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Andrew Tan, el millonario filipino que arriesgó su imperio por la torre de Villar Mir

Torre Espacio, el activo que ha encandilado a una de las mayores fortunas de Filipinas

Se llama Andrew L. Tan, nacido en China pero de nacionalidad filipina, y hasta hace poco más de diez días un auténtico desconocido en España. En este corto espacio de tiempo, Tan ha adquirido a Grupo Villar Mir la Torre Espacio, uno de los rascacielos el complejo Cuatro Torres, y emblemáticas marcas de brandy como Centenario. En total, más de 700 millones de euros, una cifra similar a la invertida, por ejemplo, por Carlos Slim para hacerse con el control de FCC. Pero con una diferencia sustancial: Tan ha arriesgado su imperio deslumbrado por los casi 250 metros del rascacielos.

Con una inversión de tal calado, cabría pensar que al multimillonario filipino la respalda una inmensa fortuna. Con poco más de 60 años, Andrew Tan es considerado como el rey mundial del brandy, con su enseña Emperador, y dueño de las más de 500 franquicias de McDonald’s en Filipinas. Completan su imperio inversiones en el sector inmobiliario, con varios edificios de oficinas y residenciales en el centro de Manila, del turismo e incluso del juego. Pero todos esos negocios aglutinados en su holding Alliance Global reportaron el pasado año unos beneficios de 420 millones de euros. Es decir, un 32% menos que lo que le ha costado Torre Espacio.

El coste del rascacielos supone cerca del 25% de la cifra total de ingresos anuales de Alliance Global. Y algo más de un 10% del valor de la fortuna de Tan, que la revista Forbes tasa en cerca de 4.800 millones de euros.

Desplome bursátil

Durante la pasada primavera, Alliance Global publicó unos resultados anuales que fueron los mejores de su historia, con un incremento del 8% en la cifra de beneficios. A pesar de esta circunstancia, su trayectoria bursátil ha sido nefasta desde entonces. En seis meses, las acciones se desplomaron un 40% en la Bolsa de Manila.

En las últimas semanas, el valor ha experimentado una leve recuperación pero, aun así, acumula un retroceso superior al 35% desde abril.

Desde que Grupo Villar Mir puso a la venta Torre Espacio, la lista de interesados para hacerse con el edificio siempre estuvo formada por candidatos con una solvencia económica mucho más notable. Surgieron nombres como los de Amancio Ortega, la familia March o varios fondos inmobiliarios con decenas de miles de millones de euros bajo gestión. Ninguno de ellos quiso pagar las cantidades que pedía Villar Mir, cercanas a los 600 millones de euros.

Por sorpresa apareció Tan, con algunos negocios bodegueros ya en España y que frecuentaba el país para cerrar la compra de algunas otras marcas. En medio, se cruzó Torre Espacio y el millonario filipino pareció dudar muy poco. Ni siquiera le frenó el hecho de que haya pagado a Villar Mir un 25% más que el precio al que el veterano empresario español tenía valorado el inmueble.

Un empresario hecho a sí mismo

Una operación en la que Tan ha puesto en juego todo su imperio, levantado de la nada. Atrás quedaron aquellos duros tiempos en los que, aun siendo un niño, se trasladó junto con sus padres y hermanos a Filipinas y compartían una pequeña casa con otras cuatro familias e incluso, en ocasiones, una quinta para la que no había habitación y tenía que morar en el pasillo.

Su fortuna se ha forjado a lo largo de muchos días de trabajo, levantándose a las cinco de la mañana, y no a las siete como solía hacer en China, hasta que su padre le aconsejó que si quería ser mejor que los demás, debería trabajar más y empezar antes la jornada. Todo indica que la compra de Torre Espacio es la inversión de su vida. Lo que está menos claro es si será capaz de digerirla o será la operación que condene a su imperio al abismo.

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