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Swaps y molinos de viento: la historia del expediente de la CNMC a BBVA, Sabadell, Santander y Caixabank

Molinos de un parque eólico junto al mar en la isla del Hierro.

La noticia saltó el pasado 7 de abril. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) anunciaba públicamente que incoaba un expediente sancionador contra BBVA, Banco Sabadell, Caixabank y Banco Santander "por posibles prácticas restrictivas de la competencia". La nota difundida por el regulador apenas entraba en detalle, pero sí que informaba de que la investigación se centraba en posibles acuerdos contrarios al libre mercado relacionados con la contratación de derivados de tipos de interés "utilizados como instrumentos de cobertura del riesgo de préstamos sindicados".

"Tenemos que tener muy claro que un swap no es un seguro bajo ningún concepto"

Estos instrumentos de cobertura, conocidos como swaps o contratos de permuta financiera, tienen el objetivo teórico de proteger a una empresa ante hipotéticas subidas de los tipos de interés. A cambio de una cuota mensual, el banco se hace cargo de todas las subidas de tipos a partir de un límite fijado. Eso sí, si la tendencia de los tipos de interés es a la baja, el que tiene que pagar es el cliente. Tienen un funcionamiento en teoría sencillo, ya que lo que pierde una de las partes supondrá el beneficio de la otra, pero son instrumentos complejos y altamente especulativos, tal y como reconoce el propio BBVA en su web. "Tenemos que tener muy claro que un swap no es un seguro bajo ningún concepto", explican. Fuentes conocedoras del expediente abierto a cuatro de los grandes bancos españoles hablan de cientos de compañías eólicas afectadas por estos productos financieros.

La pista para desencadenar esta investigación la dio la empresa Inversiones Empresariales Vapat, una promotora eólica afincada en Madrid con cerca de una docena de plantas generadoras de energía eléctrica. "Ha sido Vapat la que ha puesto la denuncia, pero detrás hay muchas más", señalan a Vozpópuli fuentes próximas a la eólica, que hablan de manipulación de los precios de dichos swaps por parte de los cuatro bancos investigados, e incluso de "concertación" para fijar precios iguales.

Peritajes independientes en manos de la CNMC

El mercado de la energía eólica en España no era como cualquier mercado libre, ya que estaba (y está) fuertemente subvencionado y controlado por el Gobierno y las agencias reguladoras. "Con una inversión X, había una previsión de ganar Y", explican fuentes del sector. Así, con esta relativa seguridad, para llevar a cabo los proyectos de construcción de una planta eólica, la mayoría de las empresas recurrían a la financiación bancaria. Y la financiación de los bancos siempre iba adherida de swaps de cobertura de los tipos de interés.

Los bancos financiadores "habían obligado a la mayoría de las empresas a contratar swaps como condición indispensable para la concesión del crédito", señalan fuentes próximas al caso. La permuta financiera, como instrumento, tenía quizá su sentido en su momento. A cambio de una cuota mensual, se ponía un techo a posibles subidas de los tipos de interés que hicieran demasiado caro pagar los créditos a las eólicas, con lo que el propio banco se protegía. El problema, tal y como explican en el entorno de los denunciantes, "es cómo se hicieron esos swap, y el precio a los que se comercializaron", y que además los tipos a día de hoy están próximos a cero.

"Uno de los indicios que nos mostraron que había concertación de precios es que acudíamos a cada banco a preguntar el precio de un swap y siempre era el mismo en los cuatro"

Los responsables de Vapat encargaron un peritaje independiente (que está ya en poder de la CNMC, incluido en el expediente) para valorar los precios que les ofrecían dichos bancos por sus swaps. Dichos peritos comprobaron con sorpresa que el precio de las permutas ofrecidas a las eólicas "nunca estaba ajustado" a las condiciones de mercado de ese día. Así, en la práctica la empresa se veía obligada a pagar, en caso de caídas de los tipos, mucho antes que los bancos en caso de subidas. Así, los supuestos en los que las liquidaciones del swap eran favorables a la empresa eran "mínimos".

"Uno de los indicios que nos mostraron que había concertación de precios es que acudíamos a cada banco a preguntar el precio de un swap y siempre era el mismo en los cuatro. Pero eso es imposible, porque si ya es dificilísimo que dos entidades te oferten el mismo precio, con cuatro entidades mucho más", explican fuentes cercanas a la compañía denunciante, que hablan de un nuevo escándalo del sector financiero español.

Fuentes próximas a la eólica denunciante dicen poder demostrar que trabajadores de los cuatro bancos expedientados intercambiaron información para restringir la competencia. "Los empleados implicados habrían mantenido comunicaciones con sus homónimos de otras entidades financieras para fijar precios aparentemente de mercado, previamente manipulados de forma concertada, en la cotización de derivados de cobertura ligados a operaciones sindicadas de financiación", señalan.

"Un engaño masivo"

Fuentes cercanas a Vapat aseguran que lo que se comercializaba como un seguro frente a subidas de los tipos de interés ha resultado ser "un engaño masivo que le ha costado la ruina a más de un empresario del sector", según denuncian. Y es que el perjuicio al sector eólico no ha procedido solo de unas liquidaciones siempre perjudiciales; en caso de que una promotora tuviera problemas en los pagos de las cuotas y quisiera acceder a una refinanciación, cualquier opción ha de pasar primero por un pago de la totalidad del swap, que "viene a representar el 20% de la cantidad que esté asegurando". Así, para cerrar un swap de 100 millones de euros y poder refinanciar, tendrían que afrontar un pago previo de 20 millones.

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