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Economía

China frena el contagio por conoravirus con una app móvil

Una mujer con mascarilla consulta el móvil

El Gobierno chino ha sido el primero en frenar el contagio por coronavirus. Es cierto que fue el país donde se inició la pandemia (Wuhan), pero también quien ha asumido las medidas más drásticas para combatirla. Ha utilizado su músculo tecnológico para generar una aplicación móvil de gran ayuda para detener el contagio del virus. En el mismo momento en que se desató la enfermedad, Alibaba comenzó a trabajar en el desarrollo de una plataforma para minimizar el riesgo.

Alipay, la aplicación de pagos de Alibaba con la que miles de millones de chinos pagan desde un chicle hasta el pan, la luz o el alquiler mensual, logró integrar un sistema móvil para el control del ciudadano a los pocos días de desatarse la epidemia (hoy pandemia). Alipay también es 'culpable' de las clases a distancia que reciben los estudiantes chinos durante la cuarentena.

La app otorga un codido QR a cada usuario, código que es solicitado por los funcionarios chinos cuando el ciudadano quiere acceder a una zona protegida (barrio, edificio, centro comercial, etcétera). Es una suerte de DNI digital sanitario que alerta del estado de salud de su portador.

El código QR cambia de color en función del riesgo que represente su propietario. Verde: vía libre para acceder a la zona. Naranja: siete días de cuarentena y actualización diaria del estado de la persona en la app. Rojo: 14 días de cuarentena y actualización diaria del estado de la persona en la app.

Te acostumbras a vivir sabiendo que cada movimiento que haces está siendo registrado. La parte buena es que la seguridad es muy alta. No hay robos, no hay agresiones, nada..."

Antes de iniciar la aplicación por primera vez, se debe mantener una cuarentena de siete días e informar, antes de ese periodo, del nombre, número de documento de identidad, temperatura corporal, y visitas a Hubei en los últimos 15 días, así como un sinfín más de datos de salud o relacionados con la posible propagación de la enfermedad. Tras ello, se solicita el acceso a los datos de ubicación. Si no se otorga el permiso, no se puede instalar la app. Subrayamos que es una plataforma indispensable para moverse por el país.

"El sistema es capaz de saber si has estado en un centro comercial, la zona exacta por la que te has movido y quién ha estado cerca de ti. Si se trata de una persona o personas infectadas por coronavirus, tu código QR pasa a ser de color naranja, lo que implica una semana de aislamiento", explica Rubén Vidal M., nombre ficticio de un español que prefiere mantener el anonimato. Trabaja en Zhejiang, una provincia de 57 millones de personas cercana a Wuhan si se tienen en cuenta las dimensiones de China (Wuhan está a 750 kilómetros de Zhejiang).

Código QR de acceso a las zonas restringidas en China. En verde, se permite el acceso, en naranja o rojo se obliga a cuarentenas de una semana y 14 días respectivamente

"El Gobierno levantó barricadas en las carreteras para controlar quién entraba y quién salía de las ciudades y barrios. Ahora las medidas se están rebajando, pero ha habido obligación de permanecer en casa 14 días. Solo podíamos salir una vez cada 48 horas a por medicamentos y víveres. Únicamente podía hacerlo una persona por hogar y se controlaba siempre la temperatura y el código QR de la misma. En el momento más estricto de la cuarentena sólo estaban abiertos los supermercados y las farmacias", añade Rubén.

Atiende sorprendido a las noticias que llegan de España. "Zhejiang, la región en que vivo, era después de Wuhan una de las zonas con más peligro de contagio, pero el Gobierno tomó medidas drásticas y de los 57 millones de personas que habitan la región sólo ha habido que lamentar una muerte. Aquí llevamos diez días sin contagios. Si comparamos estos datos con los de España, donde viven diez millones menos de personas y aún no se ha llegado al momento más álgido de contagio, el dato es elocuente", explica Vidal. En nuestro país el número de fallecidos se acerca a 90 personas y ya hay casi 3.000 contagiados. En China la cifra de fallecidos se acerca a los 3.200 y el número de contagios asciente a casi 81.000 personas.

China recupera poco a poco la normalidad. "Ya podemos ir a trabajar, pero con controles de acceso. Antes era peor, las barricadas en la calle ni siquiera permitían pasar a los ciclomotores. Los colegios aún siguen cerrados pero se abrirán, según dice el Gobierno, cuando hayan pasado 30 días sin un solo contagio en la ciudad. Después de eso se establecerán otras dos semanas más de protección y finalmente se volverá a la normalidad educativa. Los bares y restaurantes siguen cerrados. El transporte público funciona desde hace unos días pero con los pertinentes controles a los viajeros", añade.

El nivel tecnológico en China permite monitorizar las bolsas de basura para saber qué vecinos son más responsables con el medio ambiente y cuáles menos

La importancia de la aplicación trasciende de lo puramente tecnológico. "Aquí nadie paga con monedas o billetes, que son un foco de propagación, eso también ha ayudado a frenar el contagio. Hay otro factor que ha acelerado la mejoría. En China si el Gobierno dice que la población debe recluirse en casa, todos se van a casa. Tampoco tienen cultura de bares, son obedientes y, además, muy hipocondríacos", reconoce Rubén.

¿Son datos de fiar?

"Los datos sobre Hubei no sé si son o no del todo fiables por el caos reinante al ser el foco inicial de la enfermedad. Sin embargo los datos de otras regiones sí creo que son de fiar. Poco después del estallido de la crisis salió a la luz que el doctor que alertó del coronavirus fue censurado y amenazado por propagar noticias falsas. Tiempo después falleció y las redes sociales le rindieron homenaje. Tras eso, la gente protestó. Es la primera vez que recuerdo haber visto a chinos públicamente criticando a los mandatarios en los casi veinte años que llevo aquí. En ese momento el gobierno reaccionó dando orden de que hubiera transparencia total, con duras penas para los administradores locales que ocultaran datos. Me fío de la información que se da en la actualidad", continúa Rubén.

Considera que en España vamos con retraso. "Viendo cómo se están haciendo las cosas en España, va a ser duro. A estas alturas tendría que estar todo el mundo en sus casas, evitando todo contacto, tanto personal como indirecto (billetes, pomos de puertas, botones de ascensores...), pero de momento no se está en ese escenario", declara.

Control tecnológico

En China la tecnología está al servicio del Gobierno para controlar al ciudadano. Es de sobra conocido el sistema de cámaras que registra los rostros de los millones de ciudadanos chinos cuando pasean por las calles de las ciudades del país, pero hay mucho más.

"Si entro con el coche en una reserva natural, a los pocos segundos me llega un SMS al móvil alertándome de que estoy en un espacio protegido y se me informa de que no debo dejar basura ni hacer fuego. Cuando comenzó el reciclaje de basura doméstica nos daban un rollo de bolsas de basura gratis cada mes. Lo cogíamos en máquinas de vending ubicadas en las comunidades de vecinos, máquinas que funcionan con una tarjeta personal. Cada bolsa cuenta con un código QR asociado. De estas manera pueden saber quién ha tirado la basura y qué basura ha tirado. De hecho, se hace hasta un ranking por edificios con los vecinos que son más o menos responsables con el medio ambiente", apunta Vidal.

Un nivel de control que no sería permitido por el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) por el cual nos regimos los europeos, pero que para algunos tiene sus ventajas. "Te acostumbras a vivir sabiendo que cada movimiento que haces está siendo registrado. La parte buena es que la seguridad es muy alta. No hay robos, ni agresiones, ni nada", concluye Rubén.

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