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Economía

Los gigantes de la seguridad renuncian al contrato de Aena por "conflictivo"

Imagen de archivo del acceso al control de seguridad del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid- Barajas.

Aena saca a concurso cada dos años la seguridad de sus 44 aeropuertos. El principal contrato del sector en España. Pero, en la última década, los gigantes del sector como Prosegur o Securitas huyen de estas oportunidades porque lo consideran un peligro para sus finanzas. Esta semana, la empresa semipública ha desvelado las condiciones para realizar este servicio hasta 2022 por un total de 300 millones de euros. Y las principales empresas del sector lo han recibido con desilusión. 

Además de los problemas habituales de rentabilidad, los candidatos se encuentran ahora con 'el factor coronavirus'. "La plantillas están en ERTE, hay que gestionar problemas sanitarios con esta crisis y la escasez de pasajeros provoca muchos de los vigilantes actuales no sean necesarios", explican un representante de una gran empresa de seguridad a este medio.

"Esta receta provoca que desde un punto de vista económico sea todavía más deficitario y, en el terreno laboral, todos los lotes sean conflictivos", añaden. Este servicio es clave para el funcionamiento de la red de aeropuertos. Las empresas deben hacerse cargo, principalmente, de la inspección de pasajeros, equipajes y tránsito de su red.

Aproser, la asociación que engloba a las grandes empresas del sector, prefiere no hacer público su valoración de este contrato. No obstante, esta asociación firmaba junto a los sindicatos en el Observatorio Sectorial de la Seguridad Privada una carta que reclamaba que "las entidades públicas en general y Aena en particular no deben utilizar la crisis económica, fruto de la pandemia, para recortar en sus aeropuertos el número de vigilantes de seguridad privada existente con anterioridad al inicio de la crisis sanitaria". 

Desde Aena valoran, ante la pregunta de este medio sobre la licitación, que "toda la información está en los pliegos y el proceso de presentación está en marcha". Por su parte, los representantes sindicales contemplan con preocupación este escenario. "Cada concurso vemos riesgo de que se queden desiertos y, este año, vemos que los puestos de trabajo están en peligro", explica un representante sindical.  

Ilunion y Barajas

Porque los adjudicatarios están obligados a subrogar a las plantillas. Sólo en Madrid-Barajas, antes de la pandemia, 729 vigilantes se desplegaban en esta infraestructura. La seguridad de este aeropuerto, al ser el de mayor tránsito, es la licitación más alta. Sus cuatro lotes están valorados en 110 millones de euros y se lo reparten entre cuatro empresas. 

Ilunion, la empresa perteneciente al Grupo ONCE, fue la adjudicataria en 2018 del servicio de inspección de pasajeros en Barajas. El mayor contrato de todos. Según informan fuentes del sector, Ilunion no quiere renovar este contrato. No sólo porque, como informó Vozpópuli, pierde dinero con este contrato. Los conflictos que ha vivido en estos dos años, como lo vivido con el 'Delcygate', hace que la empresa huya de este gran contrato. 

Un mismo movimiento que realizó Securitas tras 10 años y Prosegur, que no aguantó más de tres. "Ilunion apretó en 2018 para poder ganar el concurso y se encontró con conflictos con Aena día tras día. Sólo en 2018, el primer año de la adjudicación, Aena impuso multas por incumplimiento del servicio por valor de 300.000 euros", aseguraban fuentes aeroportuarias a este medio. 

No puede quedarse desierto

El problema para las empresas que fueron adjudicatarias en 2018 es que, si nadie se presenta a estos contratos, la licitación se mantendría en manos del actual adjudicatario por ley. Es decir, Ilunion estaría en la obligación de entenderse con Aena para seguir en Barajas si nadie presenta su candidatura. 

Un hecho que le sucedió a Prosegur en la pasada adjudicación con los dos aeropuertos de Tenerife y La Palma, donde nadie presentó candidatura y tuvo que mantenerse pese a querer salir. Desde el sector se apunta a tres empresas como los grandes candidatos para repartirse los 42 aeropuertos: Trablisa, Segurisa e ICTS. 

La renuncia de las grandes empresas de seguridad al contrato de Aena es un ejemplo, según explican desde el sector, de los problemas que está sufriendo la empresa semipública con sus proveedores de servicios. La caída del negocio con la pandemia y la senda de Aena para ahorrar gastos ha llevado también a empresas de limpieza, tanto en pista como de la terminal, ha anunciar al gestor su intención de finiquitar su contrato. 

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