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Los mercados se cierran para ACS y le obligan a hipotecar su autocartera

Los inversores han inundado con cerca de 9.000 millones de euros a las grandes empresas españolas que han acudido a las emisiones renta fija para financiarse durante las primeras semanas del año. Pero no ha sido el caso de ACS, para la que el mercado de bonos permanece cerrado con varios candados. La compañía ha tenido que recurrir a su autocartera en busca de financiación, aun cuando no afrontará vencimientos de peso hasta dentro de dos años.

La compañía que preside Florentino Pérez comunicó este miércoles a la CNMV una operación poco convencional: la venta de la totalidad de su autocartera, equivalente al 6,4% del capital pero acompañada de una operación con derivados sobre idéntica cantidad de acciones, liquidable sólo en dinero y a un plazo de dos años con una posible prórroga de uno más.

La operación, que se ha realizado con un descuento del 3% sobre el precio medio de la acción y ha supuesto para ACS unos ingresos de 360 millones de euros, ha sorprendido a los mercados ya que no es habitual que una colocación de este tipo se realice a través de una operación de derivados debido al elevado coste que supone.

ACS tuvo un convulso año 2012 en el que afrontó duros procesos de refinanciación y también numerosas operaciones de venta para tratar de desahogar su delicada situación financiera, castigada por su elevado endeudamiento. Así, la compañía vendió con fuertes minusvalías el 3,7% de Iberdrola (más un 1% adicional posteriormente) y también se deshizo de su participación en la concesionaria de infraestructuras Abertis.

Sin vencimientos significativos hasta 2015

Ahora, la compañía ha recurrido a su autocartera para financiarse, aunque no afrontará vencimientos significativos hasta dentro de dos años. Los ingresos podrían ser destinados a reducir aún más el endeudamiento, aunque este capítulo parece cubierto por la maniobra contable llevada a cabo por el grupo constructor a finales de 2012, cuando desconsolidó la deuda asociada a la participación en Iberdrola, valorada en algo más de 3.000 millones de euros.

Precisamente, la situación financiera de la empresa le impide el acceso a los mercados de bonos, cerrados para ACS desde hace tres años, cuando se produjo la última intentona de realizar una emisión, que resultó en vano. En su última reunión con analistas, la compañía señaló que las desinversiones más inmediatas tendrían como protagonista a su participada alemana Hochtief, más concretamente sus divisiones inmobiliaria y de aeropuertos. 

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