El debate vuelve a estar servido. Los ministros de Alemania y Países Bajos acaban de rechazar la sugerencia de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, de aprobar alguna excepción en las reglas fiscales de la Unión Europea, con el fin de poder atender la necesidad de nuevas inversiones en defensa. Se trataría de la activación de la llamada cláusula de escape, solo posible en situaciones excepcionales.
Alemania se circunscribe a la necesidad de seguir respetando los principios de estabilidad fiscal, que fueron congelados tras la irrupción de la pandemia en 2020 para facilitar las medidas contra la propagación y sus consecuencias. Alemania y sus 'halcones' económicos (los países del norte de Europa y sus vecinos del Benelux) están convencidos de que los mercados no verían con buenos ojos una relajación de los compromisos fiscales de los países miembros de la UE, ni entenderían que fuera como consecuencia de un aumento de la inversión en defensa.
Y es que la deuda de los países de la Unión Europea ha pasado de 10.491.858 millones de euros a mediados de 2018, a los 14.479.047 de finales del tercer trimestre de 2024, último dato publicado por Eurostat, la Oficina Estadística Europea. En la primera de las fechas se ha descontado la deuda de Reino Unido (2,16 billones de euros) para hacer homogénea la comparación con la cifra de septiembre del pasado año, con los británicos ya fuera de la UE. Son casi cuatro billones de euros más de deuda en poco más de seis años (+38%).
Si la contabilidad se refiere exclusivamente a los países de la Eurozona, la deuda en septiembre de 2024 ascendía a 13.228.656 millones de euros, cuando a mediados de 2018 era de 9.880.290 millones, incluida ya la deuda de Croacia, que en 2018 no había introducido el euro como moneda nacional. Lo hizo el 1 de enero de 2023. La deuda se ha incrementado en los países de la moneda única en 3,34 billones de euros, casi un 34% más.
Evolución en España
España no ha sido ajena a esta tendencia. En los seis años y medio que lleva Pedro Sánchez en el Gobierno, la deuda del conjunto de las administraciones públicas ha aumentado en 425.932 millones de euros. Ha pasado de 1,195 billones a 1,621 billones, lo que en términos relativos se ha traducido en un aumento del 35,62%, el segundo más alto de las grandes economías de la Unión Europea, solo superada por Francia.
Desde el 1 de junio de 2018 -cuando ganó la moción de censura a Mariano Rajoy y fue designado presidente del Gobierno- hasta el 31 de diciembre de 2024, Pedro Sánchez ha estado al frente de las máximas acciones ejecutivas del país algo más de seis años y medio, 80 meses, o lo que es lo mismo, 2.406 días. En este tiempo, la deuda se ha incrementado a razón de 177 millones de euros cada día; 1.239 millones cada semana, 5.324 millones cada mes, o 64.731 millones anuales.,
En 2024, la deuda española aumentó un 2,92%, lo que equivale a hablar de 46.143 millones de euros más. El año anterior, el incremento fue de 71.267 millones, muy similar al de 2022 (74.701 millones) y 2021 (82.488 millones). Como es lógico, el peor dato se dio en 2020, con la Covid 19. Ese año la deuda subió un 10%, el equivalente a 122.552 millones.
Deuda por administraciones
La mayor subida de la deuda en la etapa de Sánchez se ha dado en la deuda del Estado, que se ha incrementado en 428.619 millones, más incluso que la deuda del conjunto de las administraciones públicas. Las comunidades autónomas se han endeudado en 45.574 millones de euros, hasta un total de 336.424 millones según los últimos datos del Banco de España.
También ha aumentado la deuda de la Seguridad Social en nada menos que 98.786 millones, hasta un total de 126.173 millones. Los ayuntamientos y diputaciones provinciales sí se han apretado el cinturón y han rebajado su endeudamiento en cerca de 6.000 millones, hasta un total de 22.958.
España (104,3% en el tercer trimestre de 2024 y 101,8% a final de diciembre) es uno de los cinco países cuya deuda supera el valor a precios de mercado de su Producto Interior Bruto, junto con Francia (113,8%), Italia (136,3%), Bélgica (105,6%) y Grecia, que con el 158,2% presenta el peor dato. En el otro extremo de la balanza se sitúan Estonia (24% de su PIB) y Bulgaria (24,6%).
La lucha para reducir estos porcentajes comenzó hace un par de años, después de que la deuda se disparara tras la irrupción de la pandemia, aunque los resultados no están llegando aún. En un año, el que transcurre entre los terceros trimestre de 2023 y 2024, la UE sólo ha sido capaz de reducir la deuda en 2 décimas del PIB, mientras que en la Eurozona se ha incrementado en una décima. España ha disminuido la relación en 3,1 puntos porcentuales (5,6 puntos si la comparación se extiende a cierre del pasado año), y Alemania, en 1,4 puntos. Francia e Italia han seguido el camino inverso, con incrementos de 2,3 y 0,8 puntos porcentuales, respectivamente.
gavilan1960
24/02/2025 08:57
Emitir más deuda, y además mutualizada, es un grave error. No creo que acepten los Paises Bajos y Alemania lo acepten. El dinero debe salir de reducir GASTOS que no sean auntéticamente necesarios. No de los impuestos. Todos debemos adoptar la postura de los países nórdicos, donde el primer tema de debate antes de las elecciones es "cómo y en qué se va a gastar el dinero de los ciudadanos". En los debates se expone claramente el modelo de gastos, en pensiones, en inversión, en funcionarios, en asistencia social, .... La forma de emplear el dinero de los ciudadanos es sagrado en esos países. Toda la organización política y gestión pública debe girar en torno a los recursos que los ciudadanos aportan al Estado. Entienden que, en definitiva, eso es la política. En España, los políticos entienden que el dinero de los ciudadanos puesto a disposición del Estado es dinero público y lo pueden gastar como a ellos les apetezca. Pues no es así, al igual que la deuda, incorrectamente se denomina pública. La deuda es de los ciudadanos ¿quién la tiene que amortizar? Por eso no se entiende que se tengan que emplear el dinero de los ciudadanos para mantener a un disparatado número de políticos, subvencionar a los sindicatos, partidos políticos y otro tipo de garitos o entidades inútiles para los intereses generales. Que se autofinancien con sus cuotas. Que no tengan tantos empleados como si fueran agencias de colocación. Los ciudadanos deberíamos ser más exigentes en este tema. Nos va la vida en ello. Estamos quemando el futuro de las nuevas generaciones.
Pontevedresa
24/02/2025 18:14
A sus muchos adjetivos que se merece el impresentable de la Moncloa, hay que añadir el de despilfarrador con el dinero de los españoles, hasta nuestros biznietos va a llegar la deuda.