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El BCE cuantifica en 25.000 millones el ajuste de capital de la unión bancaria para las entidades españolas

Sede del Banco Central Europeo, en Fráncfort.

Más de 25.000 millones de euros. Este es el coste en capital que la entrada en la unión bancaria europea supondrá para los bancos españoles en su conjunto, según cálculos del Banco Central Europeo (BCE). En un informe remitido este jueves a la Comisión Europea (a su directorio de Estabilidad Financiera), el nuevo supervisor único estima que la banca española será la más afectada por nuevas necesidades de capital durante su transición al nuevo sistema. Tan solo la banca alemana, con unos 32.000 millones de euros de desfase, presenta un ajuste de capital mayor que el sistema financiero de España.

¿De dónde sale este desfase de más de 25.000 millones para la banca española? Es el cálculo estimado por el BCE (ver gráfico inferior) respecto a cuánto le supondrá a cada sistema financiero nacional homologar sus niveles de capital de acuerdo con un sistema armonizado como el de la unión bancaria. Y es que aunque existen normas contables internacionales para el sistema financiero, cada país ha desarrollado durante años su propia normativa contable interna, por lo que la UE cuenta con un inmenso entramado de regulaciones y "discrecionalidades específicas" a la hora de contabilizar las pérdidas o el valor de los activos de cada banco.

El Mecanismo Único de Supervisión (MUS) ha identificado hasta el momento decenas de diferencias y opciones distintas en las normativas contables de sus países miembro. Hay "desde discrepancias en las definiciones hasta excepciones a las reglas que tienen carácter permanente, pasando por periodos transitorios diversos", tal y como explican los analistas de PwC y el IE en un reciente informe sobre la unión bancaria. En todas estas pequeñas o grandes especificidades los estados tienen la potestad de alterar o matizar la normativa general, por lo que el supervisor único se ha fijado el objetivo de armonizar la madeja legal.

Así, el BCE está ultimando un informe donde analizar individualmente cada una de las 155 discrecionalidades identificadas como potencialmente sensibles a la hora de fijar las cuentas de un banco europeo. El documento definitivo está en fase de consulta (y los bancos pueden hacer alegaciones), si bien se espera que para la semana que viene pueda estar acabado.

A falta de que las autoridades europeas fijen los nuevos criterios uniformizados, lo cierto es que la cantidad de ámbitos en los que se constatan regulaciones y discrecionalidades es extenso. Uno de los casos más comentados en los últimos años, por su efecto en la banca española, fue el criterio empleado por cada país respecto de los Activos Fiscales Diferidos (DTA), que en el caso de España precisaron de una garantía por parte del Gobierno con el fin de que dichos activos se pudieran seguir contando como parte del capital regulatorio de los bancos.

En función de que se escoja uno u otro criterio, la provisión obligada para cada banco pasa del 100% al 370%, con su consiguiente impacto en el capitals

Otro de los ámbitos con discrepancias entre países y entidades son, por ejemplo, el llamado compromiso danés, que busca homologar la forma en la que los distintos holdings financieros contabilizan sus filiales y negocios aseguradores. La regla general contable dice que se deducen de los fondos propios el peso de los negocios aseguradores. Pero "como excepción a esa regla", según explica el propio BCE, "un artículo permite a las autoridades competentes la opción de no deducir dichos holdings, sino valorarlos en función de su riesgo". En función de que se escoja uno u otro criterio, la provisión obligada para cada banco pasa del 100% al 370%, con su consiguiente impacto en el capital.

"Desde una perspectiva prudencial, permitir la no deducción es claramente un enfoque más indulgente que infla el nivel de fondos propios de los bancos permitiéndoles la doble contabilización de capital, en la medida que un mismo euro de capital sirve para cubrir tanto un riesgo del banco como de la aseguradora", explican desde el BCE. Este tipo de excepcionalidades tendrán que ser fijadas por el supervisor.

Mismas reglas para una misma supervisión

La existencia de unas reglas comunes y armonizadas de contabilidad y regulación es elemental para poder tener éxito en una unión bancaria y de supervisión. Es una de las formas más directas de eliminar las dudas sobre el sistema financiero europeo en su conjunto; y es que hasta el momento se han llevado a cabo test de estrés, evaluaciones globales y activos y todo tipo de medidas respecto a los bancos sin que hubiera un consenso sobre cómo definir qué es un crédito moroso. "Las divergencias interfieren en negativamente en la percepción que tienen los mercados y la opinión pública acerca de la solvencia del sistema bancario europeo", añaden los autores del informe de PwC e IE.

El calendario fija que será en enero de 2018 cuando estén en pleno funcionamiento las nuevas reglas uniformes de la unión bancaria, y el MUS ha dispuesto una implantación gradual de las nuevas reglas. El problema, para las entidades, será el ritmo que fijen las autoridades para poder ponerse al día hasta ese momento. Mientras estas homologaciones sigan en el terreno de la transitoriedad la comparación y la aplicación de los mismos baremos a distintas entidades seguirá siendo una fuente de dudas para los mercados e inversores internacionales.

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