertido más de 2.500 millones de libras en investigación y desarrollo de nuevos productos. Algunos de ellos ya se venden comercialmente.

Los productos no convencionales de BAT incluyen desde bolsas de tabaco que se introducen en la boca (sólo se venden en Escandinavia) hasta varios tipos de vaporizadores, algunos de los cuales incluyen tabaco (un modelo que se vende sólo en Rumanía). Sin embargo, el mercado español es más conservador, coinciden, y adopta con mucha más lentitud los cambios que se producen en otros países. Sólo se introducirán en España nuevos productos cuando ya hayan funcionado convenientemente en países de nuestro entorno donde los fumadores son más receptivos.

Curiosamente también son 2.500 millones (en este caso de dólares) la cantidad que Philip Morris dice haber invertido para obtener su nuevo producto, el iQOS. A principios de este año, la tabaquera dueña de Marlboro se adelantó al resto de sus competidores al ser el primero en presentar en España su cigarro calentado, un nuevo tipo de producto consistente en calentar el tabaco a 300 grados en lugar de quemarlo a más de 800, lo cual supondría la liberación de muchas menos sustancias potencialmente dañinas y ligadas a enfermedades. Desde la compañía aseguran que la implantación de su producto está siendo positiva sin dar datos concretos.

En esta revolución sanitaria que van a vivir los fumadores en los próximos años, con cada vez mayores campañas para abandonar el hábito, restricciones y entrada de nuevos productos, las tabaqueras no quieren quedarse atrás y quieren ir de la mano de los departamentos de salud estatales. Su problema es, sin embargo, de credibilidad. ¿Querrán los fumadores seguir yendo de la mano de las mismas empresas vendedoras del producto causante de su adicción?

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