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Banca

El BCE, más riguroso de lo esperado

El supervisor europeo tiene que estar bastante preocupado para haber abandonado su propio “forward guidance”, así como para aprobar el resto de medidas

BCE
La presidenta del BCE, Christine Lagarde Europa Press

Los bancos centrales, en la actualidad, venían valorando mucho la utilización de la herramienta denominada “forward guidance”, con la que daban orientaciones de política monetaria para que el mercado supiera a qué atenerse y no se encontrara con sorpresas. Así, el BCE llevaba tiempo anunciando una subida de 25 puntos básicos en el tipo de depósito para hoy 21 de julio. Muchos esperaban que, para mantener su credibilidad intacta hacia el futuro, hoy cumpliría con la orientación anunciada. Y, para dar un mensaje de dureza, quizás podría anunciar una subida de 50 o más puntos básicos en la siguiente reunión, la de septiembre.

Sin embargo, ha sorprendido al mercado subiendo hoy 50 puntos. Y no sólo en la facilidad de depósito (que queda ahora en el 0%) sino en los tres tipos de interés directores de ese organismo (los otros dos son el tipo de refinanciación, que es el más importante y pasa ahora al +0,5%, y el de liquidez de urgencia, en el +0,75%). Se han acabado así, de un plumazo, los tipos negativos. Y ya tenemos el tipo de interés principal en medio punto positivo. 

Sin duda, en el consejo del BCE ha debido haber un intenso contraste de pareceres entre los miembros considerados como halcones y los conceptuados como palomas. Y parecen haber ganado los primeros, aunque quizás haya habido transacciones y hayan cedido en algún otro aspecto. En cualquier caso, parece que se acaba el “forward guidance” y que vamos a decisiones que se tomarán en cada reunión.

Además, se ha aprobado la herramienta anti fragmentación, para conseguir una correcta transmisión de la política monetaria, comprar -si es necesario- bonos de los países periféricos y evitar que sus primas de riesgo se disparen. Lo más importante son dos de sus características: el importe y la condicionalidad. En cuanto al primero, su tamaño es ilimitado. Esto resulta lógico, porque así se evita que los mercados puedan intentar, eventualmente, poner a prueba el límite. Contrariamente a lo que pueda parecer a primera vista, que sea ilimitado llevará a minimizar el importe utilizado.

En cuanto a la condicionalidad, se establece que no haya excesivos desequilibrios fiscales, en la deuda o en las políticas macroeconómicas de los países afectados y cumplan sus compromisos y recomendaciones recibidas. A los políticos esto no les gusta nada, pero a los ciudadanos no debería parecernos tan mal, porque empujará algo más a nuestros gobernantes a hacer lo que deben. 

Mi conclusión es que el BCE tiene que estar bastante preocupado para haber abandonado su propio “forward guidance” así como para aprobar el resto de medidas. Motivos no faltan, desde luego, para esa preocupación. Porque la inflación se ha elevado en poco tiempo a cotas históricas y es importante que se puedan anclar las expectativas futuras y atajar los efectos de segunda ronda. Además, el tipo de cambio del euro se había deslizado a la baja por la agresividad de la Fed, lo que también era una poderosa razón para que actuara el BCE. Para colmo, la crisis política de estos días en Italia arroja más leña al fuego y dispara también la prima de riesgo italiana.

¿Qué cabe esperar para el futuro? Lo normal sería que esta subida fuera seguida de nuevos movimientos al alza de los tipos en las próximas reuniones del BCE. ¿Hasta dónde? Hay quien dice que tienen que subir mucho, pero, siendo realistas, creo que no podemos olvidar que la probabilidad de una recesión en Europa va ganando terreno, aunque hacer previsiones es difícil porque dependen de factores externos que no controlamos. Además, la subida rápida y acentuada de tipos es un ingrediente más para frenar la actividad. 

Por lo que, quizás, la continuidad del alza no sea muy duradera. Y podría no ir mucho más allá del entorno del 2%, aunque siempre en función de lo que nos digan los datos que vayan apareciendo. Además, no resulta insensato contemplar que se pueda detener en el próximo año. E incluso, según cómo se desarrolle la situación, no sería descartable que el BCE se decidiera a empezar la vuelta atrás de los tipos en una fecha no muy lejana en el tiempo.

Pero todo depende de cómo evolucionen el entorno y los datos.

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  • W
    Wesly

    La inundación ilimitada de liquidez por parte de los Bancos Centrales, en concreto, del BCE, nos ha llevado a este aumento explosivo de la inflación.

    La falta de condicionalidad y de estricta supervisión del cumplimiento de las condiciones por parte del BCE, nos ha llevado a endeudamientos públicos insostenibles e irresponsables.

    Ahora ya es tarde para evitar el desastre. Cada vez estamos más cerca.