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Economía

El Banco de España advierte de que los contratos temporales cada vez duran menos

Fachada del Banco de España

El Banco de España advierte en su último estudio sobre el mercado laboral de que los trabajadores se enfrentan cada año a mayor precariedad en tanto que los contratos temporales duran menos y que hay más contratos parciales involuntarios y por menos horas.

"Dentro de los contratos temporales sí parece apreciarse una reducción de la duración media esperada. En efecto, en 2005 la duración de los contratos temporales para trabajadores de menor cualificación era de entre cuatro y cinco meses, dependiendo de la edad. Esta duración fue reduciéndose con el paso de los años, hasta llegar al entorno de los tres meses en 2017. Además, la disminución es persistente y gradual, y no se observan patrones cíclicos, por lo que este fenómeno parece tendencial", advierte el supervisor.

La duración de los contratos temporales también se reduce para los trabajadores con un nivel alto de estudios, a excepción de los trabajadores de más edad, para los que oscila entre cinco y seis meses desde 2005.

Cada vez trabajamos menos horas

La institución que dirige Pablo Hernández de Cos pone de relieve también que se ha producido un incremento involuntario de la parcialidad: cada vez más personas querrían trabajar a tiempo completo pero sólo les contratan a tiempo parcial, y esto es común para todas las franjas de edad.

"En términos de parcialidad, sí parece haber una clara tendencia estructural hacia una menor duración de la jornada que afectaría a todos los grupos de edad y de nivel de educación. Además, en los últimos años esa tendencia se ha acelerado en las edades más tempranas, tanto para los menos formados como entre los jóvenes con estudios medios", explica.

A pesar de que los contratos temporales cada vez duran menos y los parciales cada vez son más, el supervisor señala que la proporción de contratos temporales sobre el total para las generaciones que empiezan su carrera laboral se ha mantenido constante desde el año 1993, por lo que no es una razón que permita sostener que el mercado laboral al que entran los jóvenes es ahora más precario que antes.

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