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Economía

El mercado castiga a la espera de una acción concertada de los bancos centrales

Los inversores temen que la respuesta europea a la crisis soberana se quede corta, y eso termine condenando a los países periféricos. Una vez se considere que los 130.000 millones anunciados para el plan de crecimiento europeo están sin concretar y que en cualquier caso no suponen una cantidad suficiente para reactivar la economía, los mercados seguirán retirando el dinero de Europa, y ello forzará finalmente a una inyección de liquidez de todos los bancos centrales.

Las señales que han enviado en los últimos días los principales banqueros centrales dejan entrever la posibilidad de una nueva operación concertada, como la llevada a cabo al inicio de la crisis, que contrarreste la inestabilidad europea, el estancamiento del empleo en Estados Unidos y la ralentización china.

Desde Tokio a Fráncfort pasando por Washington o Londres, todos han puesto ya las pistolas sobre la mesa. El Banco de Inglaterra no aprobó en su última reunión una nueva expansión monetaria o QE por sólo un voto, aunque probablemente lo haga en la próxima. Además, se prevé que el Banco de Japón reinicie pronto sus compras de activos.

Ante los malos datos económicos de EEUU, la Fed anunció hace escasos días la venta de toda la deuda que tiene a corto plazo, unos 276.000 millones, para comprarla a largo, de modo que se baja el tipo de interés a 10 años, precisamente el que se usa para referenciar las hipotecas y los préstamos para la inversión.

Esta operación bautizada como Twist incentivaría la toma de crédito y por tanto la economía en un momento en el que el paro sigue enquistado en Estados Unidos. Sin embargo, Bernanke se ha deshecho de todos los bonos que tenía a corto plazo, y eso implica que se ha quedado sin balas para repetir el Twist. Los inversores esperan que el siguiente paso sea una nueva impresión de billetes o QE3.

El Banco Central Europeo ha rebajado la calidad de las garantías que puede aceptar de los bancos hasta la BBB. Esto permitiría a las entidades españolas depositar en el BCE títulos hipotecarios a cambio de fondos. Y los analistas interpretan que esta medida puede representar la antesala para que Mario Draghi aplique una bajada de tipos y otra inyección masiva de liquidez a la banca o Long Term Refinancing Operation (LTRO), sobre todo si tras el Consejo Europeo del 28 y 29 de junio se genera todavía más incertidumbre.

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