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Pescanova sondea ampliar su consejo para reconducir la negociación con Nueva Pescanova

Sede Pescanova en Chapela, Pontevedra

Pescanova estudia proponer en una próxima junta de accionistas extraordinaria dar entrada a nuevos miembros en su consejo de administración y reconducir así la negociación con Nueva Pescanova, la compañía resultante de la salida de concurso de acreedores del grupo gallego y controlada actualmente por los principales bancos acreedores. La batalla entre los propietarios de la vieja y la nueva Pescanova se ha endurecido en las últimas semanas llegando hasta los tribunales.

La vieja Pescanova, que posee el 20% de Nueva Pescanova, ha sido demandada recientemente por la compañía presidida por Jacobo González-Robatto por contratos suscritos en octubre de 2015. Según informó Nueva Pescanova el viernes a través de un comunicado, dichos contratos "constituyen autocontratación e infracción del deber de lealtad por parte de la vieja Pescanova en su condición, por aquel entonces, de administrador único de Nueva Pescanova". La multinacional pesquera señaló que imponen "nuevas obligaciones y penalizaciones de hasta dos millones de euros a Nueva Pescanova" en el caso de no cumplir con "obligaciones auto-otorgadas y unilateralmente impuestas estableciendo en caso de retraso en los pagos un tipo de interés del 20%".

La Comisión Nacional del Mercado de Valores publicó este miércoles un hecho relevante con la respuesta de Pescanova a la demanda de Nueva Pescanova. La compañía sostiene que el comunicado en el que la nueva Pescanova anunció la demanda contiene "notables inexactitudes". Pescanova recuerda que el pasado 28 de abril Nueva Pescanova pagó, con cinco meses de retraso, 455.000 euros correspondientes a los contratos citados, y que estos son "la legítima y necesaria garantía" de que Nueva Pescanova cumplirá los compromisos asumidos en junta de accionistas celebrada el pasado mes de septiembre.

Representantes de fondos de inversión o de los accionistas minoritarios podrían entrar en el consejo

Las diferencias entre la vieja y la nueva Pescanova han sido prácticamente constantes tras la salida del concurso de la compañía gallega. Los bancos acreedores del grupo, que se hicieron con el control de Nueva Pescanova asumiendo una quita de 2.000 millones de euros evitando su desaparición, no han mostrado hasta ahora mucha disposición a que parte de los antiguos accionistas de Pescanova, entre ellos el expresidente Manuel Fernández Sousa o el grupo Damm, puedan beneficiarse de los resultados de la empresa una vez saneada. La vieja Pescanova recuerda que entre sus accionistas se encuentran miles de pequeños inversores que se vieron atrapados por el escándalo contable de la compañía, además de fondos estadounidenses víctimas de la estafa de la antigua Pescanova.

El consejo de administración de Pescanova está integrado en la actualidad por Diego Fontán, en representación de su esposa, Carolina Masaveu, con el 7,1%; la sociedad Iberfomento, con el 3,39%; Alejandro Legarda (independiente); y César Mata, secretario. Según los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Manuel Fernández Sousa es el primer accionista de la sociedad con el 7,5%, seguido de la empresa Luxempart, con el 7,2%; Carolina Masaveu; y Damm, con el 6,2%.

De acuerdo a las fuentes consultadas, las posiciones entre los actuales consejeros de Pescanova y el equipo de Robatto son tan encontradas que las negociaciones son impracticables. La entrada de nuevos consejeros podría reconducir las conversaciones, y de paso dar asiento en el consejo de administración a representantes de fondos de inversión y de los accionistas minoritarios, explican las mismas fuentes, que precisan que todavía no está decidida la formación del nuevo consejo de administración.

La vieja Pescanova pretende forzar por parte de Nueva Pescanova un acuerdo para permitir la venta de las acciones que mantienen en la compañía aquellos inversores que deseen salir del grupo, preferiblemente facilitando su vuelta a cotización. Además tratan de evitar un crédito comprometido de 300 millones de euros y que Nueva Pescanova active una ampliación de capital que tendría como consecuencia que la participación del 20% de Pescanova en Nueva Pescanova se diluyera.

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