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Economía

La “alta velocidad” a Granada se estrena a 160 kilómetros por hora

Pedro Sánchez (3d), acompañado por el ministro de Fomento José Luis Ábalos, el secretario de Estado de Infraestructuras, Pedro Saura (4d), y el presidente de Renfe, Isaías Táboas (5d), y la presidenta de Adif, Isabel Pardo (d).

Veintisiete años después del estreno de la primera línea de alta velocidad en España (Madrid-Sevilla), la red ha añadido un nuevo corredor, el Madrid-Granada, que se caracteriza precisamente porque no hace honor su nombre de alta velocidad. En su primer viaje ha empleado tres horas y cinco minutos en completar el recorrido entre las dos ciudades, distantes en poco más 400 kilómetros.

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, acompañado de su homónimo andaluz, Juan Manuel Moreno, y del ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, entre otras personalidades, han participado en un viaje inaugural sin incidentes pero en el que han podido constatar que la rapidez no es la característica más notable de este servicio. Tanto es así, que Sánchez ha optado por realizar la vuelta a Madrid por vía aérea.

160 kilómetros por hora

Una velocidad media de algo más de 160 kilómetros por hora a la probablemente deban acostumbrarse los usuarios de algunas de las nuevas líneas que se pongan en servicio a partir de ahora. El AVE Madrid-Granada tiene entre sus peculiaridades un trazado que no discurre en línea recta entre ambos destinos sino que pasa por Antequera para propiciar la conexión de con el AVE a Málaga, lo que eleva la totalidad de su recorrido por encima de los 500 kilómetros.

Otro de los aspectos que hace descender de forma notable la velocidad media es su paso por el entorno de la localidad de Loja, un terreno con complicaciones orográficas que hace que la marcha de los convoyes apenas pueda superar los 70 kilómetros por hora. Una variante en la que ya se trabaja permitirá reducir el tiempo total del viaje entre 20 y 25 minutos, aunque no será precisamente a corto plazo, toda vez que el proyecto aún está cumpliendo la correspondiente tramitación.

Después de más de cinco lustros de desarrollo prácticamente sin descanso, la red de alta velocidad va imparablemente camino de los 3.000 kilómetros. Todo un mallado que exige lógica den los trazados, con puntos de conexión que harán cada vez más complicado emplear las líneas rectas. Y además, el AVE comienza a abordar territorios con dificultades orográficas incompatibles con la alta velocidad. En definitiva, una red en la que el valor de la cohesión territorial irá ganando puntos en detrimento del tiempo empleado en los recorridos.

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