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El nuevo ministro saudí cierra la puerta a pagar sobrecostes en su primera visita al AVE a La Meca

El nuevo ministro saudí de Transportes viajó en uno de los trenes Talgo que recorrerán el desierto

Suleiman Al-Hamdan, el nuevo ministro saudí de Transportes, se presentó este miércoles en las obras de la línea de alta velocidad entre La Meca y Medina, que lleva a cabo el consorcio español Al-Shoula, en lo que fue la primera visita que hacía desde que forma parte del Ejecutivo del país. El resultado de la jornada fue agridulce para el consorcio: el ministro combinó parabienes por el ritmo de los trabajos, sin un atisbo de retrasos, con una negativa a que el Gobierno vaya a pagar los sobrecostes que exigen las compañías del consorcio.

Al estilo de su antecesor, el incisivo Mohamed Al-Muqbel, el nuevo ministro de Transportes se presentó prácticamente por sorpresa en las obras y tuvo incluso la oportunidad de viajar en uno de los convoyes que realiza en las últimas semanas el recorrido entre Medina y la Ciudad Financiera Rey Abdalá. En el viaje pudo departir con diversos responsables del proyecto. Según ha podido saber Vozpópuli, el ministro habló tanto de aspectos técnicos como económicos; en este último capítulo, Al-Hamdan fue tajante: Riad no pagará sobrecostes.

Al-Hamdan destacó la calidad de la formación recibida por los encargados de operar las máquinas, que está llevando a cabo en España

En el apartado técnico, el saldo de la visita no pudo ser más positivo. El ministro se mostró satisfecho con el cumplimiento del cronograma y manifestó que, en la actualidad, no hay ningún tipo de retraso ni incidencia. Durante el viaje, el tren que trasladó a la comitiva ministerial alcanzó sin problemas la velocidad de 200 kilómetros por hora, la exigida en esta fase de los ensayos. Incluso, Al-Hamdan destacó la calidad de la formación recibida por los encargados de operar las máquinas, que está llevando a cabo en España.

Sin duda, una buena noticia para el consorcio Al-Shoula, aunque las últimas visitas de las autoridades saudíes a las obras se habían caracterizado por su satisfacción con la marcha de las obras. Lejos quedaron los tiempos en que el anterior ministro amenazó con la rescisión del contrato e incluso llegó a manifestar quejas respecto a la calidad de algunas de las infraestructuras.

Un proyecto prioritario

Pero salvada esta circunstancia, al consorcio le resta el problema económico y éste no está en su mano, como sí sucedía con los ritmos de trabajo. El ministro Al-Hamdan tranquilizó a los responsables del proyecto, que le hablaron sobre los retrasos en los pagos que habían sufrido algunas compañías, en especial Copasa. El responsable de Transportes del Gobierno de Riad aseguró que el llamado AVE de los Peregrinos es prioritario para el Ejecutivo y descartó que los ajustes financieros que está llevando a cabo para tratar de paliar la caída de los precios del petróleo vayan a afectar al desarrollo de la obra.

Sin embargo, la cuestión de los sobrecostes es, por ahora, innegociable. La primera toma de contacto entre Pablo Vázquez, presidente de Renfe y también del consorcio, y Al-Hamdan, se saldó con el compromiso de poner al día los pagos a las empresas y, además, la extensión del cronograma del proyecto en 14 meses.

Para una próxima visita de Vázquez a Riad quedaba hablar de los sobrecostes, aunque el punto de partida no parece prometedor.

La crisis del consorcio

Resuelto el problema de los retrasos (ahora con más tiempo que nunca para terminar la obra), las dificultades financieras amenazan con dinamitar el consorcio, toda vez que las empresas se han dividido en dos frentes: las privadas, que le exigen a las públicas hacerse cargo de la factura; y las públicas (Renfe, Ineco y Adif), que consideran que el problema debe asumirse de forma solidaria.

En este caso, el contrato no contempla sistemas de arbitraje para dirimir este tipo de conflictos, por lo que todo debe salir de las negociaciones entre cliente y contratista.

La situación actual del consorcio no es sencilla, toda vez que acaba de salir el que fuera su consejero delegado, Santiago Ruiz, una de cuyas virtudes consistía en las buenas relaciones que mantenía con las autoridades locales. 

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