Economía

La industria española ya sufre los primeros golpes de la guerra comercial con riesgo de recortes

Las ventas se han resentido en el primer trimestre y la incertidumbre se mantiene en el actual periodo de negociación entre Estados Unidos y la Unión Europea

La guerra comercial está en pausa, con un periodo de negociación entre Estados Unidos y la Unión Europea que arrancó este lunes, pero la incertidumbre no desaparece. El caos entre amenazas y anuncios de aranceles está frenando las decisiones de inversión de las empresas. En el primer trimestre la industria española ya ha sufrido los primeros golpes, con una bajada en las ventas y en los inventarios que amenaza con intensificarse y abocar a recortes en la producción y en el empleo. 

Prácticamente todos los servicios de estudios del país han cuantificado el impacto directo en entre dos y cuatro décimas de PIB, aproximadamente la mitad que en la Unión Europea, tal y como avanzó Vozpópuli. Sin embargo, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ya apuntó la semana pasada que la incertidumbre que generan los aranceles puede lastrar la actividad en mayor medida y restar cinco décimas al crecimiento económico.

Las encuestas de S&P Global y Hamburg Commercial Bank, que toman el pulso al sector manufacturero en las principales economías europeas y lo traducen en un indicador denominado PMI, evidencian un ensombrecimiento en la confianza y la actividad de la industria española. En marzo, antes de que Trump anunciara un 20% de aranceles "recíprocos" en 'el Día de la Liberación', las empresas ya sufrieron los efectos de esta incertidumbre con la "mayor caída de las exportaciones en más de un año".

Gregorio Izquierdo, director del Instituto de Estudios Económicos (IEE), recuerda que el PMI experimentó una cierta recuperación a partir del otoño pasado, con una mejora de las expectativas y la confianza en la industria por el avance de las matriculaciones en el sector de la automoción. Sin embargo, el primer trimestre del año ha reflejado un "ensombrecimiento" respecto al final de 2024 por la debilidad de la economía internacional y la guerra comercial. 

El escenario ha vuelto a cambiar después de que la semana pasada el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dejara los aranceles a la Unión Europea en el 10% durante los próximos 90 días, provocando fuertes subidas en las bolsas europeas. Un indicador inmediato de confianza que mejora el clima económico, aunque se mantiene la incertidumbre ante la volatilidad de las decisiones de la administración estadounidense y sus efectos.

La incertidumbre es máxima y el efecto final aún incierto, aunque en todo caso negativo

CEOE reclamó la semana pasada "alternativas" para regresar a escenarios de certidumbre y pidió al Gobierno que no supedite las ayudas públicas al mantenimiento del empleo. Los empresarios aseguran que los ajustes de plantillas "siempre son la última opción a la hora de amortiguar crisis inesperadas como esta", pero advierten de que marcarlo como condición para recibir ayudas puede provocar que las compañías no las soliciten. 

El último informe de marzo de S&P Global y Hamburg Commercial Bank también advierte de que "si la tendencia actual continúa y la demanda subyacente se mantiene moderada, existe una clara posibilidad de recortes a gran escala en la producción y el empleo, similares a los que están ocurriendo en otros países europeos". Un mensaje que los expertos nacionales consultados ven "exagerado", aunque advierten de que la incertidumbre es máxima y el riesgo de que el impacto sea mayor en la segunda mitad del año existe. 

La Cámara de Comercio ya advirtió de que en juego están los 18.000 millones de euros en exportaciones directas de bienes a Estados Unidos, pero también podrían verse mermadas las compras de los principales socios europeos -como Alemania, Francia e Italia-, más expuestos a los aranceles de Trump. Los sectores más afectados en España son aquellos dedicados a la venta de maquinaria y equipo, medicamentos, automóviles o alimentos y bebidas. 

Mª Jesús Fernández, economista senior de Funcas, señala que el efecto final de esta guerra comercial "sólo puede ser negativo", por lo menos hasta que "se clarifique cómo va a quedar la situación finalmente y las empresas empiecen a adaptar su capacidad al nuevo panorama". También, apunta, dependerá de si hay una guerra comercial entre bloques o el resultado es que Estados Unidos se queda aislado y en el resto del mundo se mantiene una cierta libertad de comercio.

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