Economía

La guerra comercial castigará a la economía española en el tramo final de la legislatura

El impacto se materializará a medio plazo, en un escenario ya previsto de desaceleración económica en el país, con avances inferiores al 2% desde 2026

  • Cadena de montaje en una fábrica de coches -

Esta semana el Banco de España elevaba su previsión de crecimiento para la economía española hasta el 2,7% con “incertidumbres” en el horizonte aún sin incluir, y que podrían abocar al organismo a una revisión más pronto que tarde. Las principales tienen que ver con los riesgos asociados a la guerra arancelaria entre EEUU y la UE y con el potencial impacto de la inversión en Defensa. En cualquier caso, mantenía sin cambios el horizonte a partir de 2026: una desaceleración que a todas luces podría ser mayor. 

El crecimiento económico que auguran en el Banco de España y la inmensa mayoría de los analistas en 2026 y 2027 está ya por debajo del 2%. Entre otros motivos, los expertos recuerdan que este año, con un crecimiento del 0%, la economía habría avanzado un 1,3% como consecuencia del efecto arrastre del final de 2024. Una cuestión estadística que tiene un impacto relevante, sobre todo, en política. Esto, salvo que el consumo público impulse el crecimiento en el tramo final de este año, no ocurrirá en 2026.

En definitiva, y en palabras del director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE) y expresidente del Instituto Nacional de Estadística (INE), Gregorio Izquierdo, hay una "desaceleración no visible" este año (la economía crecería la mitad del 2,7% previsto si no fuera por ese efecto estadístico) que posiblemente sí se visualizará en 2026. Concidirá con el tramo final de la legislatura, tras una primera mitad de triunfalismo económico que el Gobierno querrá mantener a medida que se acerquen las elecciones. 

Pero más allá de la propia tendencia económica, hay nuevos factores que nublan las previsiones de crecimiento en el medio plazo. El principal es la guerra comercial con Estados Unidos. Los economistas recuerdan que España está menos expuesto que la Unión Europea a los aranceles, pero asumen que el actual escenario lastrará el crecimiento por la vía de las exportaciones y la inversión. "Estamos en un escenario con riesgo de menos crecimiento y algo más de inflación", apunta Raymond Torres, director de Coyuntura y Economía Internacional de Funcas.

José María Romero, director de Economía e Internacional de Equipo Económico (Ee), advierte que será en 2026 cuando se materialicen esos efectos. "A falta de conocer el alcance de las medidas y su materialización, es aún pronto para poder realizar las oportunas estimaciones y para revisar las previsiones de PIB para 2025. Siendo además que su impacto y efectos se producirían ya de lleno en 2026", señala. En todo caso, apunta a estudios preliminares que sitúan el impacto en España entre un 0,2% y un 0,5% de PIB.

Medio plazo: 2026

En particular, Raymond Torres explica que "tanto los aranceles ya impuestos a nuestras exportaciones como los que vamos a imponer desde la Unión Europea a las importaciones de Estados Unidos redundarán en precios más elevados en algunos productos, aquellos menos sustituíbles por producción europea, y por tanto restarán algo de poder adquisitivo". Los sectores más afectados serán el agroalimentario y el del automóvil, además del de la química y la farmacia.

El economista anticipa que, tal y como demuestran las experiencias previas, puede haber "efectos paradójicos" positivos en el corto plazo, pues los importadores, sabiendo que van a tener que asumir una serie de restricciones, pueden adelantar los intercambios y eso favorecerá muy a corto plazo las exportaciones y el crecimiento. Sin embargo, "ese efecto es puramente transitorio y posteriormente asistiremos a un declive de las exportaciones", alerta el director de Coyuntura y Economía Internacional de Funcas.

En todo caso, para Torres, es más relevante el impacto que tendrá en términos de "incertidumbre exacerbada", lo que puede "lastrar aún más la inversión". Izquierdo, por su parte, también prevé un efecto "indirecto" más dañino para España que el directo: el hecho de que los terceros países que son clientes clave de España, como Alemania, sufran una contracción importante por su exposición al comercio con EEUU. Una afectación que se percibirá, de nuevo, en el medio plazo.

Por otra parte, tanto Raymond Torres como Gregorio Izquierdo señalan que en ese medio plazo también pueden producirse efectos de desvío que aminoren el impacto negativo. Es decir, que las empresas españolas podrían compensar la pérdida de mercados en EEUU con un desvío hacia otros lugares o bloques comerciales, como América Latina o China. Aunque, de la misma forma que surgirán nuevas oportunidades de negocio, la competencia en Europa a nivel comercial "se va a disparar".

Además, tal y como señala Gregorio Izquierdo, a favor jugarán la bajada de los tipos de interés y la moderación de la inflación, ambos con contribuciones positivas al consumo privado y la inversión. José María Romero también menciona el posible efecto dinaminazador de los fondos Next Generation EU, asumiendo que se ejecutan con mayor intensidad antes de que finalice el programa en 2026. Finalmente, el impulso público que se hará en materia de Defensa favorecerá al PIB, aunque muy posiblemente también acarreará más déficit y deuda.

Además, Raymond Torres estima que el impacto de un futuro fondo europeo en Defensa tendría un efecto multiplicador para la economía menor al que se estima para los fondos Next Generation EU, que se acerca a uno (es decir, la ejecución de los 80.000 millones de euros en trasferencias produciría un incremento del PIB de 80.000 millones). La razón de ese menor efecto arrastre es "la base productiva", con un sector de Defensa en España reducido respecto a los receptores de los NGEU, como el energético o el tecnológico.

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