Hacienda se va a llevar casi la mitad de la subida de las pensiones de 2025, que acaba de confirmarse que será de un 2,8%. Los pensionistas tampoco escapan a un golpe que el Gobierno de Pedro Sánchez podría aligerar si deflactara el IRPF.
La negativa del Gobierno a adecuar la tarifa a la inflación supone una subida encubierta del impuesto, cuando empieza el quinto año en el que se siguen notando los efectos de la subida de precios.
En el caso de las pensiones bajas, supone que el alza se queda en entre 253,38 y 509,6 euros, según cálculos del Consejo General de Economistas Asesores Fiscales REAF para Vozpópuli
Un contribuyente al que le suban el sueldo o la pensión, pagará más IRPF en todo caso. Si hay inflación, y con una subida de sueldo o pensión que intenta compensarla, este ciudadano no tiene más renta en términos reales y no debería pagar más sino en la misma proporción.
Esta distorsión se corrige deflactando la tarifa del impuesto. Al no hacerlo, Hacienda se queda con más proporción de lo que se le paga. En escenarios inflacionistas, las subidas salariales o de las pensiones por motivo de la inflación con la tarifa progresiva de la Renta tienen un efecto pernicioso por hacer tributar más a alguien que tiene más renta nominal, pero no real. Y a los que no les suban el sueldo, su renta real es inferior y Hacienda se queda con lo mismo, pero debería quedarse con menos.
En el caso de las pensiones, el Consejo General de Economistas Asesores Fiscales REAF ha estimado para Vozpópuli estos efectos. En concreto, un jubilado de 66 años con una pensión de 16.320,53 euros en 2025, tiene un incremento de la pensión por su revalorización del 2,8% de 444,53 euros y un incremento del IRPF de 191,15 euros, esto es, se queda en 253,38 euros. En este caso ocurre que en 2024 este pensionista no paga IRPF por estar este año su pensión en 15.876 euros, el SMI.
Si el contribuyente recibe una pensión de 18.504 euros en 2025, el incremento de ésta, de 504 euros, se queda en 287,28 euros por la subida del IRPF de 216,72 euros.
Si la pensión es de 20.560 euros en 2025, los 560 de incremento se quedan en 319,2 por el alza del IRPF, de 240,80 euros.
En el caso de una pensión de 22.672 euros en 2025, es 616 euros superior a la de 2024, y con un incremento del IRPF de 172,80 euros, es de 443,2 euros. Si se deflactara la tarifa un 1,8% el aumento del IRPF se reduciría a 106,07 euros; a 76,58 euros si es un 3% y no habría aumento sino rebaja de 118,22 euros si es un 11,2%.
Una pensión de 24.672 euros en 2025 es 672 euros mayor a la de este año, y con un alza del IRPF de 201,60 euros, se queda en 470,4 euros. Deflactar un 1,8% dejaría el aumento del IRPF en 134,87 euros; en 90,38 si fuera del 3%, y en una rebaja de 212,78 euros si fuera del 11,2%.
Por último, una pensión de 26.728 euros en 2025 es 728 euros superior pero se queda en 509,6 euros por un aumento del IRPF de 218,40 euros. En este caso, el incremento del IRPF sería de 151,67 euros para una deflactación del 1,8%; de 107,17 euros si es del 3%, y una reducción de 196,84 euros para un 11,2%.
Un gasto de más de 200.000 millones
El avance del Índice de Precios de Consumo (IPC) de noviembre publicado la semana pasada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) permite anticipar que las pensiones contributivas y de clases pasivas, más de diez millones de prestaciones, se revalorizarán un 2,8% en enero de 2025, como había previsto el Gobierno.
Subida del IRPF para parados
Los parados van a tener que pagar hasta 178, 27 euros en la Campaña de la Renta de 2024 que se celebra la próxima primavera por la nueva obligación que han impuesto Hacienda y Trabajo. Es el cálculo del REAF que han presentado en el congreso que han celebrado en Granada. El coste para un desempleado con una renta de 18.000 euros que sólo cobre el paro en 2024 va desde los 178,27 euros en Cataluña a los 34,62 euros en Madrid.
De entrada se trata de una subida del IRPF para parados que contiene el Real Decreto-ley 2/2024 de 21 de mayo de medidas urgentes para la simplificación y mejoras del nivel asistencial de la protección por desempleo que había pasado desapercibida y que ha entrado en vigor el 1 de noviembre. Y que implica que muchos de ellos pasarán a pagar IRPF por la nueva obligación de presentar declaración de la Renta. A diferencia de lo que ha sostenido el Ministerio de Trabajo, al meter en tarifa a contribuyentes que antes no tenían que declarar, ahora a muchos les saldrá a ingresar.
Pero la reforma puede no quedarse aquí, como ha desvelado Vozpópuli, ya que la literalidad de lo que ha publicado el BOE es que la obligación de declarar se extiende, además, a todos los trabajadores, lo que implica el final de los límites de 22.000 euros cuando el contribuyente recibe todas las rentas de un solo pagador y de 15.876 cuando percibe sus rentas de varios pagadores (siempre que el segundo más elevado supere los 1.500). Esto supondría que sean muchos más los afectados.
Lo que hay que advertir es que el golpe, sea sólo los parados o todas las rentas bajas, será menor de lo que cabía esperar, ya que Hacienda rebajó el IRPF más de lo anunciado, acercando la cuota a pagar por el impuesto a las retenciones. Aún así, el golpe puede situarse entre los 5,3 euros y los 111,4 euros, cuantías no desdeñables para el colectivo, pero muy inferiores a los ejemplos de más de 2.000 euros que se han publicado para casos de parados.
Esta rebaja se instrumentó mediante una reforma del artículo 20 de la Ley del IRPF, a través del Real Decreto-ley 4/2024 de 26 de junio, que incrementó la cuantía de la reducción variable por obtención de rendimientos del trabajo para las rentas más bajas. Además, la fórmula de cálculo se modificó. Esto supuso que el umbral de tributación pasase en la práctica a los 15.876 euros del SMI, equiparándolo con el mínimo de retención (para contribuyentes con un solo pagador y sin cargas familiares).