Moncloa y Joseph Oughourlian avivan sus discrepancias. Las relaciones entre Pedro Sánchez y el empresario armenio, dueño del Grupo Prisa, no atraviesan su mejor momento. Lo que parecía una alianza estable -el Gobierno abrió las puertas de Indra a Amber Capital, por ejemplo-, se ha tornado en una guerra abierta. La batalla se lidia en el seno de Indra y puede trasladarse hasta el grupo propietario de El País y la Cadena Ser, con Telefónica de fondo.
Como ya contó este periódico, Joseph Oughourlian tiene muy presente su participación en Indra. Para el inversor armenio, la compañía dedicada al sector de Defensa es estratégica en su cartera, debido a la importancia que ha recobrado la sociedad en el contexto geopolítico actual.
La participación de Oughourlian se limita a poco más del 7%, pero sus intenciones son mucho más ambiciosas. Las fuentes consultadas indican que, durante 2025, el empresario prevé aumentar las compras de acciones “para ganar peso” en el capital. Pero para que eso ocurra, el Ministerio de Defensa deberá dar el visto bueno a la operación. Conviene recordar en este aspecto que el Consejo de Ministros aprobó la prórroga del escudo anti OPAs, precisamente, para vigilar las inversiones extranjeras como las del inversor armenio en Indra.
Las diferencias entre ambas partes se evidenciaron hace dos semanas cuando el consejo de administración de Indra aprobó la adquisición de Hispasat por cerca de 720 millones de euros. La operación fue aprobada por todos los consejeros de los principales accionistas, salvo el de Amber Capital. Pablo Jiménez de Parga se abstuvo en la votación, evidenciando la distancias entre Moncloa y Joseph Oughourlian.
No es la única diferencia entre el inversor armenio y Moncloa dentro de la compañía. Amber quiere que la empresa se divida en Minsait y Defensa, y así dar entrada de manera separada a nuevos socios. Cuando Oughourlian aterrizó en Indra, arrancó la promesa de la Sepi para poner en el mercado Minsait, con el fin de atraer a nuevos inversores.
No obstante, el Gobierno está dilatando esta idea y ahora no está del todo claro que la maniobra ideada hace tiempo se pueda acometer. Menos aún con el nuevo encaje que se debería hacer en una hipoteca división de la sociedad, tras la adquisición de Hispasat.
Disputa en Prisa
Con la batalla librándose en el consejo de administración de Indra, Moncloa tiene decidido expandir el campo de batalla en Prisa. Fuentes conocedoras de la situación insisten en que, tras el divorcio entre Pedro Sánchez y Joseph Oughourlian, el empresario armenio no ve nada claro seguir adelante con el proyecto televisivo para tener un canal en la Televisión Digital Terrestre (TDT).
Tal y como avanzó este periódico, el presidente del conglomerado mediático ha dado un paso atrás en su idea de avanzar con el plan, por los altos costes que acarrearía lanzar un canal. Además, Oughourlian considera que la televisión no es prioritaria para los intereses de Amber y de la propia Prisa. Más aún cuando el contacto con Moncloa es prácticamente nulo.
El Gobierno, que está ultimando las bases de la licitación para el nuevo canal en la TDT, anhela desde hace tiempo la implantación de una televisión con una línea editorial afín a su gestión, como ya hiciera en su día José Luis Rodríguez Zapatero con La Sexta. Todo estaba previsto para que fuera Prisa quien liderara este proyecto, con la figura de José Miguel Contreras al frente.
Pero con Oughourlian negándose a financiar este proyecto, Moncloa pretende hacer presión para que finalmente Prisa tenga su televisión. Según indican varias fuentes consultadas, Global Alconaba y Adolfo Utor, dueño de Balearia y con una participación en el conglomerado mediático, se han comprometido a buscar financiación para que la nueva TV sea una realidad. El grupo inversor y el empresario son afines al PSOE.
Pero el Ejecutivo guarda otra bala en la recámara en Prisa. Y lo puede hacer a través de Telefónica, como adelantó The Objective y ha podido confirmar este medio. Diversas fuentes consultadas, desde los despachos del grupo editor temen que el Ejecutivo diseñe una maniobra de irrupción en el conglomerado mediático a través de la operadora de telecomunicaciones.
Los informantes deslizan que la Sepi podría imponer la idea en Telefónica de que debe asociarse con Prisa para lanzar la nueva televisión. Una maniobra nada descabellada, puesto que Oughourlian no tiene el total apoyo en el consejo de administración y, ”de llegar la propuesta, tiene altas posibilidades de firmarse”.
El órgano ejecutivo ya tensó la cuerda con el empresario armenio y presionó, en una reunión a final del año, para relevarlo como presidente de la compañía. La salida no pudo materializarse por las exigencias de Oughourlian para abandonar su puesto, tal y como adelantó este periódico. El armenio considera que su estancia en Prisa ha cumplido su ciclo y está abierto a abandonar la sociedad propietaria de El País o Cadena Ser, si bien quiere recuperar buena parte del dinero invertido. Esta cantidad oscilaría en torno a los 350 millones de euros.
Las fuentes consultadas tampoco descartan que Telefónica llegue a plantearse una compra de acciones de Prisa. Este movimiento supondría un hecho histórico, puesto que la operadora abandonó hace poco más de doce meses el accionariado del conglomerado mediático. Eso sí, el rumbo de la operadora era muy diferente al que tiene ahora, ya que el Estado es el principal accionista y puso al frente de la presidencia a Marc Murtra.