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TCI vuelve a desafiar al Gobierno con su apoyo a Atlantia en plena batalla por Abertis

Sede de la empresa Abertis

A punto de desencadenarse la batalla definitiva por el control de Abertis, TCI, un viejo conocido del proceso, ha vuelto a hacer acto de aparición. El fondo, segundo accionista de AENA, por detrás del Estado, ha aflorado una participación superior al 5% en Atlantia, el grupo italiano que puja por la concesionaria española de infraestructuras  con ACS, cuya oferta es vista con mejores ojos por el Ejecutivo de Mariano Rajoy. Y no es la primera vez que TCI irrumpe en escena para dar su apoyo expreso a los italianos, algo que en Moncloa no sienta nada bien.

TCI no es un inversor como otro cualquiera. La entidad fundada por el británico Christopher Hohn lleva tres años como accionista de AENA, desde la salida a Bolsa del gestor aeroportuario, y fue el único institucional que mantuvo su apuesta por participar en la OPV después de que el Gobierno decidiera elevar el precio de partida de las acciones (Corporación Financiera Alba, vehículo inversor de la familia March, y Ferrovial decidieron dar un paso atrás tras este cambio). Precisamente, este jueves se cumplen tres años del debut bursátil de AENA, con una revalorización global del 185%.

Pero desde el pasado verano, TCI parece tener una cuenta pendiente con Moncloa. Después de que Atlantia anunciara su oferta para comprar Abertis, el fondo trazó un plan para que AENA compitiera con el grupo italiano por el control de la empresa presidida por Salvador Alemany. La estrategia encandiló a José Manuel Vargas, por entonces presidente del gestor aeroportuario, que hizo todo lo posible por sacarla adelante. Sin embargo, después de largas semanas de conversaciones telefónicas, encuentros y reuniones, el Gobierno echó abajo la operación que, de esta forma, ni siquiera llegó a la mesa del consejo de administración de AENA.

"Tenemos una opción mejor". Fue el mensaje trasladado a TCI desde el Ejecutivo, al que no le gustó el plan del fondo pero tampoco veía con buenos ojos que Abertis acabara en manos italianas ante el riesgo de que se repitiera un episodio como el de Endesa con Enel.

Esa alternativa llevaba el nombre de ACS, cuya oferta por Abertis podría ser aprobada este jueves por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), lo que dará el pistoletazo de salida definitivo a la carrera con Atlantia para definir la que termina comprando Abertis.

Aparición fugaz en Abertis

TCI aceptó la decisión del Gobierno pero no de buen grado. Además de echar abajo la estrategia trazada con mimo por el fondo, la decisión de Moncloa terminó por marcar el camino de salida de la presidencia de AENA a Vargas, con el que el fondo mantuvo siempre muy buena sintonía.

Lejos de olvidarse del proceso, la entidad británica ha seguido siendo un actor muy participativo. Después de que ACS, a través de su filial alemana Hochtief, lograra armar la oferta por Abertis, TCI adquirió con derivados una participación próxima al 3% en la concesionaria de infraestructuras. Y además, hizo pública, desde su nueva condición de accionista de Abertis, su preferencia por la oferta de Atlantia, en detrimento de la de ACS.

La aparición del fondo como socio de referencia de Abertis fue fugaz, prácticamente no llegó al mes de duración. Tal como apareció se fue ante el riesgo de que la oferta de Hochtief se impusiera y se viera obligado a aceptar una contraprestación que no era de su agrado por el canje de títulos que incluye.

Clima de tensión

Ahora, apenas unas horas antes de que se inicie la batalla definitiva, TCI vuelve a aparecer y, una vez más, a favor de Atlantia. En Moncloa no ven con buenos ojos que el fondo al que abrieron la puerta de su activo más rentable (su participación en AENA) esté actuando de esta forma en la puja por Abertis.

En su día, TCI rechazó apoyar la oferta de ACS por la concesionaria, cuando el grupo que preside Florentino Pérez buscaba apoyos entre los grandes fondos de infraestructuras para armar la contraoferta. Hohn no veía la operación fuera de llevarla a cabo a través de AENA. Pero el Gobierno sí se echó en brazos de ACS para tratar de que Abertis no terminara en manos italianas. Las tensiones vividas en el consejo de AENA, especialmente en el contexto de la marcha de Vargas, parecen estar pasando su particular factura.

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