En la primavera de 2021 los precios de la electricidad sorprendían al alza e iniciaban lo que pronto se convertiría en la crisis inflacionista más aguda en décadas. El encarecimiento energético se trasladó a las materias primas, a los productos y, por último, a los servicios.
Cuatro años más tarde, las familias españolas acumulan un mayor encarecimiento en la alimentación que en la media de la eurozona y sufren aún presiones en energía y servicios. El pasado viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmaba que la inflación volvió al 3% en febrero, impulsada por la electricidad.
Esta semana el Banco de España reconocía que el repunte de la inflación, si bien se anticipaba en su anterior ejercicio de proyecciones de diciembre, "ha sido algo más intenso de lo esperado debido a una aceleración del componente energético mayor que la prevista tres meses atrás".
Los hogares pagaron una factura de la luz un 28% más cara que un año antes, tras la tregua que dieron los precios desde 2023. Con todo, los precios energéticos son ahora un 37% más caros que en 2021 y, en particular, los de la electricidad han subido un 43%.
Alimentos en máximos y servicios aún al alza
La inflación de los alimentos se ha moderado, con tasas próximas al 2%, pero los niveles son ya máximos. Según consta en el último análisis del Banco de España publicado esta semana, los alimentos se han encarecido más en la eurozona que en EEUU y, a su vez, más en España que en la media del euro.
La razón es que son los alimentos que más consumen los hogares españoles, como el aceite de oliva, los que más han subido. Es decir, la diferencia de composición en la cesta de consumo de las familias españolas y europeas es un factor determinante a la hora de evaluar el impacto de la inflación.
Según el Banco de España, si se aplicara una misma cesta para todos, con el mismo peso en los distintos alimentos, la variación de precios resulta más semejante. En todo caso, por uno u otro motivo, los españoles sufren un mayor encarecimiento en el supermercado, superior al 30%.
Finalmente, los precios de los servicios mantienen tasas de crecimiento anuales superiores al 3% pese a los esfuerzos del Banco Central Europeo (BCE) por controlarlos. Según los últimos datos del INE, en términos generales los precios de éstos son ahora un 14% superiores a los de 2021.
Con todo, en términos agregados, la inflación acumulada respecto a febrero de 2021 asciende al 21% en España, similar a la evolución media de la eurozona. El Banco de España ya empeoró esta semana su previsión de inflación media este año, hasta el 2,5%, como también hizo el BCE para la eurozona.
A principios de mes el eurobanco decidió aplicar otro recorte de 25 puntos básicos en los tipos de interés, pasando del 2,75% al 2,5%. Sin embargo, los analistas definieron esta reunión como la “última fácil” del organismo. La guerra arancelaria amenaza con más inflación y menos crecimiento, poniendo freno al recorte de tipos.
vulcan
16/03/2025 11:42
El tipo de inflación persistente que sufre España viene de gobernar a base de DEUDA PUBLICA sin necesidad de aprobarla en el Congreso. Los efectos de esta deuda desbocada son complejos (más gasto público que hace subir la parte pública del PIB, incluidas empresas privadas dependientes de gasto público, funcionarios, jubilados, subsidiados, etc), pero lo que está claro es que la deuda obliga a subidas de impuestos y eso dispara los mecanismos de inflación persistente, que estará con nosotros los 30 años que tarde en pagarse la deuda y sus intereses (muy superiores al gasto de sanidad anual). Este tipo de inflación es una hipoteca de por vida para cada contribuyente, por eso no tendrán vivienda en propiedad o será la mitad.