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“No vino a poner dinero, sino a conquistar Europa”: Slim ya manda en FCC y Realia

El magnate Carlos Slim

“Él se ha dicho a sí mismo: a esto le damos la vuelta y nos hacemos de oro”. Así explica un inversor con tratos con la cúpula de FCC las intenciones del multimillonario Carlos Slim. Otro es más contundente: “Si creían que Slim venía sólo a poner dinero, se equivocaban, ¡viene a conquistar Europa a través de una gran empresa como FCC!”.

El primer, segundo o tercer hombre más rico del mundo, según el momento, ha realizado en las últimas semanas una serie de movimientos que le afianzan en el control de dos de las principales empresas de construcción y servicios. Pueden servirle de Caballo de Troya para conquistar uno de los mercados más vírgenes para él: el del viejo continente. Con América Móvil ha tomado los servicios de telefonía de Latinoamérica, con el Grupo Carso e Inmobiliaria Carso maneja allí desde infraestructuras hasta los grandes desarrollos urbanísticos. Ahora, con algo menos de un cuarto de las acciones de FCC y otro tanto de Realia, pretende afianzarse en Europa.

El último gran golpe lo ha dado en el Consejo de Administración de Realia del pasado martes 6 de octubre. El presidente Ignacio Bayón Mariné dimitía “para dar paso a su período de jubilación”, y lo mismo hacía Íñigo Aldaz Barrera, el consejero director general, ambos personas claves en la compañía.

Ese mismo día, se designaba a los mexicanos Juan Rodríguez Torres como presidente no ejecutivo, a propuesta de Inmobiliaria Carso (el buque insignia de Slim); y a Carlos Manuel Jarque como consejero dominical a propuesta de FCC, precisamente la empresa que él mismo dirige por orden de Carlos Slim. Dicho de otro modo, colocó a dos de sus hombres en la inmobiliaria.

Para poder conseguirlo, tuvo que acudir a una OPA que no se esperaba porque Hispania estaba tratando de hacerse con Realia. Slim ganó, a precio de ganga. Se mantiene, eso sí, en un 24,95% de las acciones, por debajo del 30% que, según la Ley de 2007, le obligaría a hacer una OPA por la totalidad, y responsabilizarse de casi 1.000 millones de euros en pasivos. ¿Para qué, si ya manda? De hecho manda por partida doble: el primer accionista de la inmobiliaria es el propio FCC, que ostenta el 36,8% de su capital y del que el mexicano es primer accionista.

Con FCC y Realia Slim tiene un tándem que puede suponer su auténtico desembarco en Europa.

Esa misma estrategia está detrás de su entrada en FCC, una historia con movimientos muy similares (e incluso personajes comunes, como Carlos Manuel Jarque). Dos de los tres analistas consultados se preguntan cómo es que la CNMV no obliga a Slim a lanzar una OPA por todo FCC.

Es cierto que se ha mantenido estratégicamente por debajo del límite que le obligaría a hacerlo (30%), y que técnicamente sólo tiene cuatro de los 11 consejeros. El truco ha sido extraño: Carlos Manuel Jarque es el primer ejecutivo de la compañía, pero no consejero delegado (sí lo era Béjar), pues aún no tiene ni puesto en el Consejo.

Así, de facto, FCC lo dirige Slim. “Aunque en principio hay una incómoda bicefalia”, explica una fuente de mercado que prefiere no ser identificada, “lo cierto es que el poder de Koplowitz, altamente endeudada, es mucho menos relevante”.

Mientras, la deuda sigue disparada, por encima de los 5.000 millones de euros, y eso incluso con los 900 millones con los que Slim entró en la empresa de construcción y contratas. Por eso la empresa se enfrenta ahora a una nueva ronda de refinanciación por parte de los bancos, pero estos, de nuevo, se tendrían que enfrentar a la posibilidad de verse obligados a lanzar una OPA por la totalidad. Para evitarlo podrían acogerse a esquema de homologación judicial, en un proceso similar al que siguieron Cortefiel y Sedas de Barcelona, según un importante despacho madrileño.

Hay partes que siguen saneadas, entre las que un analista que sigue la compañía destaca la de gestión de residuos. Pero el principal objetivo de Slim y Jarque va a tener que ser el mismo que el del destituido y traicionado Juan Béjar: conseguir un ratio de deuda frente a EBITDA decente, de cuatro o como mucho cinco y volver al reparto de dividendos.

Si Carlos Slim Helú consigue reflotar o remozar las compañías, se habrá quedado a precio de ganga la parte del león de una empresa histórica española con una capitalización de mercado de 2.000 millones de euros, FCC; y con una de las principales inmobiliarias, Realia, de 240 millones. Un tándem de infraestructuras, servicios y sector inmobiliario que puede suponer el auténtico desembarco de Slim en Europa.

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