Menos inflación, pero a costa de menos crecimiento económico. El Banco Central Europeo (BCE) se resiste a cantar victoria en la lucha contra la crisis de precios, aunque ya da por controlada la inflación hasta 2027. Ahora, pone el foco en el riesgo económico por el parón de Alemania y Francia, y prepara el terreno para aplicar rebajas más agresivas de tipos desde el 3% actual.
En el eurobanco reniegan de marcar sus cartas y prefieren ser cautelosos por si hay sorpresas negativas de la inflación. Pero las previsiones de los expertos del BCE dejan claro el diagnóstico: llevar los tipos a máximos de 20 años ha surtido efecto. De hecho, en Fráncfort prevén tener el IPC bajo el objetivo sacrosanto durante los próximos tres años.
Ahora estima que la inflación crecerá un 2,4% y un 2,1% en 2024 y 2025, respectivamente. Una mejora de una décima en cada caso respecto a las últimas proyecciones de septiembre. En 2026 y 2027 se mantendrá también a raya: en el 1,9% y el 2,1%.
“El proceso de desinflación sigue avanzando”, proclamó el BCE en el comunicado de ayer para justificar la rebaja de otros 25 puntos básicos del precio del dinero, la cuarta de 2024 y tercera consecutiva. Para el banco central, la “mayoría de los indicadores” de la inflación subyacente sugieren que la inflación se estabilizará de “forma sostenida” en torno al objetivo del 2% a medio plazo, lo que respalda la rebaja de previsiones.
BlackRock y Pimco esperan que el BCE acelere las rebajas de tipos en 2025
Aunque en el eurobanco quieren guardarse las espaldas, los mensajes sobre el fin de la crisis de precios parecen claros. “Está realmente encaminada”, afirmó Christine Lagarde, presidenta del BCE, en la rueda de prensa. Esta afirmación llegaba después de que el organismo decidiera suprimir de su comunicado una coletilla que lleva tiempo utilizando: el de aplicar una política restrictiva “el tiempo que sea necesario”. Otra muestra más del cambio de paso del BCE.
Debate para ser más agresivos
Sin ir más lejos, Lagarde admitió que el consejo del banco central debatió si aplicar un recorte mayor, de medio punto porcentual, durante la última reunión del año. Toda una declaración de intenciones que prepara el terreno para rebajas más agresivas en 2025, como auguran desde BlackRock y Pimco.
“Creemos que el crecimiento seguirá siendo más débil de lo que espera el BCE, y vemos posibilidades de que los mercados fijen un precio más bajo para el tipo final”, advierte Konstantin Veit, gestor de fondos en Pimco.
Lagarde apunta a la debilidad de las exportaciones, pero confía en que se recuperen el próximo año
El BCE ahora apunta a la debilidad económica como factor determinante para su política monetaria. Aunque el mandato del banco central es mantener el control de los precios, en Fráncfort se ha cambiado el foco porque la recuperación económica “va más lenta”. De hecho, los expertos del Eurosistema han empeorado sus previsiones de PIB para la zona euro en una décima para 2024 (del 0,7% frente al 7% esperado hace tres meses), de dos décimas para 2025 (del 1,1% frente al 1,3%) y de una décima para 2026 (prevén un crecimiento del 1,4% frente al 1,5% anterior).
Dudas sobre el PIB
“El BCE tiene más margen para recortar las tasas de interés que la Reserva Federal, habiendo llevado las tasas a un territorio aún más restrictivo y ganando confianza en que la inflación volverá a su objetivo del 2% a principios del próximo año”, afirma Ann-Katrin Petersen, de BlackRock. En Pimco, por su parte, apuntan a que los tipos podrían llegar al 1,75% en junio del próximo año, aunque advierte de que el banco central puede apretar más fuerte las rebajas del precio del dinero si la actividad se debilita.
“Creemos que el crecimiento seguirá siendo más débil de lo que espera el BCE, y vemos posibilidades de que los mercados fijen un precio más bajo para el tipo final”, avisan desde Pimco.
Lagarde admitió que la actividad está perdiendo “fuerza” y las exportaciones de la zona euro, sobre todo por Francia y Alemania, están “débiles”. “Las exportaciones deberían apoyar la recuperación si las tensiones comerciales no aumentan", confió la presidenta del BCE, que reconoció de forma velada la amenaza de los aranceles de Donald Trump y su impacto en la economía europea, lo que obligaría a Fráncfort a ir más rápido. Lo que parece claro es que el BCE ya tiene otras preocupaciones.