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Economía

Wall Street apuesta 60.000 millones por la industria de Defensa en plena escalada de tensión con Irán

Interior de la Bolsa de Nueva York

Los ataques a las refinerías de Arabia Saudí registrados el pasado fin de semana han elevado aún más el clima de tensión geopolítica en la zona ante las acusaciones al Gobierno de Irán de estar detrás de ellos, así como de los registrados en los pasados meses. Los inversores llevan un tiempo apostando en Wall Street por los grandes contratistas de Defensa estadounidenses, descontando la posibilidad de que la Administración Trump decida dar un paso adelante y emprender algún tipo de ataque contra intereses iraníes. En los últimos tres meses, la capitalización de estas compañías ha engordado más de 60.000 millones de euros.

"No quiero una guerra contra Irán pero somos los que mejor preparados estamos". Son palabras pronunciadas por el presidente de EEUU al hilo de las primeras sospechas de que Irán podría estar relacionado con los atentados contra refinerías de Aramco, la petrolera pública saudí. Horas después, el secretario de Estado, Mike Pompeo, emprendía visita al país de Oriente Medio mientras un alto funcionario del Gobierno estadounidense manifestara que las conclusiones de las investigaciones llevadas a cabo apuntan a la implicación iraní y al empleo de misiles de crucero en el ataque.

Aunque ninguno de los anteriores atentados contra intereses petrolíferos saudíes había causado el impacto que tuvo el del pasado fin de semana en el mercado de materias primas (en el que el precio del crudo llegó a subir más de un 14% en una sesión, un hecho inédito desde la primera Guerra del Golfo, en 1991), sí habían contribuido a generar un clima de tensión que no ha pasado desapercibido en los mercados, donde cada vez se habla más de una posible respuesta militar.

Todo apunta a que esta circunstancia es la que provocado el recorrido alcista que los principales contratistas de Defensa de EEUU han protagonizado en Bolsa desde finales de la pasada primavera. En un contexto en el que los principales índices de Wall Street han experimentado avances moderados, en el entorno del 4%, los gigantes de la industria armamentística han disparado sus cotizaciones, en algunos casos a un ritmo casi diez veces superior al de indicadores como el Dow Jones o el S&P 500.

Máximos históricos

Es el caso de Northrop Grumman, que ha experimentado una revalorización superior al 37% desde que comenzaron a producirse los ataques a la industria petrolera saudí. Con una capitalización por encima de los 58.000 millones de euros al cambio actual, es una de las mayores corporaciones del sector de Defensa en EEUU y está situada entre los cinco primeros contratistas del Ejército norteamericano.

El número uno de esta lista es Lockheed Martin, que también es la mayor en términos de capitalización bursátil. En su caso, el incremento de la tensión en Oriente Medio ante la posible implicación de Irán en los atentados se ha traducido en un avance del 31% en Bolsa, lo que ha catapultado su capitalización por encima de la barrera de los 100.000 millones de dólares, por primera vez en su historia.

Con estas cifras, Lockeed Martin dobla en tamaño a otras grandes de la industria General Dynamics (dueña de la española Santa Bárbara) o Raytheon, en conversaciones de fusión con United Technologies. No obstante, éstas también han atraído la atención de los inversores en las últimas semanas, en las que General Dynamics ha subido un 18% y Raytheon, algo más de un 13%.

Las petroleras, la otra cara

Un impacto muy diferente al que se ha registrado durante este tiempo y también desde el atentado del fin de semana entre las petroleras. La desproporcionada reacción del mercado de materias primas no se tradujo en la cotización de las empresas del sector. Sin ir más lejos, este martes el presidente de Repsol, Antonio Brufau, descartó que la compañía se viera beneficiada por la fluctuación experimentada por el crudo a cuenta de los atentados. "No nos beneficia a nosotros ni a nadie", aseguró.

Los expertos señalan que las reacciones del mercado por episodios concretos como éste no son sostenibles y que las compañías reaccionan de forma mucho más positiva a alzas del petróleo que se producen por fundamentales.

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