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Economía

El coronavirus dispara el interés por 'desaparecer' de Internet

Un hombre frente a un ordenador.

La pandemia del coronavirus ha impulsado el uso de Internet. Desde la 'antigua normalidad' hasta ahora el número de usuarios en España ha aumentado en un millón, según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística). También ha crecido el tiempo que pasamos conectados. Usamos un 20% más de aplicaciones, mientras las redes sociales han aumentado en uso hasta en un 55%, según un estudio publicado por Smartme Analytics. consultado por Vozpópuli.

El incremento del tiempo navegando la red ha provocado en muchos casos la decisión de dejar de estar en la misma. Queremos eliminar la llamada huella digital. Todo aquello que decimos y publicamos en redes sociales queda almacenado en Internet. Fotos, comentarios en redes sociales, noticias... Por no hablar de publicaciones oficiales, como el Boletín Oficial del Estado, de las que también podemos formar parte. Pruebe a buscarse en Google. Seguramente se sorprenderá de todo lo que puede encontrar en sólo cinco minutos. La huella digital es en muchas ocasiones un problema reputacional. Para las empresas puede traducirse en menos negocio, para los particulares en la negación de la apertura de una cuenta o ser excluido de una selección de personal, por poner un par de ejemplos.

Google posiciona en función de los clics o interés que el usuario muestra en determinados enlaces o informaciones. Este es el motivo por el cual incremento del tiempo que pasamos conectados a hecho aflorar informaciones que parecían haber desaparecido -noticias olvidadas han vuelto a las primeras páginas de búsqueda-. 

Redes sociales, noticias, bases de datos o publicaciones oficiales como el Boletín Oficial del Estado poseen información del ciudadano difícil de borrar

Puede afirmarse que el coronavirus ha generado una mayor conciencia sobre si es necesario estar expuestos en Internet. Las empresas que se dedican a eliminar la huella digital experimentaron una demanda de hasta el 70%, muy superior a la recibida en periodos anteriores. "En el momento en el que comenzó la pandemia vimos un incremento en las contrataciones para borrar el rastro en Internet del 70%, tanto por parte de empresas como de particulares", explica Borja Martín de la Torre, socio y cofundador de Remove Group, empresa dedicada a eliminar la huella digital de ciudadanos y corporaciones.

Los precios por desaparecer de la web arrancan en el entorno de los 300 euros y, según la complejidad del trabajo, pueden llegar a costar la friolera de miles de euros. No hablamos sólo de casos de usuarios que no quieren estar en Internet cuando se encuentran en búsqueda de empleo -las empresas suelen bucear en redes sociales para ver lo que dice Internet de los candidatos-, sino también de grandes corporaciones con intereses más elevados desde el punto de vista económico.

El sector de la medicina, por ejemplo, es uno de los más interesados en eliminar según qué noticias de los buscadores y páginas web. Clinicas de estética, seguros privados, centros odontológicos y hospitales privados son sólo la punta del iceberg. Un usuario con una mala experiencia es a menudo un quebradero de cabeza. Vuelca su mala experiencia en redes sociales, foros y hasta noticias si tiene la posibilidad. El objetivo de Remove Group es hacer desaparecer los comentarios negativos y dar prioridad a los positivos.

La importancia de la primera página de búsqueda

"El 90% de lo que sucede en Internet pasa en la primera página de Google, de ahí que sea tan importante para quienes desean borrar su huella digital no aparecer en las primeras búsquedas. Durante la pandemia el área de marketing digital ha crecido a doble dígito. Hemos trabajado mucho con empresas de este sector, pero también con otras dedicadas a la comunicacion, y también con despachos de abogados que quieren hacer desaparecer el rastro digital de algunos de sus clientes", asegura Martín de la Torre.

Si no se puede eliminar algo de la red, el objetivo debe ser sepultarlo, ubicarlo en las últimas páginas de búsqueda de Google. Es algo efectivo. Pensemos hasta qué páginas solemos consultar cuando realizamos la búsqueda de algo en Internet. Ahí está la respuesta a la necesidad que muchos tienen de desaparecer de Internet.

Es el llamado desposicionamiento, una técnica compleja. Implica, entre otras cosas, hablar con Google y rellenar complejos cuestionarios. Se deben argumentar bien los motivos por los que se desea estar fuera de Internet. No es sencillo porque si la información que se desea borrar es cierta Google no la eliminará. Tocará hacerlo mediante programación, tratando de engañar al algoritmo mediante secuencias de códig. Una tarea que se suele encargar a empresas especializadas.

El problema que implica eliminar la huella digital se encuentra también en la minería que terceros han hecho de nuestra información. Hemos rellenado formularios, nos hemos dado de alta en servicios en tantas ocasiones que nuestros datos, muchos de ellos personales, están en bases de datos diseminadas por la red. No basta con abandonar las redes sociales y darse de baja de cualquier servicio online. El pasado es muchas veces presente en Internet.

Para salir de estas bases de datos también hay servicios profesionales. Es el caso de DeleteMe. Se trata de una web que desde 10,75 dólares mensuales asegura poder eliminar al usuario de las principales bases de datos de las que forme parte -mientras pague el servicio, eso sí-. Otra web a tener en cuenta es Deseat.me. Sólo hay que introducir el correo electrónico de Outlook o Gmail y el sistema arrojará un listado de servicios en los que nos hemos dado de alta. Este portal dice poder eliminarnos de ellas. Lo mejor es que es gratis.

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