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Economía

Cataluña perdió en 2019 más de 6.000 empleos en automoción, tres veces más que en 2018

Las empresas de componentes catalanas han sido las más afectadas por las pérdidas de empleo.

Uno de los sectores industriales más perjudicados en Cataluña el pasado ejercicio 2019 fue el de la automoción, sobre todo por lo que a las empresas de componentes para el automóvil se refiere, marcado por el repunte de los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), donde un total de 6.179 trabajadores perdieron su trabajo en despidos colectivos, cifra que casi multiplica por tres los afectados el año anterior.

Empresas de componentes como TE Connectivity, Prysmian o Calsonic Kansei son algunas de las que presentaron a lo largo del pasado ejercicio expedientes de regulación que han contribuido a elevar esta cifra de despidos, a lo que se ha sumado un comienzo de 2020 con la amenaza de un nuevo ERE para 760 trabajadores de la planta de Continental Automotive en Rubí (Barcelona). Si se acaba materializando, el expediente de regulación de empleo, que la empresa anunció el pasado miércoles y decidió paralizar al día siguiente, será el más dañino de los últimos tiempos, por encima del que afectó el año pasado a Nissan (600 trabajadores, aunque la mayoría eran prejubilaciones) y el de Prysmian (487 afectados).

La planta de Nissan en Barcelona podría perder la producción del pick-up de Mercedes-Benz.

Según los datos del departamento de Trabajo de la Generalitat, 2019 se cerró con un total de 6.179 trabajadores afectados por 182 Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) de extinción, lo que supone un 161,93% más de empleados afectados y un 76,70% más de expedientes que en 2018. Cataluña no registraba un número de despidos tan elevados en procedimientos colectivos desde hace casi siete años, cuando la crisis provocó que alrededor de 8.000 personas se quedaran en 2013 sin empleo.

Además de los ERE de extinción, en 2019 se registraron 182 procedimientos de suspensión de contrato, que afectaron a 3.490 personas, un 14,95% más, y 39 de reducción de jornada, que implicaron a 390 trabajadores, un 65,25% más.

En total, el número de trabajadores afectados por algún expediente (extinción, suspensión o reducción de jornada) se elevó a los 10.059, casi el doble que en 2018 (5.631). En el ámbito de la automoción, con un peso importante en la industria catalana, los expertos apuntan que muchos de estos ERE se explican por la incertidumbre sobre la evolución del mercado de vehículos de combustión y los retos que supone la apuesta por la digitalización y el coche eléctrico.

Peligros para la industria

Un ejemplo es el de Continental Automotive, que ha justificado su intención de vender la planta de Rubí en su nueva apuesta por la movilidad eléctrica, que le reclama ajustes en producción en varias plantas distribuidas por todo el mundo. La multinacional alemana ha calculado que esta estrategia le llevará a despedir a algo más de 5.000 trabajadores.

De hecho, el CIAC, el clúster de la industria de la automoción de Cataluña, estimó hace unos meses que el 75% de las empresas del sector automovilístico catalán podrían desaparecer en 2030 si la industria no se reinventaba. Aquellas que corren más peligro son los fabricantes de componentes, sobre todo las que tienen un menor tamaño.

Las claves para competir en el futuro pasan, a su juicio, por adaptarse a los modelos empresariales, buscar socios, transformar los procesos industriales en la industria 4.0, fomentar el talento e impulsar las capacidades tecnológicas basadas en un ecosistema eléctrico, conectado, compartido y autónomo.

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