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Abanca aprueba un bonus de 6,5 millones a su cúpula orientado a la salida a bolsa

Juan Carlos Escotet, presidente de Abanca, en la inauguración de una oficina en Vigo.

Abanca no oculta desde hace tiempo su objetivo de salir a bolsa. La meta de la entidad gallega es saltar al parqué cuando empiecen a subir los tipos de interés. Para ello, el grupo ha decidido alinear a sus responsables con este objetivo, dando una parte de su variable en acciones.

Así figura en el informe anual de la entidad, en el que se comunica que "se ha establecido un Incentivo a Largo Plazo 2017-2023 (ILP), vinculado al cumplimiento del Plan Estratégico 2018-2020". El importe máximo a repartir es de 6,5 millones (incluidos consejeros ejecutivos), "pagadero en su totalidad en acciones del banco en el ejercicio 2022, previo cumplimiento de las condiciones del plan".

La entidad presidida por Juan Carlos Escotet especifica que el máximo de acciones a cobrar por los beneficiarios del plan -en caso de cumplimiento del plan estratégico- es de 4 millones de acciones, lo que supondría un 0,16% de los actuales títulos de la compañía.

El consejo de Abanca -incluidos los ejecutivos Escotet y su número dos, Francisco Botas- cobró 4,46 millones de euros en 2017, de los que 1,3 millones es salario fijo; 1,24 millones variable; y 1,85 millones en dietas. Por su parte, el Comité de Dirección percibió 4,12 millones. 

Hoja de ruta

En la presentación de resultados de 2017, Escotet enfrió el plan de salida a bolsa a corto plazo hasta que se normalicen los tipos de interés. Aun así, hay cierta presión para que se produzca cuanto antes por parte de los supervisores, para Abanca y el resto de grupos no cotizados.

El plan 2018-20 de Abanca, presentado en enero, pasa por: mantener la rentabilidad por encima del 10%, el capital sobre el 13% y la morosidad por debajo del 3%. Y, además, quiere crecer en crédito hasta 30.000 millones,  desde los 27.500 millones actuales.

Eso sin contar las compras, como la anunciada ayer martes, para adquirir el negocio en Portugal de Deutsche Bank. Después de esta adquisición cuyo importe no ha sido muy elevado, la entidad gallega sigue teniendo munición para otras operaciones.

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