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La historia de cómo se forjó el proyecto bancario de Alberto Cortina y Alfredo Sáenz en el oeste de África

Alfredo Sáenz y Alberto Cortina.

Hace años, en uno de sus muchos viajes al África subsahariana, el magnate y empresario español Alberto Cortina fue consciente del escaso nivel de bancarización que sufría dicha región del mundo. La imposibilidad material de realizar actividades sencillas en Europa, como pagos con tarjeta, por la ausencia de datáfonos y sistemas de pago electrónico, obligaban a oriundos y visitantes a moverse siempre con mucho efectivo y pagar en cualquier establecimiento con dinero al contado. Ahí nació la semilla de una idea: ¿Sería un buen negocio abrir un banco en África?

Para el año 2050 la población de África superará los 2.000 millones y la clase media estará por encima del 35%

La idea se fue madurando, se llevaron a cabo estudios de mercado y la respuesta era positiva: podía haber un gran negocio, sobre todo a medio y largo plazo. El continente en su conjunto tiene ahora 1.100 millones de habitantes, y una clase media que no supone ni el 15%.

Pero los estudios más serios, del Banco Mundial, estiman que para el año 2050 la población superará los 2.000 millones y la clase media estará por encima del 35%. Si a eso le sumamos el escaso desarrollo regulatorio que existe a día de hoy en la región, en comparación con Europa y EEUU, Cortina y su equipo llegaron a la conclusión de que había un mercado por explotar comparable a lo que podía ser el mercado financiero en España en los años 60.

La zona elegida no fue difícil de escoger: Senegal, Costa de Marfil... países del occidente africano y de la zona del Franco CFA, una moneda única cuya cotización está anclada al euro. En el entorno del África subsahariana son los países percibidos como más serios y con una mayor seguridad jurídica.

Fundar mejor que comprar

Para un empresario español interesado en abrir un banco en África hay básicamente dos opciones: comprar una entidad ya existente o crear una nueva. Cortina descartó la compra de un banco ante los posibles riesgos que pudieran aparecer una vez adquirido, por lo que comenzó los trámites para fundar su propia firma bancaria. El país elegido: Senegal. El nombre: Banco de Dakar (BDK), una entidad que logró obtener su licencia por parte del Banco Central apenas en un año y cuya matriz está residenciada en Luxemburgo.

A la vista de que la idea fraguaba, Alberto Cortina fue sumando colaboradores y socios al proyecto del banco africano

A la vista de que la idea fraguaba, Alberto Cortina fue sumando colaboradores y socios al proyecto. Así, empresarios como Blas Herrero (dueño del imperio Kiss FM) y el venezolano Alejandro Betancourt se sumaron al mismo con participaciones accionariales minoritarias, así como otros inversores franceses y senegaleses. También se adhirieron personas de relevancia en la propia Senegal, como el exministro de Finanzas Mamadou Seck. Pero había que intentar sumarle además algún banquero de prestigio. 

Y el banquero elegido fue Alfredo Sáenz, con quien Cortina coincidió un verano. El magnate logró convencer al banquero para que se sumara al proyecto. Tanto que el propio Sáenz es ahora un accionista "importante" del Grupo BDK. Su implicación, pese a no haberse incorporado oficialmente hasta hace unas semanas, fue intensa desde el principio. Así, propuso algunos de los nombres más importantes de la primera línea directiva de la nueva entidad, como es el caso del portugués Vasco Duarte-Silva, exdirectivo de Banco Santander.

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